Por Rosendo Fraga.
El debilitamiento político de la figura presidencial sigue siendo el tema político central, más allá de las PASO. En los últimos días, nuevas declaraciones imprudentes, como las realizadas en respaldo de la docente de La Matanza que adoctrinó a alumnos a favor del kirchnerismo, es una evidencia al respecto. Otros errores se evidencian también en el manejo judicial, en la causa derivada de la foto del festejo de cumpleaños de la pareja del Presidente en Olivos. Eso hace que en el oficialismo crezcan las críticas sobre Alberto Fernández y predomine la idea de que no tiene que tener un rol protagónico en los días que faltan hasta las PASO (menos de dos semanas). El plan para “revitalizar” la imagen del Presidente sigue adelante, pero con poca convicción y entusiasmo dentro del oficialismo. Este plan consiste en visitar provincias donde el oficialismo no tiene ningún tipo de riesgo electoral: Catamarca, San Juan y La Pampa. Después de las PASO, y hasta la elección, tendrán lugar varios viajes del Presidente al exterior. En los próximos días se define si viaja a Ecuador, después de las PASO visitaría México y Estados Unidos, para asistir a la Asamblea Anual de Naciones Unidas. En octubre estará en Roma para participar en la Cumbre del G20, mientras que en noviembre -después de la elección legislativa-, asistirá en Escocia a la Cumbre mundial por el cambio climático. Pero el riesgo político más importante del Presidente es que, de haber una derrota electoral, se lo culpe dentro del oficialismo de ser el responsable de ella.
El poder y la influencia de la Vicepresidenta van creciendo. En política suele decirse que siempre al vacío alguien lo ocupa, y esto está sucediendo ahora en el Frente de Todos. Cristina hace sentir su presencia aunque no ocupe lugares ni hable. Su disgusto respecto al Presidente, que se hizo público y notorio a finales de agosto, va en aumento. Las críticas provenientes de los dirigentes de La Cámpora -incluido el propio Máximo Kirchner-, son cada vez más comentadas en el oficialismo. Sergio Massa sigue en la misma línea, esperando que un eventual cambio en el equipo de Gobierno le permita ampliar su espacio de poder. Pero las presiones y mensajes de Cristina Kirchner chocan con la decisión de Alberto Fernández de mantener su equipo inmediato de colaboradores, encabezados por el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el Secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello, la Secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, el Secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, y el vocero presidencial, Juan Pablo Biondi. Pero la permanencia de estos funcionarios desgasta aún más la relación entre Presidente y Vice. En cuanto al Gobierno, tuvieron lugar en los últimos días señales adversas al ministro de Economía, Martín Guzmán: Cristina Kirchner publicó un tuit elogiando a la subjefa de Gabinete, Cecilia Todesca, lo que fue interpretado como un respaldo para la eventual sucesión del ministro; fue desplazado del área de Energía el funcionario que definía la segmentación de la actualización tarifaria, que respondía a Guzmán; y el mismo Presidente se mostró más escéptico que el ministro sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. En cuanto a las PASO, adquieren significación las de Santa Fe, por error en ellas del ex ministro Agustín Rossi. Cristina, en los últimos días, desistió de concurrir a actos de la lista contraria, que responde al gobernador Perotti.
En el campo opositor, el protagonismo nacional de Horacio Rodríguez Larreta, la reaparición de Macri, el crecimiento de la figura de Milei y el triunfo radical en Corrientes, son los hechos más relevantes. El Jefe de Gobierno porteño intensificó su presencia electoral en apoyo de sus dos primeros candidatos, Diego Santilli y María Eugenia Vidal. En su visión, esta elección es clave para consolidar y potenciar su candidatura presidencial para 2023. Pero Macri ha reaparecido con vigor en la campaña, participando en actos de estos dos mismos candidatos. Al mismo tiempo, Patricia Bullrich recupera protagonismo, argumentando que ella hoy en los sondeos muestra mayor intención de voto que Vidal, a pesar de no competir. En cuanto al radicalismo, la perspectiva de Facundo Manes de ganar en la provincia de Buenos Aires, se va diluyendo, como ya sucedió con la posibilidad de que la lista del radicalismo porteño, encabezada por Adolfo Rubinstein, obtenga la minoría, la que parece haber alcanzado ya Ricardo López Murphy (Republicanos Unidos). El crecimiento de la derecha libertaria -Javier Milei en Ciudad de Buenos Aires y José Luis Espert en la provincia- se acentúa. El primero ha adquirido especial repercusión, e incluso en medios internacionales, por considerárselo una expresión de la derecha antipolítica que se ha difundido en el mundo occidental. Este fenómeno sin lugar a dudas resta votos a Juntos por el Cambio. El rotundo triunfo del gobernador Gustavo Valdéz en la elección de gobernador de Corrientes el 29 de agosto, fortalece a la oposición, y especialmente al radicalismo.
El pronóstico electoral es incierto a días de las PASO y nadie está seguro de lo que sucederá. En el oficialismo se toma como válida la encuesta del CELAG (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica) dirigido por el español Alfredo Serrano Mancilla, vinculado al gobierno venezolano. Este consultor acertó en 2019 con su pronóstico del resultado de las PASO, en el que obtuvo la victoria el actual oficialismo. Sostiene ahora que en el promedio nacional, el Frente de Todos obtendría 43% y Juntos por el Cambio 38%. Es decir, el oficialismo ganaría por 5 puntos a nivel nacional, una diferencia similar a la que se obtendría en la provincia de Buenos Aires. Pero hay sectores del oficialismo que ven una situación más riesgosa y por eso plantean la estrategia de que “ganar por un voto es ganar”, ya sea a nivel nacional o provincial, para bajar las expectativas. En la oposición, las PASO competitivas que tienen lugar en Ciudad de Buenos Aires y en la provincia, generan pronósticos más contradictorios. Igualmente se reconoce que Milei obtendría un diputado nacional en CABA, que eventualmente podrían ser dos si supera el 10%, y Espert saldría electo en la provincia de Buenos Aires, que también podría conseguir una segunda banca. El gran interrogante común al oficialismo y oposición está en la concurrencia a votar. Las elecciones provinciales han mostrado un descenso de los votantes, con la excepción de Corrientes. El escenario temido es, por ejemplo, que la concurrencia a las PASO descienda del 75% (el promedio de concurrencia desde 2011) a 65%. Que no concurra a votar el 35% del padrón y que se produzca un voto blanco y nulo del 7%, permite un argumento de que el 42% no votó, y ello implica un castigo a la clase política, similar al del llamado “voto bronca” que tuvo lugar hace exactamente 20 años, dos meses antes de la crisis que llevó a la renuncia del Presidente Fernando De la Rúa y al estallido de la convertibilidad.
En conclusión: a menos de dos semanas de las PASO, el debilitamiento político de Alberto Fernández lo pone frente a una crisis “autoinfligida”; como contrapartida, la Vicepresidenta ocupa más espacio de poder real, mientras en el oficialismo crecen las críticas al Presidente por su rol negativo en la campaña; en la oposición, la reaparición de Macri ha confirmado que el tema del liderazgo opositor sigue abierto, pese a la precandidatura de Rodríguez Larreta; por último, el pronóstico electoral es incierto, pero parece claro que ni oficialismo ni oposición tendrán un éxito contundente, siendo más probable el triunfo del PRO en las PASO en los dos distritos más importantes.