Por Rosendo Fraga.
En el terreno operativo, la Cumbre de la OTAN de Madrid resolvió un fuerte incremento de los efectivos de su fuerza de respuesta rápida. Contempla desplegar 300.000 hombres en cualquier punto de los 30 países miembros (que serán 32 al final del proceso de incorporación de Suecia y Finlandia), en un máximo de 30 días si lo exigiera una emergencia o crisis. En la actualidad esta fuerza tiene 40.000 hombres, la mayoría de ellos estadounidenses y estacionados en Alemania. Para cumplir este objetivo, se prevé un primer nivel con aproximadamente 100.000 hombres que se desplegarían en un plazo de hasta 10 días. En un segundo nivel, otros 200.000 hombres que podrían estar desplegados en un plazo de entre 10 y 30 días. El tercer y último nivel llegaría a integrar medio millón de hombres desplegados en un plazo de entre 30 y 180 días. Estas fuerzas estarían preasignadas a “planes específicos” y mejorarán sustancialmente la capacidad de la OTAN de responder con rapidez frente a amenazas imprevistas. La transición hacia esta nueva organización de las fuerzas de respuesta rápida estaría completa a fines de 2023. Es un objetivo de difícil cumplimiento. No será fácil para muchos de los países miembros tendrán que realizar grandes esfuerzos para participar en esta reorganización militar, que además obligaría a incrementar las tropas estadounidenses acantonadas en Europa. La OTAN creó “ocho agrupamientos tácticos” con asiento en Lituania, Estonia, Letonia, Polonia, Rumania, Hungría, Eslovaquia y Bulgaria, todos países que estuvieron bajo el dominio comunista, que triplicarán los efectivos de este tipo de unidades. También reforzará sus efectivos en la región báltica. Se ratificó el compromiso de los países miembros de llevar el gasto en defensa al 2% del PBI, pero no llegan a un tercio los que lo cumplen.
China y Rusia criticaron fuertemente el nuevo enfoque estratégico de la OTAN para el largo plazo, que considera a la primera un “desafío sistémico” y a la segunda la “principal amenaza”. Rusia consideró dicho enfoque como “anclado en la Guerra Fría” y China que la “ataca y difama maliciosamente”. Por su parte, voceros del gobierno chino sostuvieron que “treinta años después, la OTAN aún continúa con su táctica de crear enemigos y de fomentar la confrontación de bloques. Daremos respuestas firmes y decididas a todo acto que socave nuestros intereses. Ellos son el verdadero desafío sistémico para la paz y la estabilidad mundiales, ya que lanzan guerras por todas partes, matando a civiles inocentes”. El titular de la Duma rusa, Viacheslav Volodin, contestó a los anuncios realizados por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg: “dice que nuestro país tendrá más OTAN junto a sus fronteras. Se alegra antes de tiempo. No estudió geografía en la escuela. En caso de que Finlandia y Suecia ingresen al bloque, este tendrá más Rusia en sus fronteras”. Desde Moscú, el Canciller Sergei Lavrov, adelantó que “si despliegan contingentes e infraestructura militar en nuestra frontera, tendremos que responder de manera simétrica y crear las mismas amenazas para los territorios desde los que nos amenacen”.
El nuevo Concepto Estratégico aprobado en la Cumbre de la OTAN de Madrid implica un cambio sustancial respecto al anterior, que estaba vigente desde 2010. Doce años atrás, la Cumbre anual de la alianza militar occidental caracterizaba a Rusia como un “socio” en materia de seguridad y no contemplaba antagonismo alguno con China. Se trata de un cambio drástico, precipitado por la guerra de Ucrania. Por ello, considera a Rusia “la amenaza más significativa y directa a la seguridad de los aliados y a la paz y estabilidad del área Euro-Atlántica”. La OTAN caracterizó la guerra entre Rusia y Ucrania como “la crisis de seguridad más grave que hemos enfrentado desde la Segunda Guerra Mundial, y genera la mayor revisión de nuestra defensa colectiva”, sintetizó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Además de comprometer los esfuerzos militares en los tres dominios clásicos (tierra, mar y aire), mencionó también la necesidad de enfrentar las amenazas cibernéticas, espaciales, híbridas, asimétricas y el uso “malicioso” de tecnologías emergentes y disruptivas. El secretario general de la OTAN también subrayó como amenaza “la dependencia de regímenes totalitarios” por parte de Occidente, en referencia al gas y petróleo de Rusia, pero también a la capacidad de China en “infraestructuras críticas” como las redes 5G.
Pero también la Cumbre de la OTAN proyectó las amenazas extrarregionales. Asistieron como invitados los cuatro países que son aliados de los Estados Unidos en el Indopacífico y que perciben a China como amenaza: Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. El Mediterráneo, que es el flanco sur de la OTAN y preocupa a España, Francia, Italia y los países balcánicos, fue también asumido como amenaza. Por esta razón, en África hubo especificaciones: la inestabilidad de Libia y el terrorismo en el Sahel (a ello se agrega que los mercenarios rusos de la empresa Wagner están en Malí). España intentó sin éxito que sus posesiones en el norte del continente en Ceuta y Melilla fueran consideradas territorio de la OTAN. Medio Oriente fue asumida como una región de la cual podrían provenir amenazas, pero se eludió mencionar a Irán, pese al conflicto existente por su desarrollo nuclear. Afganistán tampoco fue mencionado específicamente, ni Siria, donde actúan grupos sobrevivientes del terrorismo islámico. El conflicto palestino-israelí fue obviado. Latinoamérica estuvo al margen del documento de la OTAN. Ello muestra su irrelevancia estratégica, con las ventajas y desventajas que esa situación tiene.
En conclusión: la Cumbre de la OTAN de Madrid decidió un fuerte incremento de las fuerzas de la alianza atlántica, y ratificó el compromiso de sus miembros de destinar el 2% de su PBI a defensa; en el enfoque estratégico hacia el largo plazo, considera a Rusia como “amenaza” y a China como “desafío”; estos conceptos estuvieron totalmente ausentes en la Cumbre de 2010, en la que se caracterizó a Rusia como “socio” para la seguridad de Europa; por último, se asumió que la OTAN tiene intereses de seguridad en el Indopacífico, el norte de África y el Cercano y Medio Oriente, aunque sin demasiadas especificaciones.