Por Rosendo Fraga.
La foto del acto del Frente de Todos en la conmemoración del 11° aniversario de la muerte de Néstor Kirchner el 27 de octubre, fue una victoria política de Cristina y La Cámpora. El proyecto de fondo del kirchnerismo es sustituir a Perón por Kirchner como la figura central del “campo popular”. El 17 de octubre, aniversario del surgimiento del peronismo, mostró tres expresiones en sus movilizaciones: Cristina con la juventud de La Cámpora en la ESMA, el kirchnerismo en la Plaza de Mayo, y la CGT en el Monumento al Trabajo. Ahora, en cambio, se dio una convergencia casi total del peronismo, expresado en lo político-electoral por el Frente de Todos: gobernadores, intendentes, el sector sindical liderado por Moyano, La Cámpora, movimientos sociales y funcionarios. El Presidente Alberto Fernández fue el único orador en el acto, buscando una manifestación de unidad. De su discurso, la frase central fue “no nos arrodillaremos frente al Fondo”, alineándose con la estrategia impuesta por el kirchnerismo. Estaban en la primera fila del acto, las figuras que supuestamente impulsan una línea pragmática dentro del oficialismo: Juan Manzur y Sergio Massa. Pero el discurso de “endurecimiento” que se ha impuesto en el oficialismo en las semanas previas a la elección, fue ratificado en su totalidad, incluidas las consignas contra el Fondo Monetario que aplaudieron con entusiasmo los dirigentes que participaron del acto. Cristina no estuvo presente pero envió su mensaje, centrado en frases de Kirchner, en la línea ideológica “dura” que lo caracterizó en sus expresiones públicas durante su gobierno. La Vicepresidenta fue aplaudida con entusiasmo por todo el arco político presente. Sólo la CGT que reúne a los gremios que expresan al peronismo tradicional estuvo ausente, ratificando su línea independiente que expresó en la movilización del 18 de octubre.
La foto del 27 anticipa la línea que mantendrá, e incluso profundizará, el Gobierno después de la elección. Cuestionamientos al FMI, críticas a empresarios, negativa a condenar a Nicaragua, movilizaciones para controlar los precios, la ambigüedad frente al conflicto mapuche y el énfasis en la visión “setentista” en los derechos humanos, no son una maniobra electoral ni una estrategia para consolidar el “núcleo duro” del kirchnerismo: son el comienzo de la estrategia gubernamental post-electoral, sea cual sea el resultado de las legislativas. El Jefe de Gabinete se ha subordinado por ahora a ella. Ha replegado su precipitado proyecto presidencial y busca ahora no diferenciarse del resto del Gobierno ni del kirchnerismo, en este contexto volverá a reunir al Gabinete esta semana. Pese al acuerdo que tenía en Tucumán con el vicegobernador Jaldo, su principal ministro provincial, el de Seguridad (Claudio Maley), fue desplazado. Frente al Fondo Monetario se impone la estrategia de no ceder, partiendo de la premisa de que Argentina es un problema para el organismo internacional, que lo llevará a transigir. No parece estar en el escenario de la segunda quincena de noviembre un giro económico hacia la racionalidad o la moderación. En cuanto al viaje del Presidente a Europa, puede sintetizarse en su ansiosa búsqueda de la foto con el Presidente Biden, más una muestra de acceso al poder, que de afinidad política. Respecto al Fondo, el mensaje es que la negociación sigue.
