Por Rosendo Fraga.
El conflicto de la OTAN con Rusia se prolonga sin solución a la vista. Las respuestas que por escrito enviaron tanto la OTAN como el gobierno estadounidense a las exigencias presentadas por Moscú por el mismo medio, constituyen una instancia más relevante en el canal diplomático. El diálogo directo entre los cancilleres Blinken y Lavrov no ha registrado mayores avances en el encuentro virtual que mantuvieron el 1° de febrero. La reunión del Consejo de Seguridad realizada el día antes a pedido de las potencias occidentales, fue una confrontación para reafirmar las posiciones, sin ningún avance. Occidente pide que Rusia inicie un repliegue gradual de sus tropas desplegadas en su país y Bielorrusia en torno a la frontera ucraniana. Por su parte, Rusia reclama que las fuerzas de la OTAN dejen de incrementar su despliegue en los países de la Alianza fronterizos con Rusia y Ucrania. El canal diplomático de la Unión Europea -de cuyos miembros, dos tercios lo son también de la OTAN- se ha ido consolidando en las últimas semanas. El viernes 28 de enero, tuvo lugar un encuentro virtual del Presidente francés, Emmanuel Macron, con su colega ruso. No hubo avances, pero coincidieron en seguir trabajando con el “Formato de Normandía”, que involucra a Alemania, Francia, Rusia y Ucrania, y fue constituido en 2014 a raíz de la crisis generada por la ocupación de Crimea por parte de Rusia. Europa comienza a expresar una visión táctica diferente a la de Estados Unidos. Los funcionarios de este país y de la OTAN insisten en que es probable o inminente la intervención militar rusa en Ucrania hacia la segunda quincena de febrero. Por su parte, el Presidente ucraniano sostiene que el conflicto no es inminente. Esta misma idea ha predominado en los encuentros de representantes diplomáticos del llamado “Formato de Normandía”.
Estados Unidos y sus aliados avanzan en el conflicto, aumentando la amenaza de sanciones económicas sobre Rusia y dando muestras de solidaridad en lo diplomático y militar. En este ámbito juega un rol importante el Reino Unido -hoy fuera de la UE-, como ha sido una constante histórica. A comienzos de febrero, el Primer Ministro inglés, Boris Johnson, visitó Kiev para respaldar al gobierno ucraniano. Otros jefes de Gobierno, como el de Polonia, hacen lo mismo. El Reino Unido ya ha acordado con Estados Unidos sanciones económicas que podrían alcanzar hasta la confiscación de bienes de ciudadanos rusos en el exterior. Se ha trabajado sobre una lista de los 500 patrimonios más importantes de Rusia y sus intereses económicos fuera de su país. La idea -utilizada a menor escala y sin éxito en 2014- busca quebrar la solidaridad de las grandes fortunas de Rusia con el régimen de Putin. Paralelamente, se trabaja en el abastecimiento energético alternativo para Europa, en el caso de que el gobierno ruso corte el suministro al continente (el 40% del gas que consume proviene de Rusia). Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos y otros productores ya han avanzado en negociaciones al respecto, y el plan logístico otorga relevancia a los puertos de España para la entrada de combustible. El apoyo militar se da con el incremento de la entrega de armamentos a Ucrania por parte de países de la OTAN -especialmente misiles antiaéreos y antitanque-, frente a una posible acción armada rusa que combinaría blindados en tierra y simultáneamente aviones de combate. Ello se articula con un aumento del despliegue militar de fuerzas de la OTAN en los tres países bálticos (Letonia, Lituania y Estonia) y en Polonia. El Reino Unido tiene más de 1.000 hombres en estos países y Johnson anunció que va a duplicar sus efectivos.
Por su parte, Ucrania ha anunciado una ampliación y modernización de sus Fuerzas Armadas, lo que es más un gesto que transmite decisión política, que una medida efectiva en esta crisis. Anunció que incorporará 100.000 hombres más a sus Fuerzas Armadas, que ya cuentan con un cuarto de millón de efectivos (a los que se pueden sumar 300.000 reservistas). Anunció también que los soldados ucranianos tendrán una paga cuyo piso serán tres salarios mínimos, y que se irá hacia una fuerza militar de soldados profesionales, como la tienen Estados Unidos y el Reino Unido, y en gran medida también Rusia. Pero la realidad es que el grueso de la estructura militar ucraniana tiene niveles de armamento, entrenamiento y logística sensiblemente inferiores, tanto respecto a los estándares de la OTAN, como a las capacidades de Rusia. Cabe recordar que la población de este último país es de 144 millones de habitantes, más de tres veces mayor que la de Ucrania, que es de 44 millones. En cuanto al PBI, el ruso es de 1.483 billones de dólares, aproximadamente nueve veces más que el de Ucrania (155.000 millones). Por su parte, Estados Unidos anunció que reduce el tiempo de alistamiento para reforzar el despliegue de sus fuerzas en los países de la OTAN fronterizos con Rusia. El alistamiento para llevar fuerzas estadounidenses de la OTAN a Europa es normalmente de 10 días. Se dispuso que el plazo se reduzca a 5 para un contingente de 8.500 hombres -en su mayoría paracaidistas- para emplearlos en los países bálticos y Polonia. Cabe señalar que Estados Unidos tiene 60.000 hombres de sus Fuerzas Armadas en forma permanente en Europa, y 50.000 de ellos están estacionados en Alemania. El mismo Biden reconoció que los efectivos no eran muchos frente a la dimensión del conflicto, pero sostuvo que era una muestra de respaldo concreta.
Mientras Estados Unidos y sus aliados se concentran en endurecer las eventuales sanciones económicas sobre Rusia, la situación económica de Ucrania se deteriora aceleradamente. En los últimos días de enero, el Gobierno ucraniano informó que desde el inicio de la crisis con Rusia, de diciembre hasta fines de enero, habían salido del país más de 12.000 millones de dólares, debido a la incertidumbre y el temor que generó el riesgo de escalada militar. También sostuvo que se requería una asistencia de entre 5.000 y 6.000 millones de dólares para fortalecer las reservas monetarias del país que caen rápidamente. El 24 de enero, la Presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, anunció que la organización preparaba una asistencia financiera de 1.200 millones de euros para Ucrania. Pareciera que este país está necesitando una asistencia económica urgente, en paralelo a la diplomática y militar. Mientras tanto, a fines de enero China ha realizado su mayor ejercicio militar en la zona aérea de protección de Taiwán, con la participación de 39 aviones de combate; frente al nuevo lanzamiento de misiles de las milicias pro-iraníes de Yemén contra los Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos envió un buque como señal de apoyo para el gobierno de Abu Dhabi; los mandos militares de Malí, que han traído a los mercenarios rusos al país, produjeron un golpe de estado contra el gobierno pro-francés; en América del Sur, un buque petrolero iraní llegó a Venezuela, vulnerando el bloqueo impuesto por Estados Unidos al régimen de Maduro.
En conclusión: la crisis Rusia-OTAN se prolonga sin solución a la vista por ahora; Estados Unidos y sus aliados escalan las amenazas de sanciones económicas, mientras dan manifestaciones de apoyo diplomático y militar a Kiev; en un gesto simbólico, la OTAN aumenta su despliegue militar en sus países fronterizos con Rusia y Ucrania, mientras Ucrania anuncia el incremento de 100.000 hombres de sus Fuerzas Armadas; por último, en este contexto, la economía ucraniana se deteriora rápidamente, en especial por la salida de divisas, sin que reciba una asistencia efectiva para evitarla.