Por Rosendo Fraga.
El jueves 16 de febrero, el oficialismo intentará recomponer una imagen de unidad con vistas a la elección presidencial. La llamada “mesa política” convocada por el presidente Alberto Fernández no tiene por delante un cometido fácil. Las tensiones con el kirchnerismo son intensas y el encuentro del presidente con el ministro Eduardo “Wado” de Pedro -el más próximo a la vicepresidenta- sólo es una imagen para bajar la tensión. El kirchnerismo insiste en que la mesa debata la gestión de gobierno y no sólo la estrategia electoral. El presidente resiste esta posición, negándose a abrir la puerta a la injerencia de sus adversarios internos dentro del oficialismo. Este sector definirá sus representantes. Está claro que no concurrirá la vicepresidenta y está en discusión si lo hará su hijo Máximo. Los gobernadores se mantienen equidistantes y la vicepresidenta logró que no concurran a una convocatoria realizada por el presidente, que debió suspenderla. Alberto Fernández tomó una decisión: la designación del actual Jefe de la AFI, Agustín Rossi, como Jefe de Gabinete en reemplazo de Juan Manzur, quien renunció a dicho cargo para concentrarse en su candidatura a vicegobernador en Tucumán. Rossi implica la llegada a un cargo relevante de un dirigente con experiencia, que fue muy kirchnerista en el pasado, pero que ahora está alejado de la vicepresidenta. Así como la permanencia de Wado de Pedro en el Ministerio del Interior después de haber desafiado al Presidente es un signo de debilidad de éste, la designación de Rossi intenta ser un gesto de independencia.
Pero el oficialismo se presenta unido frente al juicio político contra la Suprema Corte. El jueves 9 de febrero, la Comisión de Juicio Político de la Cámara Baja votó la admisibilidad de la denuncia por 16 a 15 votos de la oposición. No faltó ninguno de sus 31 integrantes. Las posiciones estuvieron fuertemente enfrentadas. Se decidió que las 14 acusaciones serán tratadas en torno a cada miembro de la Corte por separado. La primera semana de marzo se comenzará con Horacio Rosatti, presidente del máximo tribunal. El tratamiento de los cuatro casos durará semanas. El kirchnerismo piensa que este proceso tendrá impacto político y que neutralizará el costo que genere para la vicepresidenta el avance de las causas por corrupción que la afectan. En este marco, la última sesión de la Cámara Baja fue el 24 de noviembre de 2022 y el juicio político a la Corte hace improbable que se reúna antes del 28 de febrero de este año, cuando finalizan las extraordinarias convocadas por el Ejecutivo, las que terminarán sin ninguna reunión de las dos Cámaras. El oficialismo realiza un último intento para que en Diputados se apruebe la moratoria previsional, lo que no parece fácil. El ministro de Economía, Sergio Massa, apoya también el juicio político a la Corte. Al mismo tiempo, parece tomar cierta distancia de su eventual candidatura presidencial ante señales económicas como la inflación de enero, que se conocerá esta semana, que no son favorables. Por su parte, los distintos sectores sindicales se van adelantando a fijar posiciones. La CGT impulsa la candidatura de Massa; uno de sus dirigentes, Armando Cavalieri, la de Juan Schiaretti; el sector que lidera Moyano busca analizar las candidaturas que apoya La Cámpora, para ver si se suma o no; y los piqueteros oficialistas lanzan su partido propio para integrarse al Frente de Todos.
En el campo opositor, la puja interna sigue dominando tanto en la candidatura presidencial como frente a las elecciones anticipadas. Por un lado, se desarrolla una puja entre la UCR y el PRO. El radicalismo muestra eventuales candidatos como Gerardo Morales, Martín Lousteau y Facundo Manes, con el objetivo de negociar con el PRO desde una posición de fuerza. Mauricio Macri sigue sin rechazar su candidatura y María Eugenia Vidal ha dicho que renunciará a la propia si el ex presidente se presenta. La pugna entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich se mantiene e intensifica, y ambos ven con recelo la incertidumbre que genera Macri. El triunfo del candidato radical en La Pampa sobre el del PRO en las PASO, tiene impacto por ser el inicio del cronograma electoral de 2023. Pero votó sólo el 10% del total del padrón provincial. El 16 de abril se realizan las dos primeras elecciones de gobernador: Río Negro y Neuquén. En la primera, Juntos por el Cambio no logró acuerdo y se han presentado dos listas a nivel provincial, una en torno a la UCR y otra con eje en el PRO. Algo similar sucede en Neuquén, donde la principal fuerza opositora también se ha presentado dividida, el PRO en alianza con Rolando Figueroa, un disidente del Movimiento Popular Neuquino, y otra constituida por la UCR y la Coalición Cívica, que en Río Negro va en alianza con el PRO. En tanto, Elisa Carrió -quien dijo que si Javier Milei gana, ella se exiliará- confirmó que se presentará como candidata presidencial en las PASO, complejizando más la candidatura presidencial de Juntos por el Cambio.
La opción de una candidatura de Sergio Massa por el oficialismo y otra de Horacio Rodríguez Larreta por la oposición, es bien vista por empresarios e inversores. Ambos constituyen las alas moderadas de las dos coaliciones que compiten y son pragmáticos. Además tienen buena relación entre ellos. Esta ecuación política podría permitir consensos al converger sobre el centro. De darse esta situación, pasaría a ser secundario quien gane o pierda, ya que uno será el jefe del oficialismo y el otro de la oposición. De esta forma, se anularía la influencia de Cristina y Macri que impide los consensos y se cerraría la grieta como eje de la política argentina. El ex presidente, por su parte, ha expresado en reuniones partidarias la conveniencia de que la crisis económica subyacente se explicite antes de la elección, para evitar que afecte a un futuro gobierno de la actual oposición en sus primeros meses de gestión. El comunicado de la conducción partidaria sobre la deuda en pesos se inscribe en esta estrategia. Pero una opción entre Massa y Larreta se parece al modelo político de Occidente, vigente en las últimas décadas del siglo XX. Hoy la situación es distinta y predominan las políticas de confrontación en Estados Unidos, Europa y América Latina, con lo cual no es fácil que esta sea finalmente la opción electoral que se plantee.
En conclusión: la reunión de la mesa política del oficialismo no pretende dar una solución al conflicto interno que lo aqueja, pero sí una imagen de tregua en función de la estrategia electoral; el juicio político a la Corte es el eje del conflicto político e institucional que paraliza el funcionamiento del Congreso y que muestra al oficialismo unido; la pugna por la candidatura presidencial dentro de la oposición sigue sin encauzarse, mientras que las divisiones en las provincias se acentúan, más allá del resultado de La Pampa; por último, la posibilidad de que finalmente la elección quede planteada entre Massa y Larreta parece más una expresión de deseo que el escenario probable.