¿Cuánto importa la Celac?

Por Rosendo Fraga.

Buenos Aires es sede del 23 al 25 de enero de tres encuentros internacionales simultáneos: el bilateral entre los presidentes de Argentina y Brasil, el de la Celac y el de la Cumbre de los Pueblos. Comenzando por el primero, permite una recomposición de la relación entre ambos países tras una difícil relación entre el presidente Alberto Fernández de Argentina y el ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. En los pasados tres años, las diferencias ideológicas y la mala relación personal impidieron avances sustanciales. Ahora, antes de cumplir un mes en el gobierno Lula, se da este encuentro entre los dos presidentes, que reimpulsa esta relación. Los dos coincidieron en retomar el proyecto de Unasur y de mantener el del Mercosur. Frente a su crisis, plantearon acelerar la incorporación de Bolivia como miembro pleno y otro tanto la de Venezuela. En lo bilateral, se firmó un acuerdo de 80 puntos, que intenta un modelo de integración hacia el largo plazo. El que tuvo mayor impacto fue el de la moneda común, la que se denomina “Sur”. Pero frente al entusiasmo argentino, el mismo presidente brasileño advirtió que se trata del primer paso de un largo proceso. En lo inmediato, queda restringido al tema comercial y la posibilidad de un “swap”. El financiamiento del gasoducto que podría unir Vaca Muerta con el sur de Brasil fue mencionado. En lo político-ideológico, hubo referencia específica a la manipulación de la Justicia, y concretamente a la doctrina de los gobiernos de centroizquierda de la región, centrada en el “lawfare”. 

La Cumbre de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) significó el retorno de Brasil a esta organización. La suspensión de la participación se había hecho efectiva durante la presidencia de Bolsonaro. Se reúne la séptima Cumbre de Jefes de Estado de esta organización. De los 33 países que la integran -sólo Estados Unidos y Canadá están excluidos del continente americano-, asistieron sólo 15, pero fue importante la presencia de los presidentes sudamericanos, que son 12, de los cuales estuvieron los de Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Uruguay y Paraguay. De América Central participó Honduras y del Caribe, Cuba. No estuvieron los presidentes de México, Nicaragua y Venezuela. Aunque la intención era que las dictaduras de la región participaran a nivel presidencial tras su exclusión de la de las Américas en Estados Unidos en 2022, ello no pudo concretarse. El presidente cubano estuvo presente en momentos en que la Administración Biden inicia una etapa de mayor flexibilidad en la relación bilateral. La ausencia de Maduro fue por temor a una orden de captura que fuera solicitada por la DEA y por el clima hostil a su presencia gestado por sectores de la oposición argentina. Asistieron también media docena de Jefes de Gobierno de “islas-estado” del Caribe. Cabe señalar que siete de ellos tienen al Rey de Inglaterra como su Jefe de Estado, aunque al mismo tiempo dos integran el ALBA, la alianza gestada por Hugo Chávez y Fidel Castro a comienzos del siglo XXI. A su vez, dos de estos pequeños países ya han dado pasos para convertirse en repúblicas. Cabe señalar que la Celac carece de una estructura permanente propia como la OEA: es sólo una organización para concertar políticas entre sus estados miembros.

La Celac es un ámbito regional del cual Estados Unidos está al margen y China y Rusia lo ven como una plataforma para relacionarse con América Latina y el Caribe. Estados Unidos y Canadá están en la OEA, pero no en la Celac, al revés de lo que sucede con Cuba. Cabe consignar que el presidente argentino excluyó al Secretario General de la OEA de la Cumbre reunida en Buenos Aires, argumentando decisiones adoptadas frente a diversas crisis regionales, especialmente la de Bolivia, en la cual fue destituido Evo Morales. Hasta el momento, China ha realizado reuniones periódicas con la Celac a nivel de ministros, buscando potenciar la relación de Beijing con la región. Busca crear una plataforma que dé marco al comercio y las inversiones con América Latina y el Caribe, y que además permita integrar más países al proyecto de la “Nueva Ruta de la Seda”, al cual ya están incorporados cerca de la mitad de los miembros de la Celac. Esto ha generado reticencias por parte de Washington. Rusia ahora busca un proceso análogo, que al formalizar una relación entre Rusia y la Celac, contribuya a romper el aislamiento internacional que sufre Moscú desde la invasión a Ucrania. Pero en este marco, la Unión Europea también ha iniciado un proceso de aproximación a esta organización de Latinoamérica y el Caribe. En el segundo semestre de 2022 se realizó también en Buenos Aires un encuentro de los cancilleres de la Unión Europea y los de la Celac, en el cual se acordó la realización de una Cumbre a nivel presidencial a realizarse en España en el segundo semestre de 2023. El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, que en ese momento ejercerá la presidencia pro témpore de la Unión Europea, impulsa este encuentro, que ya está confirmada. Estados Unidos impulsa un mayor rol de la Unión Europa en la región para compensar la influencia de China y Rusia.

Pero también se reunió en paralelo, en la capital argentina, la llamada Cumbre de los Pueblos, que reúne a dirigentes políticos, sociales e indigenistas de la corriente “progresista” que predomina hoy en la región. Esta entidad que lidera Evo Morales, adquiere creciente protagonismo en función de conflictos como los que vive Perú desde el 7 de diciembre. En el caso argentino, integran esta cumbre agrupaciones del ala extrema del kirchnerismo. Hacen propios los reclamos de los sectores más combativos en términos sociales y étnicos. El “estado plurinacional” de Bolivia es el modelo ideológico que impulsa. Podría decirse que está a la izquierda del Foro de San Pablo, que se fundó antes de que Lula llegara a su primera presidencia, y el Grupo de Puebla, gestado a fines de la segunda década del siglo, siendo Alberto Fernández su primer integrante en llegar a la presidencia de su país. Desde el punto de vista político, la conferencia de la Celac se realiza en momentos en que la crisis de Perú ha generado diferencias entre los presidentes de México y Brasil. López Obrador pide la liberación y el regreso a la presidencia de Pedro Castillo. Lula, en cambio, apoya la vigencia de la constitución en la contención y solución de la crisis. El presidente argentino oscila entre ambos. Pero la crisis generada por los partidarios de Bolsonaro el 8 de enero, que ocuparon con actos de violencia las sedes de los tres poderes, ha unificado políticamente la región en rechazo del hecho. El presidente brasileño instó públicamente a frenar el avance de la “derecha fascista” y la Cumbre de los Pueblos reclamó contra las “élites” que dominan el sistema económico y por la democratización de la Justicia. Por su parte, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, argumentó para no estar presente, que sectores de la “ultraderecha” de la oposición argentina preparaban desórdenes en rechazo a su presencia.

En conclusión: la reunión bilateral de los presidentes de Brasil y Argentina implicó relanzar la relación entre los dos países, interrumpida durante la presidencia de Bolsonaro; la presencia de Brasil en la Cumbre significó su retorno tras la suspensión que determinó el último presidente brasileño; la Celac es vista como una plataforma de acceso a la región por China y Rusia, mientras que Washington tiene reparos e impulsa un mayor protagonismo de la Unión Europea para compensar; por último, la Cumbre de los Pueblos realizada en forma paralela fue una de las manifestaciones del giro ideológico regional, como también las menciones de Lula y Maduro a los avances de la “ultraderecha”.

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