Pero el escenario político que se va configurando es el de un fraccionamiento en el poder después del 14 de noviembre. Habrá un Congreso dividido, con un Senado en el cual el oficialismo quedará debilitado y con una suerte de empate de fuerzas en Diputados, donde los dos espacios principales tendrán dificultades para negociar mayorías circunstanciales. Predominará un mapa con 17 gobernadores oficialistas, pero en el que varios habrán perdido las elecciones en sus distritos. Un Poder Judicial donde la Corte no se alineará con el oficialismo, y en primera y segunda instancia habrá fallos contradictorios. Las dificultades económicas y sociales serán crecientes, con un sindicalismo que ya ha comenzado a tomar distancia y movimientos sociales oficialistas divididos. Las protestas sociales se hacen cada vez más violentas. Un acuerdo político de oficialismo y oposición para contener y encauzar esta situación resulta imprescindible. Pero está lejos de lograrse. Antagonismo oficialismo-oposición se incrementa con el giro del Gobierno en las últimas semanas, y las internas dentro de oficialismo y oposición se incrementan. La remoción de la cúpula de la Unidad de Investigación Financiera (UIF) es una evidencia de ello. El oficialismo entrará en esta nueva etapa con aproximadamente sólo un tercio de los votos. Es una base política débil frente a la crisis que debe enfrentar. Además, la foto del aniversario de Kirchner puede ser transitoria y la CGT el núcleo en base al cual el peronismo recupere protagonismo político. En los próximos meses se verá si la foto del 27 de octubre fue la culminación de la hegemonía del kirchnerismo sobre el peronismo o el inicio de su final. En cuanto a los sondeos, el diario Clarín el 31 de octubre publicó un resumen de encuestas: sobre 5 nacionales, 6 de la provincia de Buenos Aires y 6 de CABA, el oficialismo pierde en todas. En el publicado al día siguiente sobre los 8 distritos que renuevan senadores, arroja que el oficialismo perdería 6 bancas, es decir, quedaría sin la mayoría propia en el Senado.
El escenario político configurado a menos de dos semanas de la elección legislativa es favorable a la oposición, cuyas diferencias y conflictos internos se acentúan. La situación judicial del ex Presidente Mauricio Macri en la causa del “espionaje ilegal” a los familiares de los muertos en el submarino ARA San Juan, lo puso en evidencia. El “sector duro” del PRO acompañó a Macri a Dolores, representado por Patricio Bullrich; los dirigentes dialoguistas, encabezados por Rodríguez Larreta, optaron por respaldarlo a la distancia; mientras que la UCR y la Coalición Cívica eligieron la ausencia o la crítica. Al mismo tiempo, el radicalismo realizó el “pre-lanzamiento” de la candidatura presidencial de Facundo Manes, poniendo de manifiesto su intención de pasar a ser la fuerza dominante en Juntos por el Cambio. Pero lo más relevante fue la división que mostraron los diputados de Juntos por el Cambio al votar en Diputados dos leyes importantes: la prórroga del desalojo de las usurpaciones mapuches y la ley de “etiquetado frontal”. En ambos casos, se pusieron de manifiesto las diferencias ideológicas que están aumentando en el campo opositor. El voto a la derecha de Juntos por el Cambio, representado por Javier Milei y José Luis Espert, hasta ahora mantiene su identidad y evita la polarización, convirtiéndose en fuerza nacional por su espacio en los medios de comunicación porteños. La existencia de las diferencias entre duros y dialoguistas se pusieron también en evidencia con el control de precios del Gobierno. El oficialismo mostró la acusación de Larreta a los “monopolios” de ser los responsables del descontrol de los precios, como una justificación de la política oficialista.
En conclusión: la foto del Frente de Todos en la conmemoración del 11° aniversario de la muerte de Kirchner mostró un alineamiento político de todos sus integrantes detrás del kirchnerismo; esa imagen es coincidente con el giro ideológico adoptado por el Gobierno y anticipa la línea que seguirá en el periodo post-electoral; pero el oficialismo representará entonces sólo un tercio del electorado y expresiones críticas reivindicando al peronismo, como la asumida por la CGT, pueden ampliarse; por último, hasta ahora la oposición tiene ventaja frente a la elección, pero sus diferencias políticas e ideológicas comienzan a manifestarse con más intensidad y proyectan interrogantes en el periodo post-electoral.