Por Rosendo Fraga.
En septiembre se realizan tres elecciones clave para Occidente, empezando por la legislativa en Rusia, que tendrá lugar el 17 de septiembre. Los sondeos dan cuenta de una caída importante de la satisfacción con el gobierno. Pero las medidas autoritarias del mismo impiden que la oposición pueda articular un frente competitivo contra el oficialismo. Respecto a sus dirigentes, los más importantes van dejando el país con la excepción de Navalny, que continúa encarcelado, lo cual empeora la imagen de la oposición, por su impotencia. Los especialistas en Rusia coinciden en que la aparición del presidente Putin en los días previos a la elección, mejorará la perspectiva del oficialismo. La disminución de la concurrencia a votar puede ser una señal de la insatisfacción antes mencionada. La pandemia no parece haber deteriorado al Gobierno. Un porcentaje alto de la población decidió no vacunarse. Pero parece claro que el partido del Presidente, Rusia Unida, no puede perder la mayoría en la Duma (congreso). Los sondeos muestran que, a pesar del desgaste sufrido desde la creación de Rusia Unida, el partido de Putin hoy obtendría 26,4% sobre el 17,2% que votaría por el Partido Comunista y el 9% que se decanta por el Partido Liberal Democrático. A pesar de que Rusia Unida hoy obtendría cerca de 17% menos votos que hace cinco años, nadie duda que el partido oficialista obtendrá la mayoría absoluta en la Duma. Es que sólo la mitad de los 450 diputados que hoy integran el órgano legislativo ruso se elige por listas partidarias. La otra mitad se elige en circunscripciones mayoritarias en las que tradicionalmente se impone de manera muy amplia el oficialismo. Por otra parte, además de diputados, en esta elección se ponen en juego 12 jefes de entidades federadas, 23 parlamentos regionales y 11 ayuntamientos de capitales.
En el caso de Canadá, el 20 de septiembre se realiza la elección general convocada por el primer ministro Justin Trudeau. Ha tomado la decisión de enfrentar la compulsa electoral anticipadamente para fortalecer su poder, que estaba disminuyendo. Los sondeos muestran una elección pareja, con 33% para el oficialista Partido Liberal (aunque comienza a acusar cierto estancamiento) y 29% para el opositor Partido Conservador. Pero otro sondeo realizado por la consultora Nanos da cuenta de un virtual empate en 33 puntos entre liberales y conservadores, mientras que la televisión pública canadiense estimó en un sondeo propio que la diferencia a favor de los liberales es hoy de tan sólo 3 puntos. Además el partido de Trudeau enfrenta otro problema, la progresiva caída en la aprobación del Primer Ministro: hoy sólo el 39% de los canadienses mantienen una imagen positiva de Trudeau (bajó 1 punto en agosto) y un 42% declara tener una mala imagen del Primer Ministro. Algunos analistas explican este fenómeno por las expectativas creadas alrededor de la promesa incumplida del gobierno canadiense, que prometió ayudar a los afganos que necesitaban abandonar su país, algo que el gobierno liberal no ha podido de momento concretar. Por su parte, el Primer Ministro enfrenta una creciente hostilidad en sus actos de campaña, hecho que ha sido repudiado por la mayoría de los partidos políticos canadienses.
La elección general alemana, que tiene lugar el 26 de septiembre, es relevante para Europa. Ante todo, puede implicar un cambio tras cuatro mandatos consecutivos de Ángela Merkel en el poder. Su candidato, Armin Laschet, es criticado en su partido, la Democracia Cristiana, por haber cometido errores en la campaña. Pero también es cierto que la popularidad de Merkel ha descendido y que su apoyo puede no ser suficiente para que su candidato gane. El último sondeo difundido por Forza en la primera semana de setiembre la otorga 25% de intención de voto al Partido Socialdemócrata, 19% a la Democracia Cristiana, 17% a los Verdes y 13% a los liberales. Alternativa por Alemania 11% (ultra-derecha) y la izquierda 6%. Con estos números, la situación continúa siendo incierta respecto no sólo al ganador, sino en cuanto a la alianza que gobernará, dado que ningún partido podrá obtener mayoría propia. El Partido Verde parece la clave. De ganar, se trataría de un hecho excepcional, que seguramente jugaría a favor del crecimiento de las fuerzas políticas ecologistas en Europa. Es un partido que se ha ido moderando a medida que se fueron incrementando sus posibilidades de acceder al poder. No puede descartarse una alianza con la Democracia Cristiana y los liberales para gobernar. Pero también la Socialdemocracia, que ha tenido una recuperación en los últimos meses, de ganar, podría articular una coalición con los Verdes y la izquierda. La cuarta fuerza es la derecha ultranacionalista, con la cual nadie quiere negociar, pero en caso de necesidad para armar una coalición, no puede descartarse que termine integrándose a una. Por su parte, una reedición de la coalición democristiana-socialdemócrata, que ha funcionado en los dos últimos periodos de Merkel, tampoco puede descartarse, aunque es una solución que está desgastada para la opinión pública.
Los tres países occidentales que realizan elecciones en septiembre permiten hacer un análisis sobre su rol estratégico en Occidente. Rusia en realidad es un país Euroasiático que es percibido como amenaza por el resto de Europa. La potencia euroasiática ve a la OTAN, integrada por Estados Unidos, Canadá, Europa Occidental y la mayoría de los países europeos ex comunistas, a su vez como amenaza. Para Rusia, su proyección a Asia implica la relación con China, pero esta no es fácil, aunque las dos tienen un enemigo común: la presencia estadounidense en su respectivo entorno geográfico. La caída de Afganistán ha generado un deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Europa dentro de la OTAN. Francia encabeza la posición de avanzar hacia una estructura de defensa europea que no dependa de Estados Unidos. Alemania, por su parte, no comparte esta posición y desea mantener la presencia militar estadounidense en el continente, incluso dentro de sus propias fronteras, donde tiene actualmente 50.000 hombres de las fuerzas armadas estadounidenses. Canadá está en otra situación. Forma parte de la llamada “Alianza de los Cinco Ojos” integrada por cinco países anglosajones: Estados Unidos, el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. Esto establece otro nivel de alianza estratégica superior al de la OTAN. Es decir, que el acompañamiento canadiense a las decisiones estratégicas de Washington es más firme y previsible que el de Europa en el marco de la OTAN.
En conclusión: la elección legislativa rusa podrá mostrar mayores niveles de desencanto de una parte de la población, pero ello no afecta el liderazgo de Putin ni su control parlamentario, que seguirá siendo mayoritario; la elección general de Canadá no proyecta un resultado cierto, con las dos fuerzas tradicionales disputándose el poder en torno al 30%: liberales (oficialismo) y conservadores (oposición); Alemania muestra una elección también incierta, en la cual ningún partido tendría mayoría para gobernar solo, y un primer lugar disputado entre democristianos, socialdemócratas y verdes; por último, en lo estratégico, Rusia es la mayor amenaza para Europa; Canadá tiene un compromiso estratégico con EE.UU. en el grupo “Cinco Ojos”; y Alemania es partidaria de mantener la alianza con EE.UU. en la OTAN.