Por Rosendo Fraga.
El escenario político global de Argentina en 2022 registra dos elecciones importantes en Occidente: la presidencial francesa en abril y la de medio término de Estados Unidos en noviembre. En Europa, el resultado de la elección alemana de septiembre de 2021 muestra que el país será gobernado por una coalición amplia, probablemente integrada por socialdemócratas, liberales y verdes. No será fácil la amalgama de estas tres fuerzas. Pero el gran cambio será la ausencia de Angela Merkel, tras 16 años de ocupar la jefatura de gobierno de la primera economía de Europa. Esto da más relevancia a la elección presidencial francesa que tendrá lugar en abril del año próximo. Tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea, Francia se ha convertido en la primera y única potencia militar de Europa, superando en este campo ampliamente a Alemania. El único país europeo miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y que posee armas nucleares, es Francia. Su gobierno viene planteando la necesidad de crear un sistema militar europeo que le dé independencia respecto a la OTAN, liderada por Estados Unidos.
La ausencia de Merkel deja un vacío continental que intenta llenar el Presidente francés, Emmanuel Macron. Si bien no ha oficializado su candidatura presidencial para 2022, se mueve ya como candidato. Ha propuesto un plan de largo plazo para Francia, que contempla dar prioridad a la energía nuclear en el campo energético, promover la protección del medio ambiente y renovar la industria francesa mediante la innovación. Detrás de estas iniciativas hay un claro sentido político, que se sintetiza en tres palabras: autonomía, independencia y soberanía. Desde el punto de vista histórico-cultural, Macron trata de fijar sus raíces en Napoleón y De Gaulle. La política francesa se ha corrido hacia la derecha. Después de Macron, las últimas encuestas dan el segundo lugar a una nueva figura en esta corriente política, Éric Zemmour, que ha irrumpido, colocándose a la derecha de Marie Le Pen, que ha quedado en tercer lugar de acuerdo a las encuestas. El cuarto lo tienen “los republicanos”, el partido del ex Presidente Sarkozy, revitalizados por la elección como candidata de Valérie Pécresse, a quien algunos ven con posibilidad de llegar a la segunda vuelta contra Macron. Recién detrás se ubican socialistas, verdes y comunistas. Probablemente, en la elección presidencial francesa esté en juego también el liderazgo político europeo.
Del otro lado del Atlántico, tendrá lugar la elección legislativa de medio mandato en Estados Unidos, junto con la renovación parcial de gobernadores. Esta elección medirá el consenso que mantenga la Administración Biden al promediar su periodo presidencial, y también cuán viable es la eventual reelección de Donald Trump por el partido pepublicano en 2023. El primer año de Biden ha mostrado que el presidente demócrata ha sufrido un importante desgaste, más en lo político que en lo económico. Trump, por su parte, ha capitalizado la situación, manteniendo un férreo liderazgo sobre los votantes de su partido. El rechazo al ex presidente republicano en la dirigencia de su espacio se mantiene y es real, pero frente a la elección legislativa, casi ningún candidato enfrenta a Trump, por temor a perder su apoyo y el consecuente costo electoral que esto podría tener. También esta elección mostrará si las divisiones existentes dentro de los dos partidos, que se van acentuando, complican el ejercicio del bipartidismo. Biden no ha resultado el líder global que se deseaba. Una derrota electoral en noviembre del año próximo acentuará esta situación.
Pasando a la región, en mayo se realiza la elección presidencial de Colombia, el segundo electorado de América del Sur. La política de este país ha mostrado durante más de medio siglo, dos constantes: ha sido gobernado por fuerzas de derecha o centroderecha, y la violencia en sus diversas formas ha estado muy presente. Las protestas violentas que tuvieron lugar en 2020 y 2021, junto con el recrudecimiento de la violencia que pone en duda el acuerdo de paz para desmilitarizar las FARC, han creado descontento e incertidumbre, que la pandemia aumentó. Desde hace meses, el candidato con más intención de voto es el ex guerrillero del M19, Gustavo Petro, que es hoy una figura de centroizquierda. Ya en la última elección presidencial fue derrotado en segunda vuelta por el actual Presidente, Iván Duque. Su llegada al poder en 2022 implicaría un cambio drástico en la política colombiana. En octubre del año próximo se realiza la elección presidencial en Brasil, el mayor electorado de América Latina. Todos los sondeos dan por ganador al ex Presidente Lula, del Partido de los Trabajadores (PT). De confirmarse su triunfo, el país volvería a ser gobernado por la izquierda, que ya lo hizo entre 2003 y 2016. El actual Presidente, Jair Bolsonaro, expresión de la ultraderecha brasileña, hoy parece tener pocas posibilidades de ganar. Pero en un año muchas cosas pueden pasar y no parece haber hoy nada definitivo todavía. Los candidatos de “centro” no han logrado terciar y ninguno de ellos tiene más posibilidades que Bolsonaro para enfrentar a Lula. Si en las presidenciales de Brasil y Colombia ganaran las fuerzas de izquierda, entonces quedaría consolidado el giro de la región en esa dirección, que han insinuado varias de las elecciones de la región desde fines de 2019.
En este contexto, la política argentina en 2022 no tiene delante ningún hecho electoral. Será un año en el cual la política pasará por luchas internas y precandidaturas, con la vista puesta en la presidencial de 2023. La crisis que en el oficialismo precipitó su derrota en las PASO, no se resolvió en 2021 y es esperable que continúe, o incluso escale, durante este año. Al tratarse del partido de gobierno, este conflicto será un riesgo para la gobernabilidad. En la oposición, la predefinición del candidato presidencial será el tema más importante. El obstáculo está en las diferencias ideológicas que han comenzado a surgir dentro de la oposición. Hoy conviven en este espacio un centro y una derecha, y habrá que ver cómo se resuelve la unidad entre ambos. Con las dos fuerzas políticas principales enfrascadas en sus procesos internos, no será fácil gestar los consensos requeridos para enfrentar los problemas del país, ya sean económicos, políticos o sociales. Lo sucedido en el Congreso argentino en los últimos días de diciembre anticipa que 2022 no será un año fácil políticamente, pese a no ser electoral.
En conclusión: desde el punto de vista global, la elección francesa en abril de 2022, en la que Macron se presenta a su reelección, será importante para el futuro de Europa, tras la salida de Angela Merkel del gobierno alemán; la elección de medio mandato en EEUU será relevante para definir qué grado de liderazgo mantiene Trump sobre el partido republicano, cuando ya ha manifestado su intención de presentarse a la reelección en 2024; en la región, la elección presidencial de Colombia -segundo electorado de América del Sur- pondrá a prueba el predominio que han tenido en el país, durante más de 6 décadas, las fuerzas políticas conservadoras; pero será el posible retorno de Lula al poder en Brasil, lo que definirá la orientación política de la región, cuando tiene una ventaja importante respecto al Presidente Bolsonaro, quien se presenta a la reelección; por último, en Argentina, con liderazgos no definidos ni en el oficialismo ni en la oposición y sin elecciones en el año que se inicia, la gran cuestión será la gobernabilidad, cuando nadie tiene el control del Congreso.