Por Rosendo Fraga.
La movilización por el Día del Militante convocada por el oficialismo, fue la sexta en un mes. La presidida por Cristina Kirchner en la ESMA con la juventud de La Cámpora el 16 de octubre; la del kirchnerismo en Plaza de Mayo al día siguiente; la de la CGT y los movimientos sociales oficialistas frente al Monumento al Trabajo el 18 de octubre; el acto por el 11° aniversario de la muerte de Néstor Kirchner realizado en Morón el 27 de octubre; el cierre de campaña en Merlo el 11 de noviembre; y la concentración por el Día del Militante en la Plaza de Mayo el 17 de noviembre. Esta capacidad de movilización demostrada, parece contrastar con la derrota electoral del Frente de Todos que ha tenido lugar. En la Plaza de Mayo llena que acompañó a la caracterización de la derrota como victoria que hizo el Presidente, la presencia sindical fue dominante. Obras Sanitarias, Camioneros, Sadop (docentes particulares), UPCN (estatales), alimentación, Utedyc (empleados de entidades deportivas), metalúrgicos, calzado, Fatum (maestranza de universidades) y el sindicalismo combativo, representado por la CTA, fueron las agrupaciones gremiales más importantes en el acto. En cuanto a los movimientos sociales, estuvieron presentes el Movimiento Evita, el Movimiento de Unidad Popular, la Corriente Clasista y Combativa y la JP-Evita. En tercer lugar, por su presencia cuantitativa, estuvieron las columnas de los intendentes de La Matanza y San Martín. La Cámpora entró después que el Presidente terminara su discurso. Fue el esfuerzo más importante realizado desde el peronismo para fortalecer el debilitado liderazgo del Presidente.
El tema ahora pasa a ser el diálogo que ha convocado el Presidente para acordar con la oposición un consenso que respalde el eventual acuerdo con el FMI. El vocero del organismo financiero internacional fue concreto: no hay fecha para el acuerdo ni tampoco para un encuentro del staff del Fondo con el ministro de Economía, Martín Guzmán. La incertidumbre que mostraron los mercados tras la elección parece coincidir más con esta afirmación, que con el optimismo que muestra el Gobierno respecto al eventual acuerdo. El Presidente sólo excluyó de la concertación con la oposición a Mauricio Macri y Javier Milei. Pero lo cierto es que no hay un temario acordado, tampoco hay fecha para su convocatoria ni un proyecto sobre el cual discutir. Queriendo romper la parálisis, el Presidente presentará, a través del Consejo Económico y Social que conduce Gustavo Béliz, cinco proyectos de ley: el de hidrocarburos; la ley para el desarrollo agro-bio-industrial; el de compre argentino; el de electro-movilidad; y el de industria automotriz. No parece que estos cinco proyectos tengan demasiada relación con la discusión con el Fondo, por más que el oficialismo hable de un “plan plurianual” para dar respuesta al reclamo del organismo internacional de que presente un plan económico. La realidad es que la relación gobierno-oposición enfrenta importantes tensiones. La intención del Ejecutivo de prorrogar las sesiones extraordinarias del Congreso hasta el 31 de diciembre, implica demorar 21 días el trabajo de los nuevos legisladores y utilizar ese periodo para seguir sesionando con el Congreso en su actual composición. La convalidación de 116 decretos de necesidad y urgencia por parte del actual Senado también es rechazada por la oposición.
