El reequipamiento militar argentino

Por Rosendo Fraga.

En el área de Defensa se está desarrollando una política de reequipamiento.

Tiene como herramienta el FONDEF (que estructura un fondo de financiamiento a largo plazo para este fin). Este plan prevé una compra significativa para las tres Fuerzas Armadas.

En el caso del Ejército se encuentran avanzadas las tratativas para comprar a Brasil vehículos blindados Guaraní -cuyo motor y chasis se fabrican en la Argentina-, destinados a mecanizar una brigada completa. Esto se suma a un contrato con una empresa israelí para modernizar 75 tanques TAM de procedencia argentina e incorporados al Ejército hace más de cuatro décadas. 

En la última semana de octubre se firmó un contrato con la empresa sueca SAAB para adquirir misiles antiaéreos móviles, de los cuales había habido una pérdida importante en la guerra de Malvinas. Estos misiles forman parte de un sistema conjunto que permite estandarizar el mismo sistema en las tres Fuerzas Armadas.

En el caso de la Armada se trata de un submarino, el cual es la prioridad tras el accidente fatal del ARA San Juan que dejó a la Armada Argentina sin ningún submarino en servicio. Se han analizado diversas tratativas y propuestas sobre las cuales no hay decisión, pero podría alcanzar prioridad. Además, Chile tiene dos submarinos Scorpene en servicio y Brasil tiene también dos, mientras fabrica otros tantos en un astillero de Río de Janeiro. Se trata de un proyecto a largo plazo que contempla llegar al submarino a propulsión nuclear. Que Argentina, Brasil y Chile tengan un mismo tipo de submarino da un enfoque regional al sistema de armas en este rubro.

En el gobierno de Macri se compraron cuatro patrulleros oceánicos (OPB) a Francia, que terminarán de incorporarse en pocos meses y cumplen una función importante en la custodia del Mar Argentino. De los cuatro OPB ya están incorporados dos, a fin de año ya estará en el país el tercero y el cuarto lo hará en abril de 2022, con lo cual estará completa la División de patrullaje marítimo. También se ha firmado un contrato con FADEA para modernizar los aviones de exploración Orion P3 de la Aviación Naval de origen norteamericano y podrían comprarse nuevos. Estos aviones tienen como prioridad el patrullaje marítimo y completan las capacidades de los patrulleros oceánicos.

En el caso de la Fuerza Aérea, la prioridad son los aviones cazas multipropósito. La última vez que se adquirieron aviones de este tipo fue a mediados de los años 90 a Estados Unidos. Se trató de los A-4B Skyhawk, que habían sido usados por los Marines de Estados Unidos como apoyo aéreo, y que fueron modernizados entonces, pero que quedaban fuera de servicio por el tiempo transcurrido. La mitad de los Skyhawk ha sido modernizada y actualizada en Estados Unidos. Han entrado en servicio y evitado que el país quede sin defensa aérea. Un proceso similar está en marcha con otro lote de aviones. Pero no se ha incluido el armamento por decisión estadounidense, un tema que es decisivo.

En el proyecto de Presupuesto 2022 está incorporada una partida de más de 600 millones de dólares para comprar una docena de cazas multipropósito. De acuerdo a la técnica presupuestaria no se ponen en el proyecto de presupuesto nombres de empresas que son consideradas como opciones posibles. 

Han sido analizadas propuestas de países de la OTAN como Suecia y Francia, de Asia (China y Corea del Sur) y también de Rusia, pero no hay ninguna definición. En el Gobierno anterior se habían iniciado conversaciones con Corea del Sur para adquirir cazas modernos en este país, cuya industria militar está en la órbita de Estados Unidos. De Pakistán se analizó la versión del caza chino que fabrica y también Rusia presentó una oferta. La opción del Gripen sueco tendría una lógica regional, ya que Brasil ha recibido sus primeros aviones tras más de una década de negociaciones y los fabricará en el país. Fue una decisión del gobierno de Lula, lo que podría abrir una perspectiva de proyectos binacionales.

Pero el problema es el llamado “veto inglés”, que utiliza el Reino Unido para la venta de sistemas de armas que lleven componentes británicos, impidiendo que determinados sistemas de armas lleguen a países específicos, como es el caso de la Argentina. Esto llevó a Corea del Sur a suspender las conversaciones avanzadas que tenía con Argentina y sucedió otro tanto con Suecia. El avión chino-pakistaní es analizado, pero sin decisión política ni firma de precontrato. Estados Unidos preferiría que la opción china no fuera elegida debido a su política local e internacional tendiente a “contener” la influencia china en sectores estratégicos. 

Una alternativa podría ser que Estados Unidos gestione ante el Reino Unido, en función de la relación “especial” de Washington y Londres, que sigue vigente en el plano estratégico-militar: una flexibilización del “veto inglés” podría permitir a la Argentina conseguir el avión surcoreano o el sueco. La otra opción sería que Estados Unidos decidiera competir contra China, ofreciendo un avión equivalente en cuanto a precio y capacidades. De cualquier manera, es una decisión que llevará años, como sucedió en el acuerdo entre Brasil y Suecia por el avión Gripen. En el mejor de los casos, podría adoptarse recién hacia el final del actual periodo gubernamental.

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