Por Rosendo Fraga.
El 6 de febrero tendrá lugar la elección presidencial y legislativa de Costa Rica, el país que muestra el mayor desarrollo político-institucional de la región. Es uno de los seis países de América Central, que tiene una población de sólo 5 millones. Se elegirá Presidente, dos Vicepresidentes y la totalidad de la Asamblea Legislativa (57 escaños). El actual Presidente, Carlos Alvarado Quesada, es de orientación socialdemócrata y pertenece al Partido Acción Ciudadana (PAC). El periodo presidencial que finaliza es de cuatro años y no hay reelección inmediata. Las encuestas están encabezadas por José María Figueres del Partido de Liberación Nacional (socialdemócrata) y Fabricio Alvarado Muñoz -quien hace cuatro años fue derrotado en segunda vuelta por el actual Presidente- del Partido Nueva República (centroderecha). Si ninguno de los candidatos obtiene más del 40% de los votos en febrero, habrá una segunda vuelta el 3 de abril entre los dos candidatos más votados. La tendencia electoral muestra a Costa Rica en el modelo político clásico de las últimas décadas en Occidente: una competencia entre centroderecha y centroizquierda, que deriva en gobiernos de centro. Costa Rica disolvió sus Fuerzas Armadas hace más de medio siglo -Panamá es el otro país que lo ha hecho tras la invasión estadounidense de comienzos de los noventas- y cuenta con una Guardia Nacional que cumple simultáneamente funciones militares y policiales.
En Colombia, el 13 de marzo tiene lugar la elección legislativa, que precede en dos meses y medio a la primera vuelta presidencial (29 de mayo). El periodo presidencial es de cuatro años y no hay reelección inmediata. En 2004 se autorizó la reelección, pero en 2015 esta reforma fue derogada. Históricamente, Colombia tuvo un sistema bipartidista que hunde sus raíces en el siglo XIX, conformado por el Partido Liberal y el Conservador. Desde mediados del siglo XX hasta comienzos del XXI, un acuerdo entre ambas fuerzas permitió turnarse alternativamente en el poder, buscando así superar los conflictos -muchas veces violentos- que los habían enfrentado en el pasado. Pero durante este acuerdo se desarrolló la guerrilla de orientación marxista, que generó una fuerte tensión institucional. La irrupción de Álvaro Uribe, proveniente del Partido Liberal, reconfiguró la política colombiana, dando origen a una nueva fuerza que reunía sectores tanto del liberalismo como del conservadurismo. Al mismo tiempo, la izquierda comenzó a tener fuerza electoral. Hace 4 años, la segunda vuelta estuvo entre un candidato que respondía a Uribe (Iván Duque) y un candidato de izquierda y ex guerrillero, Gustavo Petro, quien vuelve a presentarse en 2022 y está primero en las encuestas. Federico Gutiérrez, ex alcalde de Medellín proveniente del “uribismo”, y Francia Márquez, activista de los derechos humanos y el medio ambiente de origen afro, son los otros dos candidatos más votados.
En Brasil, la primera vuelta de la elección presidencial se realiza el 2 de octubre y la segunda el 30 del mismo mes. El periodo presidencial es de 4 años y se permite un segundo mandato consecutivo, lo que puede repetirse tras dejar pasar otro período de 4. El ex Presidente Lula, que gobernó entre 2002 y 2010, vuelve a presentarse tras haber estado preso más de un año acusado de corrupción. Su condena fue revocada y se presenta nuevamente como candidato a Presidente. Sigue siendo la figura política más popular en Brasil y expresa al electorado de centroizquierda. Su ventaja es contundente En las últimas encuestas duplica la intención de voto del actual Presidente, Jair Bolsonaro, un populista de derecha, ex militar y evangélico. Las fuerzas de centroderecha tradicionales se encuentran muy debilitadas para presentar un tercer candidato que le dispute el voto contrario a Lula a Bolsonaro. En las dos elecciones que ganó, Lula derrotó a Geraldo Alkmin, un político del partido del ex Presidente Fernando Henrique Cardoso, quien ha renunciado a esta fuerza política y podría ser candidato a vicepresidente de Lula, buscando votantes de centro. El ex Presidente brasileño busca moderar su imagen con vista a impedir la polarización que busca su adversario. Brasil tiene el mayor electorado de América Latina y proyecta efectos políticos a toda la región.
Tras la elección presidencial chilena del 19 de diciembre, en la que ganó Gabriel Boric, el plebiscito nacional sobre una nueva constitución será el hecho político-electoral inmediato en este país. La elección mostró un país partido entre un candidato de ultraderecha, José Antonio Kast, y otro de izquierda con apoyo del Partido Comunista, Gabriel Boric. Es un resultado muy distinto al de la Constituyente que fue elegida en mayo de 2021. Los 155 constituyentes electos mostraron un fuerte debilitamiento de las fuerzas políticas tradicionales -ratificado en la última elección presidencial- y una casi inexistencia de las fuerzas de derecha, algo muy diferente a lo que sucedió seis meses más tarde. Predominaron expresiones de la protesta social violenta de 2019 y 2020, con representantes de ultraizquierda, el anarquismo, el indigenismo e independientes. Para sancionar la nueva constitución, hacen falta dos tercios de los constituyentes, algo que no será fácil de lograr en el contexto político determinado por la elección de constituyentes, y una elección presidencial posterior con diferentes resultados. De lograrse los dos tercios de los constituyentes, el texto constitucional deberá ser sometido a un plebiscito en el tercer trimestre de 2022 para ser sancionado. Mediarán aproximadamente nueve meses entre la elección presidencial y el plebiscito.
En conclusión: la elección presidencial de Costa Rica seguramente confirmará el modelo político de estabilidad y moderación que viene caracterizando al país desde hace más de medio siglo; la elección presidencial colombiana muestra una polarización político-ideológica creciente entre un candidato de izquierda y un conjunto de fuerzas de centroderecha sin un candidato nítido por ahora; la elección presidencial brasileña, decisiva para la región, muestra una clara preferencia por el ex Presidente Lula, de centroizquierda, que así obtendría su tercer mandato presidencial; por último, el eventual plebiscito para sancionar la nueva constitución chilena tendrá lugar en el tercer trimestre de 2022, aunque es un hecho incierto.