Conflicto con la Corte e internas políticas

Por Rosendo Fraga.

El mensaje del presidente en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, dejó como saldo político el ataque a la Suprema Corte. Es una cuestión en la cual Alberto Fernández y Cristina Kirchner -así como todo el oficialismo- coinciden. Ello profundizó el conflicto con la oposición y también mostró al oficialismo avanzando en un tema que pasó de lo político a lo institucional. Pero el día antes, el último de las sesiones ordinarias, el oficialismo obtuvo un inesperado triunfo al lograr, en la Cámara Baja, la sanción definitiva de la prórroga de la reforma previsional, que permitirá obtener su jubilación a 800.000 personas sin aportes. Cuando la oposición pensaba que el oficialismo no iba a obtener los 129 diputados necesarios para poder sesionar, los obtuvo y la aprobación fue por 134 votos. La semana anterior, el gobernador Juan Schiaretti había impulsado la división del bloque de senadores del Frente de Todos. Pero ahora, sus tres diputados nacionales votaron con el oficialismo. Esto confirma una vez más que los enfrentamientos dentro del peronismo no son tan definitivos como a veces parecen. En cuanto al juicio político en trámite contra la Corte, para esta semana ha sido citado a declarar el fiscal Carlos Stornelli, quien decidirá si se presenta o testimonia por escrito. Esta semana se conocerán los fundamentos de la condena en primera instancia a la vicepresidenta en el juicio de Vialidad. La respuesta política del kirchnerismo será inmediata. El jueves 10 de marzo, la vicepresidenta viajaría a Río Negro para presidir un acto en el cual la militancia pedirá que se presente como candidata en la elección. Al día siguiente, el kirchnerismo, con eje en La Cámpora, realizará un acto con la presencia de Cristina con el mismo objetivo: pedirle que se presente a su reelección como presidenta. 

El conflicto interno en el oficialismo se acentúa pese a los intentos de algunos para atenuarlo, como el Jefe de Gabinete Agustín Rossi. La “mesa política” que se reunió tres semanas atrás para unificar al oficialismo frente a las elecciones -está integrada por 33 dirigentes, de los cuales sólo 7 responden a la Casa Rosada- se ha diluído, y el presidente no parece tener intención de volver a reunirla. Insiste con su candidatura, pero gobernadores, sindicatos y movimientos sociales -que se mostraron reticentes en la movilización por el discurso en el Congreso- se mantienen en silencio y no suman su apoyo. Mientras tanto, el kirchnerismo, en sus diversas expresiones, se aglutina para imponer su línea política dentro del Frente de Todos. El “operativo clamor” que comienza a desarrollarse, pretexta una “proscripción” de la vicepresidenta -sin base judicial- y va en esa dirección. El 24 de junio vence el límite para presentar alianzas y candidaturas para las PASO nacionales. Faltan más de tres meses para ello y la vicepresidenta prolongará la ambigüedad sobre su candidatura lo más cerca de esa fecha posible. Dentro del oficialismo ha comenzado una sorda puja en la política exterior. En abril, el canciller ruso, Sergei Lavrov, visitaría Brasil y ha hecho saber al gobierno argentino su deseo de extender la visita a Buenos Aires. El presidente busca eludir el compromiso, pero la vicepresidenta insiste en que lo reciba, aunque no lo haga públicamente hasta ahora. Por su parte, el ministro de Economía, Sergio Massa, visitará nuevamente Nueva York esta semana, para asistir a la conmemoración del 30° aniversario del lanzamiento de YPF en Wall Street. Será una oportunidad en la cual realizará nuevas gestiones ante el FMI y el Tesoro para obtener el “reequilibramiento” de las metas.

En el campo opositor, crecen las disputas tanto a nivel nacional como provincial y Macri prolonga la definición sobre su candidatura. El ex presidente tiene también el 24 de junio como referencia, y tratará de prolongar lo más cerca posible de esa fecha su definición sobre una eventual candidatura. Ha viajado nuevamente al exterior, pero sigue con atención las alternativas de su espacio político. Ha construido una coalición para enfrentar la candidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta, en la cual reúne a Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y sectores del radicalismo como los que representan los senadores Alfredo Cornejo y Carolina Losada. Si finalmente no es candidato, tendrá poder suficiente para definir quién lo será y reclamar una cuota de poder en el nuevo gobierno, si ganase la oposición. Producida la división frente a las elecciones de Río Negro y Neuquén que se realizan el 16 de abril, siguen sin resolverse los conflictos en Tucumán, Córdoba, Mendoza y Santa Fe, que ponen en riesgo la unidad del espacio. El presidente del radicalismo, Gerardo Morales, presenta su candidatura el 16 de marzo en Buenos Aires. Lo hace desde una posición de debilidad, porque su candidato acaba de perder las primarias para la candidatura a intendente de Trelew (Chubut), Facundo Manes no ha depuesto su candidatura y la Fiesta de la Vendimia mostró una posible alianza de los sectores del PRO que más se han alineado con Macri, con figuras relevantes del radicalismo. A dos semanas del lanzamiento de la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta, este mantiene su proyecto de centro “anti grieta”, pero se encuentra a la defensiva frente a Macri.

Al mismo tiempo, la dinámica social se complica y la alta tasa de inflación acentúa el malestar social y las tensiones. El Bloque Unidad Piquetera, dominado por la izquierda, pone en marcha un “plan de lucha” que se inicia el 13 de marzo con acampes y cortes en la Avenida 9 de Julio, continúa el 5 de abril con cortes de rutas en todo el país y culminaría el 1° de mayo, con una concentración frente a la Casa de Gobierno. Los sindicatos, por su parte, no acatan la pauta salarial establecida por el ministro Sergio Massa y ponen sus reclamos con una expectativa ahora superior al 100% de inflación para 2023. Después de este problema, la inseguridad es la segunda demanda de los argentinos. La amenaza contra la familia de la esposa de Lionel Messi ha proyectado el problema no sólo en la Argentina, sino en la imagen externa del país, dada la trascendencia del último mundial. Aunque el gobierno provincial de Santa Fe es oficialista, sus diferencias con el gobierno nacional son profundas y la violencia narco las agrava. El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, tuvo una expresión poco feliz al decir que se había perdido la guerra contra los narcos, librada durante los últimos 20 años. Son exactamente las dos décadas en las que el kirchnerismo predominó en la política argentina y ocupó la presidencia el 80% de ese tiempo. La inseguridad y el narcotráfico será un problema permanente durante el año electoral. En un hecho poco comprensible, el Banco Centroamericano de Integración Económica aprobó un crédito de 400 millones de dólares para financiar el Plan Argentina contra el Hambre (Pach) destinado a 2.4 millones de familias argentinas. Paradojalmente, la situación social centroamericana es peor que la de Argentina.

En conclusión: el discurso del presidente ante la Asamblea Legislativa, en términos políticos terminó centrado en el ataque a la Suprema Corte, uno de los pocos temas en los cuales el oficialismo se muestra unido; el kirchnerismo intentará retomar la iniciativa política con actos de movilización popular para pedir que Cristina se presente nuevamente para la Presidencia; las divisiones se acentúan en la oposición, con los conflictos entre la UCR y el PRO, y dentro de cada una de estas fuerzas, así como también en provincias y municipios; por último, la inflación es la primera demanda de la sociedad y la inseguridad la segunda, y en ambas el gobierno nacional está fracasando.

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