Latinoamérica condena la invasión a Ucrania, pero elude las sanciones económicas

Por Rosendo Fraga.

Al cumplirse un mes de la entrada de las fuerzas rusas en Ucrania, los países aparecen divididos en tres posiciones frente al conflicto. Por un lado se encuentran Estados Unidos y Europa, que denuncian la “operación militar especial” -la denominación de Moscú para la invasión- como un ataque a la soberanía de Ucrania, constituyendo una invasión y se suman a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea. En esta postura se alinean la Administración Biden y los otros 29 gobiernos de la OTAN. Lo mismo sucede con la UE, cuyos 27 gobiernos -la mayoría también son miembros de la OTAN- se suman a esta posición. Pero hay excepciones. Turquía, aunque integra la OTAN, no se ha sumado a las sanciones económicas y juega un rol de mediación no oficial entre Moscú y Kiev. Alemania, Italia y Hungría rechazan dejar de comprar gas a Rusia como exige Washington. En esta postura se encuentran también los aliados político-militares de Washington en Asia: Japón, Corea del Sur, Singapur, Australia y Nueva Zelanda. Cabe señalar que Rusia ha suspendido la negociación sobre la soberanía de las islas Kuriles que mantenía con Japón, como respuesta a la imposición de sanciones económicas por parte del gobierno japonés. La segunda postura es la que asumen las potencias nucleares de Asia: China, India, Pakistán y los países de su esfera de influencia. No califican la “operación militar especial” como una invasión y no se suman a las sanciones económicas. Esta postura predomina en los países del Grupo de Shanghai y en los que integran el BRICS. Es la misma posición de Vietnam, Sudáfrica, Irán y la mayoría de los países de Asia Central. 

La tercera postura es la de los países que critican la invasión de Rusia a Ucrania, pero que no se suman a las sanciones económicas. En la Asamblea de las Naciones Unidas, 140 países condenaron la invasión rusa, pero sólo un tercio de ellos se han sumado a las sanciones económicas que impulsan Estados Unidos y Europa. En esta posición se encuentra la mayoría de los países de América Latina y de África, al igual que países del sur de Asia. Esta posición intermedia tiene algunos denominadores comunes. Se trata de países medianos o chicos en términos económicos, que tienden a estar en el hemisferio sur y con niveles de desarrollo intermedios o bajos. No hay liderazgos aparentes en este grupo. En esta postura se ubican Argentina, México y también Colombia, aunque se trate del aliado más firme de Estados Unidos en América Latina y es, al mismo tiempo, el único de la región que es “socio global” de la OTAN (Brasil está en proceso de serlo y México ha recibido la invitación para ello). El gobierno brasileño también rechaza la invasión y no se suma a las sanciones económicas -es el único país de la región que integra los BRICS-, pero su Presidente, Jair Bolsonaro, visitó Moscú en la segunda quincena de febrero y a comienzos de marzo tuvo elogiosas expresiones hacia Putin. Países como Chile, Perú, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Costa Rica y Panamá también han condenado la decisión rusa. Se han registrado invitaciones de Washington a los países de la región para que se sumen a las sanciones económicas, pero no han llegado a ser presiones.

El grupo de países latinoamericanos que han apoyado a Rusia en los organismos internacionales, no ha sido relevante. Como el caso de las potencias nucleares de Asia, estos países no condenan la invasión ni se suman a las sanciones económicas. El análisis de la votación en la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el conflicto ucraniano, la que tuvo lugar en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y la que se hizo en la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), muestra que Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y El Salvador han asumido esta postura, la que implica en los hechos respaldar a Rusia. En el caso de Venezuela, al igual que Irán, ha recibido propuestas de Estados Unidos de levantar sanciones para permitir la exportación de gas y petróleo venezolanos para satisfacer la demanda de los países europeos que resisten dejar de comprar gas a Rusia. El gobierno venezolano, que desde hace meses está liberalizando su economía con una semi-dolarización y abre sus recursos naturales al capital extranjero, inició negociaciones con Washington. Pero al mismo tiempo envió una delegación a Turquía para explicar al canciller ruso que esto no implica abandonar la alianza que han mantenido en los últimos años. Cabe señalar que los últimos días de febrero, ya iniciada la invasión, el viceprimer ministro ruso visitó Cuba, Venezuela y Nicaragua, expresando su disposición de tener presencia militar permanente en la región, si esa era una decisión soberana de los países mencionados.

Pero en los hechos, estos cinco países que se mostraron favorables a Rusia en los primeros días de la invasión, han quedado debilitados desde el punto de vista estratégico por la prolongación de la guerra en Ucrania. Es que la relación con China y Rusia ha sido relevante para que estos países soporten con éxito el aislamiento económico que con distinto grado -ha sido sensiblemente menor para Bolivia y El Salvador- Rusia le venía otorgando. La relación económica con China y la estratégica con Rusia fueron la clave de la capacidad de resistencia de Cuba, Venezuela y Nicaragua frente a las sanciones y presiones de Estados Unidos y sus aliados. El volumen de comercio con Rusia de América Latina es bajo para la mayoría de los países de la región, pero ellos no quieren perder la relación comercial con Rusia. En las últimas dos semanas no han tenido lugar nuevas definiciones de los países en las votaciones internacionales, como sí las hubo en las dos semanas posteriores al inicio de la invasión, que fue el 24 de febrero. El rol de América Latina ha sido hasta ahora bajo en este conflicto. Aunque se trata de un área de clara influencia estadounidense, la región no se encuentra involucrada en el conflicto y las acciones tanto de Estados Unidos como de Rusia, han sido de baja intensidad. El precio de los alimentos es una consecuencia relevante del conflicto. La hambruna que están sufriendo Afganistán, Yemén, Etiopía, Eritrea y Siria se agravará dramáticamente. En menor medida, esto sucederá también con los latinoamericanos que viven en situación de indigencia o pobreza extrema.

En conclusión: la invasión a Ucrania ha alineado a los países en función de dos posturas nítidas: los que condenan la invasión y aplican las sanciones económicas y los que eluden la condena y no aplican represalias; en una tercera postura están los que condenan la invasión pero no se suman a las sanciones, y en esta posición están la mayoría de los países latinoamericanos; sólo cinco países de América Latina han apoyado a Rusia en este conflicto: Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y El Salvador; por último, el grupo de países de la región que ha apoyado a Rusia ha ido quedando aislado a medida que el conflicto se ha prolongado.

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