Por Rosendo Fraga.
La Cumbre de Cancilleres de la CELAC realizada en Buenos Aires el 7 de enero y la elección de Alberto Fernández como su Presidente “pro témpore”, generan cierta preocupación en Washington. En este momento de fuertes tensiones internacionales, cuando escalan las de Washington y sus aliados con China, Rusia e Irán, el nivel de preocupación por la región alcanza sólo al Subsecretario de Asuntos Hemisféricos del Continente Americano. El punto de la Celac es que Estados Unidos y Canadá están excluidos de la misma por definición (“Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños”). A ello se agrega que Jair Bolsonaro suspendió la participación de Brasil en esta organización. Forman parte de la Celac Cuba, Nicaragua y Venezuela, cuyos gobiernos están excluidos de la OEA, sin que los tres países mencionados anteriormente puedan neutralizar su rol. Sin Estados Unidos, Canadá y Brasil, el rol de México y la Argentina, que buscan articular un eje que no se alinee automáticamente con Washington, ha pasado a ser relevante, y la elección de Alberto Fernández como su Presidente “pro témpore” sucediendo al mexicano, pone en evidencia esta situación. Para la Administración Biden, la presencia de China es su primera prioridad regional. China tiene un foro con la Celac que se reúne en términos bianuales, y esto es lo que preocupa a Washington: que Beijing potencie su rol regional a través de esta entidad latinoamericana. Pero esta situación tiene un límite. Las decisiones en la Celac se adoptan por consenso, y entonces Estados Unidos tendrá forma de impedirlas. Tanto el canciller de Colombia como el de Ecuador tuvieron posturas críticas respecto a las dictaduras latinoamericanas en la Cumbre.
El lunes 10 de enero tuvo lugar la asunción de Daniel Ortega como Presidente de Nicaragua y el hecho tuvo relevancia política. Asumió su quinto mandato, que es el cuarto consecutivo y el segundo en el que lleva a su esposa como Vicepresidenta. Estados Unidos y la Unión Europea desconocen el resultado electoral de un escrutinio realizado con los principales candidatos opositores presos, y el mismo día de la asunción ampliaron las sanciones contra el gobierno nicaragüense. China, Rusia, Irán y Palestina enviaron delegaciones a la asunción, es decir, los adversarios de Estados Unidos y sus aliados a nivel global. A nivel regional, lo hicieron México y Argentina. Cabe recordar que en diciembre Biden realizó una reunión virtual de un centenar de “países democráticos”, para alinearlos frente a las “potencias autoritarias”: China, Rusia y sus socios políticos. México y Argentina participaron de dicha conferencia, pero ahora con Nicaragua adoptan una actitud contraria a la de Washington y quedan alineados con las potencias que los enfrentan, en un momento de fuerte tensión internacional. En alguna medida, surge una línea de continuidad entre lo sucedido en Buenos Aires en la Cumbre de cancilleres de la Celac, y tres días después en Managua, durante la asunción de Ortega. En este contexto, es que adquieren importancia las tres elecciones presidenciales claves de la región en 2022: la de Costa Rica en febrero, la de Colombia en mayo y la de Brasil en octubre. Un triunfo del “progresismo” en los dos últimos ampliaría el eje que hoy representan Argentina y México, aunque es claro que este último país, por sus intereses económicos, comerciales y geopolíticos, en última instancia nunca va a afectar intereses vitales de Estados Unidos.
Pero el tema de la relación de China con la región, es central para Estados Unidos. Aunque una delegación rusa se hizo presente en la asunción de Ortega, la región está muy lejos de Ucrania, que es el centro del conflicto entre Moscú y la OTAN. Pero China tiene una capacidad económica global para apoyar sus políticas que Rusia no tiene. El 4 de febrero, cuando Beijing inaugure los Juegos Olímpicos, China pondrá a prueba su relación con el resto de los países del mundo. Estados Unidos ha convocado a un boicot, exigiendo que no se envíen delegaciones oficiales a este acto de apertura. Además de las dictaduras latinoamericanas (Cuba, Venezuela y Nicaragua), se harán presentes México y Argentina. Beijing busca utilizar este hecho diplomático para avanzar en el desarrollo de incorporar países de la región a su proyecto de infraestructura global, la Nueva Ruta de la Seda. De los 33 países de América Latina, se han incorporado al mismo 9. Lo han hecho países enfrentados con Estados Unidos, que ven a China como un aliado, como es el caso de Cuba y Venezuela, pero también hay países como Uruguay, que en la región es aliado de Estados Unidos, pero que al mismo tiempo negocia un tratado de libre comercio con China. Los cambios ideológicos que producen resultados electorales y crisis políticas influyen en estas relaciones. Chile, Ecuador y Bolivia también integran el proyecto. Un caso particular es Nicaragua. Era uno de los pocos países de América Latina que mantenía relaciones diplomáticas con Taiwán y no con China. La paradoja es que el régimen de Ortega recién en 2021 invirtió esta relación. La particularidad de Ortega es que nunca abandonó el tratado de libre comercio entre América Central y Estados Unidos, y recién frente al inicio de su quinto mandato presidencial optó por China.
La derrota del chavismo en la elección del estado de Barinas ha generado nuevas esperanzas en la debilitada oposición venezolana. Es el estado natal de Hugo Chávez y miembros de su familia vienen gobernándolo en forma ininterrumpida durante más de dos décadas. La primera elección se realizó en diciembre, junto con la nacional. La diferencia del resultado en Barinas había sido muy estrecha, con denuncias entre ambas partes por irregularidades. Los órganos electorales que controla el chavismo decidieron convocar una nueva elección para concentrarse en ella y derrotar claramente a la oposición. Pero contra lo que en general se esperaba, la oposición terminó imponiéndose, aunque se presentó dividida. Sobre este hecho -probablemente un error de cálculo de Maduro generado por cierta rivalidad con Diosdado Cabello, el número dos del régimen-, la oposición rápidamente ha pedido la convocatoria de un referéndum revocatorio. Es un instrumento que está en la constitución venezolana y que puede reemplazar al Presidente si el resultado de la consulta popular le es adverso. Es difícil que en una dictadura como la de Maduro, el resultado electoral de Barinas sea suficiente para generar una crisis o caída del régimen. Pero en el corto plazo, la oposición, que se había agotado con el fracaso de Guaidó, tiene un nuevo impulso. Cuando en Estados Unidos y la Unión Europea crecían las dudas respecto a seguir apoyando la estrategia de la oposición venezolana, el resultado de Barinas la ha reforzado.
En conclusión: la Cumbre de Cancilleres de la Celac, en la cual fue electo Presidente pro témpore Alberto Fernández, motiva cierta preocupación en Washington, que teme se transforme en un instrumento de la política regional china; la asunción de Ortega en Nicaragua mostró que tiene el apoyo de los enemigos de Estados Unidos, ya que estuvieron presentes delegaciones oficiales de China, Rusia, Irán y Palestina; la inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing será un hecho diplomático que pondrá a prueba las relaciones de China tanto con la región, como con el resto del mundo; por último, la derrota del chavismo en la elección del estado de Barinas, ha dado nuevo impulso a la oposición venezolana, cuando ésta se desmoralizaba y corría el riesgo de perder sus apoyos internacionales.