A un año de la invasión rusa a Ucrania, no hay solución a la vista

Por Rosendo Fraga.

La posibilidad de paz en Ucrania se alejó, al cumplirse el primer año de la invasión. Desde el punto de vista de Occidente, al mismo tiempo que Biden se negaba a dar cazas multipropósito a Ucrania, decía que se iba a brindar al gobierno de Zelensky todo el apoyo necesario para ganar la guerra en el curso de este año, una afirmación un tanto contradictoria para los ojos de Ucrania. Las últimas dos semanas, tanto el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Anthony Blinken, como el director de la CIA, William Burns, sostuvieron públicamente que tenían información acerca de que China se disponía a entregar, por vía directa o indirecta, armamento letal a Rusia. Ello implicaría un cambio sustancial en la posición de Beijing, que ha mantenido la relación económica con Rusia en forma inalterable durante el conflicto, pero que se cuidó de no proveer material militar letal. La información de inteligencia estadounidense no tuvo corroboración, pero tampoco fue desmentida, pero sí por parte de China. En los días siguientes al aniversario, las acciones militares se intensificaron. Rusia atacó con los llamados “drones suicidas” decenas de puntos estratégicos de Ucrania. A su vez, ésta respondió con armas similares que llegaron al territorio ruso e incluso a 100 kilómetros de Moscú. Por su parte, el presidente Zelensky reconoció que la situación en torno a la ciudad de Bakhmut se está tornando crítica. Se trata de un punto estratégico que ha adquirido valor simbólico por los meses de combate que han tenido lugar en torno al mismo.

El 21 de diciembre, Henry Kissinger publicó en The Spectator una propuesta concreta con una hoja de ruta para retomar la diplomacia como instrumento frente a la guerra de Ucrania. Concretamente, decía que ambas partes debían aceptar realidades geopolíticas que habían surgido con la guerra. Sostenía que el pedido de incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN y la alianza de ella con Ucrania habían tornado inviable el reclamo de Rusia de que la OTAN no llegara hasta sus fronteras. Así también, el pedido de Moscú de que Ucrania fuese “neutralizada” desde el punto de vista militar, ya no era posible. Asimismo, sostenía que Ucrania iba a tener que aceptar que Crimea y la parte del Donbass que ocupaba Rusia antes de la invasión, no iba a poder recuperarlas. Proponía entonces el retorno de las tropas de ambas partes al punto en que estaban el 24 de febrero de 2022. Respecto a la parte del Donbass ocupada por Rusia después de esa fecha -entre el 3 y 4% del territorio ucraniano- debía ponerse bajo control internacional y eventualmente someterlo a un referéndum con supervisión internacional si la población de esta zona deseaba pertenecer a Ucrania o a Rusia. La propuesta de Kissinger agregaba que Occidente iba a tener que aceptar que Rusia seguía siendo una potencia nuclear. No fue una propuesta ni debatida, discutida o rebatida, sino que fue ignorada. Para que toda esta propuesta pudiera llevarse adelante ahora, hubiese sido necesario una nueva versión del tratado de control nuclear Start III -que acaba de abandonar Rusia-, para así reconocer el rol de este país como potencia nuclear. 

Los 12 puntos de la propuesta de paz presentada por China tuvieron el rechazo de Estados Unidos y la Unión Europea, sin advertir -como sí lo hizo Zelensky- que el cambio de actitud de Beijing debía ser registrado. La posición del gobierno estadounidense fue clara: descartó la propuesta -denominada “Plan de paz”- porque eludía condenar la invasión rusa. Lo hizo sin mayores explicaciones. Rusia, de acuerdo al vocero de la presidencia, señaló que hay que prestar “gran atención” a la propuesta, pero que sus detalles llevarán mucho tiempo y deben ser analizados minuciosamente. Las autoridades ucranianas, tras un rechazo inicial, manifestaron a través del propio Zelensky que la propuesta es “un cambio positivo”, por “el hecho de que China aborde el conflicto”. Cabe señalar que la propuesta de Beijing contempla, además del cese del fuego, la apertura de negociaciones, el intercambio de prisioneros, la protección de las centrales nucleares y un levantamiento de las sanciones unilaterales. De acuerdo a expertos occidentales, la propuesta china -presentada el mismo día del aniversario de la invasión- ve claramente el conflicto en Ucrania como un producto de lo que llama “mentalidad de guerra fría” y de una “arquitectura de seguridad anticuada en Europa”. Pero en los países de la OTAN generó sólo rechazos. El Consejero de Seguridad de las Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo que la propuesta debió haber quedado en las dos primeras líneas: “respetar la soberanía de los países”. Por su parte, el presidente Biden sostuvo que “la guerra podría terminar mañana si Rusia deja de atacar a Ucrania y retira sus fuerzas”. La posición estadounidense sostuvo también que la propuesta china no era válida por poner a las dos partes del conflicto en pie de igualdad en su responsabilidad.

Mientras tanto, el reclamo a Rusia para que retire sus tropas de Ucrania obtuvo 141 votos a favor en la Asamblea de la ONU, confirmando la toma de posición de la comunidad internacional un año atrás. El 2 de marzo de 2022, una semana después de la invasión rusa a Ucrania, la Asamblea de la ONU votó condenar la invasión por 141 votos a favor, 35 abstenciones y 5 votos negativos. Veintidós días después, el 24 de marzo, se votó una moción para exigir a Rusia que retire sus tropas del territorio ucraniano. Los votos a favor bajaron a 140 (un voto menos), las abstenciones pasaron de 35 a 38, y los votos negativos se mantuvieron exactamente igual, en 5. Por la abstención se manifestaron nuevamente las potencias nucleares asiáticas (China, India y Pakistán), países importantes de Asia (como Vietnam y Bangladesh), África (Sudáfrica) y Medio Oriente (Irán). Los países del G7 -que son todos de la OTAN salvo Japón- y la Unión Europea volvieron a ser el núcleo de la condena, que arrastró a decenas de países en América Latina, África y Asia, con el argumento de preservar el valor de la soberanía. El día antes de cumplirse un año de la invasión, el 23 de febrero de 2023, se presentó una moción condenando a Rusia y exigiendo el repliegue de sus tropas. Obtuvo 141 votos a favor, 32 abstenciones y sólo 7 votos en contra, prácticamente el mismo resultado que al comenzar el conflicto. Éste muestra que claramente las posiciones son tres: los que apoyan a Ucrania, los que condenan la invasión pero no se suman a las sanciones económicas, y los que ni condenan la invasión ni apoyan las sanciones económicas. Las tres votaciones de la ONU mencionadas expresan la suma de las dos primeras posiciones. La negativa a sumarse a las sanciones económicas se da de hecho y más del 75% de los países no se han sumado a ellas. 

En conclusión: al cumplirse un año de la invasión rusa a Ucrania, las posibilidades de paz se alejan; Kissinger presentó una “hoja de ruta” el 21 de diciembre para la paz en este conflicto, que fue ignorada; el “Plan de paz” presentado por China el 24 de febrero fue rechazado de plano por los países occidentales, pero Zelensky, al igual que Rusia, reconoció su importancia, con distintos argumentos; por último, la votación del 23 de febrero en la Asamblea de la ONU mostró que se confirmó el rechazo a la invasión por 141 votos, exactamente la misma cantidad que al comenzar el conflicto bélico.

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