Por Rosendo Fraga.
Mientras el presidente mexicano, Andrés López Obrador, profundiza y amplía su ofensiva sobre la Suprema Corte, avanza en la organización de su cumbre regional sobre la inflación. Paradójicamente, se suma a los Poderes Ejecutivos de Argentina e Israel que se encuentran impulsando la misma estrategia para tener una justicia políticamente afín. Son un claro ejemplo de democracias que pugnan para evolucionar hacia regímenes populistas. Para el 5 de abril ha convocado a una cumbre virtual para debatir alternativas de contención frente a la inflación creciente a nivel global, la que es mayor en América Latina. Entre las medidas que presentará el presidente mexicano en este encuentro ha mencionado la eliminación de aranceles para productos sensibles. Inició la convocatoria a países con gobiernos populistas, como los de Cuba, Bolivia y Honduras, pero la fue ampliando a Brasil, Argentina, Colombia y Chile, los más importantes de la región por su dimensión. Pero hasta ahora predomina en López Obrador más su retórica que las propuestas concretas. Dijo “vamos a llevar a cabo un plan antiinflacionario de ayuda mutua para el crecimiento, para intercambio económico y comercial”, agregando que “vamos a buscar intercambios en exportación e importación de alimentos, y de otros bienes, con el propósito de enfrentar la carestía de manera conjunta”.
Al cumplirse 10 años de la muerte de Hugo Chávez, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, utilizó el hecho para revitalizar la izquierda regional. El homenaje al extinto presidente, organizado para recordarlo, mostró a su sucesor buscando superar su imagen. Desde esta perspectiva, Maduro ha tenido cierto éxito en superar, y en alguna medida desplazar, a su “maestro”. “Chávez corazón del pueblo” y “Siembra del gigante” fueron los lemas convocantes. Estuvieron presentes el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, y el cubano, Miguel Díaz-Canel. También estuvieron el presidente boliviano Luis Arce y los ex presidentes Evo Morales, Manuel Zelaya y Rafael Correa. A su vez, contó con la presencia de funcionarios de países del Caribe que participaron en la fundación de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), iniciativa conjunta de Chávez y Fidel Castro. Fue un encuentro de afinidad y mutua simpatía de tres gobiernos fuertemente cuestionados por la comunidad internacional, por su autoritarismo y falta de libertad. Cabe señalar que Maduro ya se prepara para la elección presidencial que tendrá lugar hacia fines de 2024, en la cual espera ser reelecto y pasaría a gobernar tanto tiempo como lo hizo su mentor, Hugo Chávez. Frente a este desafío, la oposición intenta revitalizarse pero aún lejos de la unidad necesaria para disputar elecciones -si finalmente son libres- a un régimen autoritario como el venezolano.
Al mismo tiempo, la región andina muestra crecientes problemas de gobernabilidad. Aunque la situación peruana se encuentra en un equilibrio inestable, el débil gobierno de Dina Boluarte logra mantenerse. El parlamento cerró filas exitosamente para impedir la convocatoria de elecciones anticipadas, que proponía inicialmente la presidenta. Un parlamento anarquizado por la multiplicidad de bloques mantiene espíritu de cuerpo para impedir un adelantamiento electoral que lo puede incluir. El Congreso Unicameral, integrado por 130 legisladores, muestra predominio de las distintas facciones de derecha, moderadas o extremas, pero que coinciden en impedir el retorno de Pedro Castillo al poder. Es así como han avanzado las denuncias de corrupción contra él, que continúa detenido. En Chile, el presidente Gabriel Boric se ve obligado a desplegar el Ejército en la frontera norte para impedir la creciente inmigración ilegal, en la cual la nacionalidad más importante es la venezolana. Contra su propuesta de campaña de replegar el Ejército para contener la insurgencia mapuche, se ha visto obligado no sólo a mantenerla, sino ampliarla a la frontera norte. Para la derecha, lo que hace es insuficiente, y para la izquierda, es algo contrario a sus postulados. En Ecuador, la oposición, en la cual convergen los partidarios del ex presidente Correa con organizaciones indigenistas, ha puesto en marcha el pedido de juicio político contra el presidente Guillermo Lasso, recientemente derrotado en un referéndum sobre seguridad. En Colombia, el presidente Gustavo Petro se ve amenazado por la inseguridad pública. La semana pasada tuvo que negociar la liberación de 87 policías antimotines apresados por una multitud insurgente en el interior del país. En Bolivia, la inestabilidad tiene dos frentes. Por un lado, el enfrentamiento del presidente Luis Arce con el departamento de Santa Cruz de la Sierra -bastión de la oposición-, cuyo gobernador ha detenido, y por el otro, el conflicto interno entre el presidente y su mentor, Evo Morales, que es creciente.
La relación de la región con Ucrania gana importancia y tanto Zelensky como Putin buscan acercarse a ella. En la votación que tuvo lugar en la Asamblea de las Naciones Unidas el 23 de febrero, la casi totalidad de los países de América Latina estuvieron en los 141 votos que exigieron el retiro de las tropas rusas. De los 7 votos en contra, hubo uno sólo de la región, que fue Nicaragua. En las 38 abstenciones estuvieron nada más que Cuba, Bolivia y El Salvador. Ucrania puso en marcha durante el mes de marzo una iniciativa diplomática que tuvo como protagonista al propio Zelensky, que planteó su intención de reunirse con Lula para analizar el apoyo de su causa por parte de América Latina. Ya en los primeros meses del conflicto, Lula, en campaña electoral, dijo que Ucrania tenía también parte de la responsabilidad. Desde entonces, la relación se enfrió. Ahora, el presidente ucraniano ha hablado con su colega brasileño en forma virtual como un primer paso. Pero también el canciller ruso, Sergei Lavrov, manifestó en la Cumbre de Cancilleres del G20, su intención de visitar Brasil el próximo mes de abril. En este caso, tratará de extender su viaje a Argentina y otros países. Al cumplirse el año del conflicto, América Latina empieza a involucrarse diplomáticamente en él. Militarmente, las iniciativas de países de la OTAN para que América Latina done material militar a Ucrania no han tenido éxito. El tema subraya la importancia de Brasil como actor global y su rol de referente en la región.
En conclusión: mientras el presidente mexicano impulsa su ofensiva contra la Corte y el INE, convoca a los presidentes de la región a una cumbre virtual para contener la inflación; al cumplirse 10 años de la muerte de Hugo Chávez, Maduro, sutilmente, comienza a competir contra su legado, y si fuera reelecto en 2024, gobernaría más tiempo que su mentor; los desafíos de gobernabilidad se extienden en la región, especialmente de la región andina: Perú, Ecuador, Bolivia, Chile y Colombia; por último, el conflicto de Ucrania empieza a involucrar a América Latina: el presidente Zelensky ha iniciado contactos virtuales con Lula y el canciller ruso ha manifestado su intención de visitar Brasil en abril.