Por Rosendo Fraga.
La improvisada gira del Presidente por Europa quedó dominada por la lucha interna que se desarrolla dentro del oficialismo. Que con pocos días de anticipación Alberto Fernández haya logrado ser recibido por los Jefes de Gobierno de España, Alemania y Francia en cuatro días, es en sí mismo un éxito relevante. Pero no hubo una agenda clara y la posición del Presidente argentino de cuestionar las sanciones económicas a Rusia y decir que es necesario lograr la paz, no sólo no fueron una novedad, sino que además contrastó con la de estos tres países que son miembros de la OTAN. El Presidente tampoco llevó iniciativas concretas en las que Argentina podría jugar un papel, como el convocar una cumbre de países exportadores de alimentos en esta emergencia. La gira, tanto en los medios locales como en los internacionales, estuvo centrada en la lucha interna que se desarrolla dentro del oficialismo. El martes 10 de mayo, en Madrid, Fernández cuestionó abiertamente a la Vicepresidenta y sostuvo que los funcionarios que están en desacuerdo con el aumento de tarifas de los servicios públicos, pueden abandonar el Gobierno. A ello agregó su intención de presentarse a la reelección. Probablemente ha sido la manifestación más dura hasta ahora del Presidente frente a su rival y Vicepresidenta. Pero la situación cambió rápidamente. Dos días después, desde París, el Presidente negó que presentarse a la reelección sea una decisión tomada y moderó sus diferencias con la Vicepresidenta.
La realidad es que la lucha interna se intensifica con múltiples manifestaciones, que no se acallaron durante los cuatro días de la gira, aunque la Vicepresidenta a cargo del Ejecutivo haya guardado silencio. Como ha sucedido en los otros viajes del Presidente, Cristina Kirchner cuando lo reemplaza, se mantiene en silencio, no firma nada y no ocupa el despacho de la Casa de Gobierno. El cambio del Presidente, que en 48 horas pasó de anunciar su decisión de presentarse a su reelección, a diluirla después, tuvo una causa muy clara: sólo uno de los veinticuatro gobernadores la apoyó explícitamente -el de Tierra del Fuego- y nada más que uno de sus ministros -Aníbal Fernández, de Seguridad- hizo lo mismo. Este silencio mostró rápidamente al Presidente que no había margen político para confrontar con la Vicepresidenta -que hasta ahora no ha manifestado intención de presentar su candidatura a Presidente-, que además, en todas las encuestas, le estaría ganando a Fernández en las PASO. Pero al mismo tiempo, el Presidente cedió en cuanto a las medidas por las que presionan el kirchnerismo y sus aliados. Aceptó el reclamo de Máximo Kirchner de adelantar el pago del aumento del salario mínimo que favorece a jubilados y pensionados que cobran el mínimo, y a los beneficiarios de planes sociales. También cedió frente al reclamo de Sergio Massa -que con su actitud tomó distancia de la Casa Rosada- de adelantar a mediados de año el aumento del mínimo no imponible para el pago del impuesto a las ganancias. La puja se sigue desarrollando en torno a la permanencia o no del ministro de Economía y Finanzas, Martín Guzmán, transformado en el blanco número uno del kirchnerismo.
Al mismo tiempo, las tensiones dentro de la oposición se agudizan y comienzan a plantear la posibilidad de una ruptura. En gran medida, los políticos argentinos fijan posiciones con fotos más que con discursos. La que se sacó el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, con los tres gobernadores radicales -Suárez de Mendoza, Valdés de Corrientes y Morales de Jujuy- fue una respuesta a las declaraciones de Macri de que la unidad por sí sola no era suficiente, e incluso puede ser negativa. A su vez, el ex Presidente utilizó con eficacia la visita del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, para gestualizar su liderazgo, actuando como anfitrión en los encuentros que se realizaron tanto en su propia casa, como en la comida anual de la Fundación Libertad. A su vez, Patricia Bullrich no renuncia a su candidatura presidencial. Pero Macri, con menos imagen positiva que los otros dos precandidatos del PRO, va avanzando como líder político y gestando su propia candidatura. Ya no intenta ocupar el centro como años atrás, sino que asume plenamente una postura de centroderecha, consciente de que Javier Milei es el verdadero riesgo de Juntos por el Cambio para ganar la elección de 2023. En este contexto, la propuesta del líder libertario de competir en las PASO con Macri generando un espacio de derecha que deje afuera al centro, va cobrando viabilidad. La decisión de Miguel Ángel Pichetto de presentar su propia candidatura, muestra la disgregación que va generando la lucha interna dentro de la oposición.
En lo institucional, el conflicto del Ejecutivo con la Corte se agudiza, al mismo tiempo que la política exterior muestra contradicciones en el ámbito continental. El ministro de Justicia, Martín Soria, atacó dura y frontalmente al Máximo Tribunal, diciendo que “a los jueces de la Corte Suprema de Justicia no les gusta que le digan la verdad” y los acusó de ser lo “padrinos de la persecución política, judicial y mediática que se montó durante los cuatro años del macrismo”. Sus declaraciones continuaron en esta línea. En este conflicto, el Presidente ha decidido no confrontar con Cristina, y con su silencio avala la posición de su ministro. Mientras tanto, el proyecto del kirchnerismo para volver a los 20 miembros del Consejo de la Magistratura, diferente al dispuesto por la Corte, ya ha sido aprobado en el Senado, pero enfrenta dificultades en Diputados, donde la oposición tendría mayoría suficiente para aprobar el proyecto de la boleta única. La presencia del Máximo Tribunal en pleno, acompañado de los jueces federales, reclamó al Ejecutivo por su falta de apoyo en la lucha contra el narcotráfico. En política exterior, frente a la Cumbre de Presidentes de las Américas, que tendrá lugar del 6 al 10 de junio en Los Ángeles, se asume una postura contradictoria con la posición de Washington. El Presidente mexicano, Andrés López Obrador, ha manifestado que no participará si no son incluidas en la Cumbre Cuba, Venezuela y Nicaragua -a los cuales se suma Bolivia en solidaridad-. Por su parte, el Presidente argentino ha reclamado que la reunión sea sin exclusiones y ha realizado el pedido como Presidente pro témpore de la Celac, que reúne a todos los países del continente con la sola exclusión de Estados Unidos y Canadá. Simultáneamente, el gobierno argentino decidió que el buque escuela argentino Fragata Libertad visite La Habana en un gesto de cordialidad diplomática, lo que hace varios años no sucedía.
En conclusión: la gira europea del Presidente quedó centrada en la lucha interna que se desarrolla dentro del oficialismo, debido a sus propias declaraciones; esta puja, que en realidad es por el liderazgo, se intensificará en los próximos días, con nuevos ataques del kirchnerismo al ministro Guzmán; al mismo tiempo, las divisiones y conflictos se profundizan en la oposición, con el ex Presidente Mauricio Macri dividiendo aguas; por último, el ministro de Justicia redobló sus manifestaciones contra la Suprema Corte, intensificando el conflicto institucional en torno a ella, y en política exterior se sumaron nuevas ambigüedades respecto a EEUU.