Por Rosendo Fraga.
La foto del presidente y su pareja compartiendo el 14 de julio de 2020 el cumpleaños de ella con un grupo de allegados, ha generado una crisis política importante. La aparición de fotos sucesivas del evento, las contradicciones del presidente en las diversas explicaciones que fue dando, y el impacto negativo en la opinión pública del intento de responsabilizar a su pareja, crearon una crisis política en torno al liderazgo presidencial. En el campo oficialista, las manifestaciones públicas fueron de tres tipos: quienes criticaron abiertamente al presidente, como Víctor Hugo Morales y Sergio Berni; quienes mantuvieron un silencio crítico, como la vicepresidenta Cristina Kirchner; y quienes pretenden justificarlo, como el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. En el oficialismo se asumió que esta crisis ha causado un riesgo electoral imprevisto. Los primeros sondeos posteriores al hecho que se han publicado, tanto en medios opositores como en los que maneja el Gobierno, consignan que un segmento del electorado del Frente de Todos hoy duda si mantendrá o no su voto, dada la incertidumbre existente de lo que suceda en los próximos 90 días (hasta la elección legislativa) con este episodio, que podría alterar los resultados. Es un plazo largo en términos electorales y muchas cosas pueden suceder hasta entonces. Pero el episodio de la foto de Olivos pone de manifiesto lo que es un imponderable en la política: hechos que no se pueden prever ni anticipar y que, de producirse, generan altos impactos que pueden definir el curso de los acontecimientos.
Tras el impacto inicial, el oficialismo parece haber cerrado filas tras el presidente, para evitar mayores daños. Se asume así que el hecho fue un “error” del presidente, como él mismo dijo. El daño mayor es que para la opinión pública es un ejemplo de la “desigualdad” que caracteriza las relaciones de los gobernantes, y en alguna medida el conjunto de la clase política, respecto al ciudadano común. Desde el punto de vista jurídico, es una acción iniciada por dos ciudadanos con militancia política y que integran la lista que en Capital lidera Ricardo López Muphry: Yamil Santoro y Rodrigo Forlenza. Esta causa se está tramitando en el juzgado del juez federal Sebastián Casanello. Pero han quedado heridas y recriminaciones abiertas dentro del oficialismo, que se traducen en una crítica desde el kirchnerismo en su conjunto, y de la vicepresidenta y La Cámpora en particular, sobre la capacidad del manejo político del presidente. Desde las declaraciones del presidente el 9 de junio sobre el origen de los brasileños y los mexicanos y su autodefinición de europeísta, que generaron fuerte impacto negativo, la imagen presidencial se ha visto afectada por manifestaciones desafortunadas, inexactitudes, furcios y actitudes erróneas, que han generado alto costo político. Ante el planteo de un sector del kirchnerismo de que el presidente debía alejarse del protagonismo en la campaña electoral, para evitar que ésta asuma su costo, Alberto Fernández decidió rápidamente participar en ella en el acto realizado en La Matanza el 16 de agosto. Su línea argumental fue clara: mencionar que el ex presidente Mauricio Macri había cometido mayores errores que él desde la misma Residencia de Olivos.
En este marco, la oposición vio la oportunidad de capitalizar el hecho, pero su falta de liderazgo se puso de manifiesto. Por un lado, un sector liderado por el ala dura de Juntos por el Cambio, con dirigentes del PRO como Patricia Bullrich y de la UCR como Mario Negri, reclamaron el juicio político del presidente y la creación de una comisión investigadora parlamentaria. Fue una postura que no logró unificar detrás de ella a la oposición en su conjunto. Si bien es una propuesta de alto impacto, plantea la duda de si es conveniente elevar la crisis del plano político y judicial al institucional. En segundo lugar, la oposición no tiene las mayorías calificadas para hacer efectivo el juicio político, en el cual una Cámara del Congreso acusa y la otra juzga. Por último, desde una posición en realidad abstracta -por la mencionada falta de mayoría calificada en el Congreso para llevarla adelante-, Elisa Carrió planteó que no había que pedir el juicio político del presidente, porque ello llevaría a la vicepresidenta directamente a ejercer la primera magistratura hasta el final del mandato de Fernández, el 10 de diciembre de 2023. En este marco, retornó al país el ex presidente Mauricio Macri. Se prevé por ahora su aparición aislada en la campaña electoral. Hasta ahora, Horacio Rodríguez Larreta ha sido la figura “nacional” tanto en CABA como en provincia de Buenos Aires, apoyando a sus candidatos que encabezan la lista: María Eugenia Vidal y Diego Santilli. En el interior, ha predominado la presencia de Patricia Bullrich, quien como presidenta del PRO a nivel nacional, ha visitado numerosos distritos para apoyar candidatos que compiten entre sí en las PASO. En cuanto al radicalismo, su perspectiva de crecimiento en las primarias parece haberse frenado por el estancamiento de Facundo Manes en el segundo lugar en la provincia de Buenos Aires, y el de la que encabeza Adolfo Rubinstein en Ciudad de Buenos Aires. En este contexto, la lista que lidera Ricardo López Murphy en Capital dentro de Juntos por el Cambio, está alcanzando la minoría.
La elección provincial realizada el domingo 15 de agosto en Salta, confirma el triunfo de los gobiernos locales y el fracaso electoral del kirchnerismo. Hasta ahora se ha votado en Misiones (6 de junio), Jujuy (27 de junio) y ahora en Salta. Cabe señalar que el domingo 29 de agosto será la elección de gobernador en la provincia de Corrientes (con Santiago del Estero son las dos únicas provincias que eligen gobernador separadas de las demás). Las listas de los oficialismos provinciales ganaron en las tres elecciones realizadas hasta ahora, fortaleciendo las figuras de Herrera Auad (Misiones), Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Sáenz (Salta). En Corrientes, el 29 de agosto se presenta para la reelección el gobernador radical Valdéz. En Misiones, el peronismo provincial superó el 50% de los votos, Juntos por el Cambio obtuvo el segundo lugar con el 21% y el kirchnerismo, representado por La Cámpora, obtuvo el tercer lugar con sólo 13%. En cuanto a Jujuy, el oficialismo obtuvo 41,7% de los votos, seguido del Frente de Todos-PJ, a gran distancia con 13,5%, aunque a esto se le podría sumar el 5,3% que obtuvo el partido de Milagro Sala (Frente Unidad para la Victoria). En el caso de Salta, las dos listas que responden al gobernador Saénz y que pueden ser consideradas ya como un peronismo provincial, alcanzaron el 44% de los votos, luego se ubicó Juntos por el Cambio con 17%, y recién el kirchnerismo en tercer lugar, con 11%. Es claro que en el interior hay una neta diferencia entre el peronismo y el kirchnerismo, el cual es minoría.
En conclusión: la “foto de Olivos” se ha transformado en una crisis política de proporciones para el oficialismo, y ha afectado el ya debilitado liderazgo de la figura presidencial; reconociendo que hay impacto electoral, el oficialismo decidió cerrar filas con el presidente, quien se apresuró a ocupar un lugar en la campaña electoral; la oposición buscó aprovechar la oportunidad electoral que presenta esta crisis, pero la falta de un liderazgo unificado le impidió hacerlo con una estrategia nacional; por último, el resultado de la elección provincial en Salta confirma el triunfo de los gobernadores, como ya se dio en Misiones y Jujuy, y los fracasos electorales del kirchnerismo frente a los peronismos locales.