El liderazgo dentro del oficialismo es un tema no resuelto entre el Presidente y la Vice, y ello puede complicar la negociación con el FMI. El Presidente ha intentado dar un gesto de independencia, combinando su irreal victoria electoral con el acto del 17 de noviembre. Mientras tanto, el silencio de la Vicepresidenta es una actitud política que seguramente no va a durar muchas semanas más. Una encuesta de CB Consultora de Opinión, publicada el 19 de noviembre por el diario Clarín, da cuenta que sobre el total de los votantes, el tercio de los que votaron al peronismo en la legislativa tuvieran que optar en una PASO para elegir candidato a presidente (reclamada por Alberto Fernández para todos los niveles del peronismo el 17 de noviembre), votaría por Cristina Kirchner el 16,2%, por Sergio Massa optaría el 3,9%, por Alberto Fernández el 3,5%, Máximo Kirchner tendría el 2,7%, Axel Kicillof el 1,1%, Juan Manzur sólo el 0,6%, y 3,7% por otros. Entre los votantes peronistas Cristina tiene una clara ventaja respecto a eventuales competidores. Pareciera tener vigencia la frase de Alberto Fernández de 2019, que decía “con Cristina no alcanza, pero sin Cristina no se puede”. El vocero más caracterizado de la Vicepresidenta en el Senado, Oscar Parrilli, presentó en la semana postelectoral un proyecto de ley para que la consulta popular no vinculante pueda convocarse por mayoría simple (mitad más uno de los presentes) y no por la mitad del total de las Cámaras. Se trata de una medida tendiente a debilitar la democracia representativa frente a la delegativa. Los intendentes del Gran Buenos Aires avanzan, con apoyo del Presidente, para lograr una modificación a la norma que les impide un tercer mandato, para poder competir por sus cargos nuevamente en 2023. Los gobernadores, por su parte, se mantienen en segundo plano, con Uñac reuniendo en San Juan a media docena de ellos, y Manzur debilitado por el resultado electoral en Tucumán.
En la oposición, liderazgos y candidaturas están en discusión, pese al rotundo triunfo en la legislativa del 14 de noviembre, y ello no facilitará el eventual acuerdo con el oficialismo. En la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta perdió 3 de los 10 diputados nacionales que renovaba en su distrito Juntos por el Cambio, y también 6 legisladores porteños, con lo cual los 38 que tenía en la Legislatura bajaron a 32. Si hubiera retenido todas sus bancas nacionales, hoy la oposición sería primera minoría en Diputados. Patricia Bullrich y Mauricio Macri han adquirido mayor protagonismo. En el interior, figuras como Luis Juez (Córdoba), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Carolina Losada (Santa Fe), aspiran a ser gobernadores en 2023 y a influir en las decisiones nacionales. El radicalismo, por su parte, renueva sus autoridades a fin de año y busca protagonismo nacional con la eventual candidatura de Facundo Manes para Presidente, aunque el radicalismo porteño prefiere concentrarse en Martín Lousteau como candidato a Jefe de Gobierno. Los tres gobernadores del radicalismo (Jujuy, Mendoza y Corrientes) aspiran a tener un rol más relevante. Pero el crecimiento de Javier Milei a la derecha de Juntos por el Cambio, es un problema creciente. El diario Clarín publicó el 22 de noviembre un sondeo de CB Consultora de Opinión, que da cuenta que a nivel nacional, el 14% del electorado optaría por Milei en la PASO presidencial de 2023. La difusión que los fenómenos porteños adquieren a nivel nacional a través de los medios de comunicación, explica el crecimiento de Milei, como en el pasado ha sucedido con De la Rúa, Macri y Rodríguez Larreta. El primer lugar obtenido por José Antonio Kast en Chile también favorece al candidato libertario.
En conclusión: el oficialismo ha protagonizado seis movilizaciones en un mes, coincidiendo con una importante derrota electoral, que el Presidente intenta presentar infructuosamente como victoria; el círculo cercano al Presidente piensa que éste ha tenido un gesto de independencia respecto a la Vicepresidenta, con el acto del 17 de noviembre; pero el liderazgo entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner es un tema no resuelto, y ella romperá su silencio en las próximas semanas, algo que puede no ayudar a las conversaciones con el FMI (por ahora sin fecha); por último, la oposición ha tenido una victoria clara y contundente, pero tanto su liderazgo como las candidaturas para 2023 están en disputa, otra situación que no facilitará un eventual acuerdo con el oficialismo.