La Argentina y la escalada del conflicto global

Por Rosendo Fraga.

El mundo está viviendo la crisis de seguridad más grave desde la Segunda Guerra Mundial: supera en riesgo a las tensiones durante la Guerra Fría en torno a Berlín y a la Crisis de los Misiles de Cuba. También lo hace respecto a las guerras de Corea y Vietnam. Tras la caída del Muro, esta situación plantea más riesgos globales que las dos guerras de Irak y el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001. Se trata de una crisis que escaló con la invasión rusa a Ucrania que se inició el 24 de febrero de 2022, que siguió con el ataque de Hamas a Israel el 7 de octubre de 2023, y ahora lo hace aún más con el ataque de Irán a este país del 13 de abril de 2024. Pero la clave del riesgo la planteó el Secretario General de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, cuando en su discurso al conmemorarse el 75° aniversario de la Organización, expresó que la alianza militar occidental enfrentaba la posibilidad de un enfrentamiento no sólo contra Rusia, sino contra un eje derivado de una alianza de ésta junto a China, Irán y Corea del Norte. Argumentó para ello -como lo hizo después en un reportaje a la BBC- que entre los cuatro países ya existe transferencia militar en tecnología e insumos para la fabricación de armamentos y sistemas de armas. Las crisis suelen escalar por error de cálculo. Así sucedió incluso en el inicio de las dos guerras mundiales. El riesgo concreto ahora es que las partes en conflicto cometan un error de este tipo. 

La crisis desatada en Medio Oriente ha llevado la política exterior argentina al centro de la escena, lo que no sucedía desde que Milei asumió el poder. El presidente ha sido coherente. Desde su elección en segunda vuelta el 19 de noviembre de 2023, sostuvo que Estados Unidos e Israel iban a ser sus dos alianzas, algo que reiteró en otras oportunidades. Es una definición que combina una visión ideológica como la que tienen los ex presidentes Donald Trump y Jair Bolsonaro. Pero en el caso de Milei adquiere también una adhesión religiosa. Es que se trata de un líder político que acentúa esa visión respecto a la realidad global. Desde antes de ser electo, visitó en Estados Unidos sedes de movimientos judíos ultrarreligiosos. Una vez en el gobierno lo ratificó nuevamente en sus visitas a Estados Unidos e Israel. Esta impronta domina su política exterior y ello seguirá siendo así, e incluso aumentará, frente a la escalada de la crisis que implica el ataque de Irán contra Israel. Dos días antes del mismo, el presidente argentino, en un reportaje realizado por un periodista estadounidense de la comunidad judía, manifestó que Moisés era el mayor héroe de la libertad de todos los tiempos. No es la primera vez que se remite a esta figura. Lo hizo el 8 de febrero, al reproducir en redes sociales un fragmento del libro del Éxodo del Antiguo Testamento en caracteres hebreos, replicando a los legisladores por no aprobar su proyecto de Ley Ómnibus sin modificaciones, y volvió a hacerlo el 1° de marzo, cuando presentó su propuesta del Pacto de Mayo. En el primer caso lo hizo para dar un mensaje de la traición sufrida; en el segundo, de la perseverancia del liderazgo. 

En cuanto a la Argentina, el 11 de abril, dos días antes del ataque iraní, la Cámara de Casación Penal dictó un fallo condenando a Irán y a la milicia Hezbollah por los dos atentados sufridos en los años noventa. Cabe recordar que en 1992, en un atentado suicida de esta organización fue volada la sede de la embajada israelí en Buenos Aires, produciéndose decenas de muertos. Dos años después, en julio de 1994, tuvo lugar otro atentado contra la AMIA, la mutual judía más importante del país, en el que los muertos superaron el centenar. Las causas judiciales tuvieron complejas y contradictorias alternativas. Este fallo puede ser definitivo y sólo resta su convalidación por la Suprema Corte. En el contexto político generado por la llegada al poder en Argentina cuatro meses atrás de un presidente que se define como aliado de Israel, si bien seguramente se trata de un hecho circunstancial, no deja de integrarse al conflicto global. Tres décadas después de los hechos, la Justicia argentina define la responsabilidad por los atentados terroristas, condenando a Irán y a su principal milicia, Hezbollah. Milei, al regresar al país después de suspender su viaje previsto a Dinamarca, ha ratificado enfáticamente la alianza con Israel. Ahora seguramente buscará avanzar en su identificación con Occidente, pidiendo ser “socio global” de la OTAN, proceso que llevará cerca de dos años. Desde el domingo a la noche el gobierno argentino analiza qué tipo de participación militar puede tener en el conflicto, aunque inicialmente sea sólo simbólica. Se han reforzado medidas preventivas de seguridad frente a la posibilidad de que el terrorismo islámico realice nuevos atentados en Argentina, que es el país de la región más involucrado en el conflicto global.

En cuanto a la coyuntura política, continuará centrada en las negociaciones para avanzar con la reforma de Milei en el Congreso y los conflictos internos dentro del oficialismo. Respecto a la negociación de la Ley denominada en el Congreso “Micro-ómnibus” -tiene menos de la mitad de los artículos de la anterior-, combina avances e indefiniciones. Pareciera que la oposición dialoguista está dispuesta a aprobar nuevamente en general, abriendo la puerta a una discusión artículo por artículo que puede derivar (como ya sucedió en febrero) en una frustración del presidente que lo lleve a retirar el proyecto. Las negociaciones respecto a la cuestión fiscal, el impuesto a las ganancias, la reforma laboral y el ajuste de las jubilaciones muestran ciertas coincidencias, pero todavía lejos de un cierre definitivo. Públicamente, al comenzar la semana pasada, Milei se mostró escéptico y desinteresado sobre la firma del Pacto de Mayo el próximo 25 de ese mes. El problema que se ha sumado ahora es que la Corte podría emitir sentencia respecto a la validez del DNU con las reformas iniciales del nuevo gobierno firmado en diciembre. Es que la relación de la Casa Rosada con la mayoría del Máximo Tribunal (Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda) se ha deteriorado políticamente en las últimas semanas, con las propuestas del Poder Ejecutivo para cubrir dos vacantes en el Supremo Tribunal (la que hoy hay más la que dejará a fin de año Maqueda). Uno de los candidatos, el juez Ariel Lijo, es cuestionado dentro de la misma coalición oficialista y apoyado por sectores que integran la “casta política”, como suele denominar el presidente a la estructura de dirigentes preexistente. La CGT, por su parte, ha convocado una movilización para el Día del Trabajador el 1° de mayo y un segundo paro el 9 de ese mes, pero lo hace con la intención de no romper el diálogo con el Gobierno. Los movimientos sociales incrementan su presión en las calles, pero sólo en incidentes aislados. En cuanto al oficialismo, el bloque de La Libertad Avanza no sólo está dividido en la Legislatura Bonaerense y en el Parlasur, sino ahora también en la Cámara de Diputados de la Nación. Esta semana se definiría si la diputada oficialista Marcela Pagano es confirmada como presidente de la decisiva Comisión de Juicio Político con apoyo de la oposición, o es removida del cargo por influencia de la Casa Rosada. El presidente ha dejado en manos de su hermana Karina, secundada por los sobrinos del ex presidente Menem, el manejo de la política interna del oficialismo.

En conclusión: el mundo está viviendo la crisis de seguridad internacional más riesgosa desde la Segunda Guerra Mundial, tanto por la falta de liderazgo global como por la letalidad en los armamentos; la definición del Secretario General de la OTAN sobre que esta alianza enfrenta hoy otra integrada fácticamente por Rusia, China, Irán y Corea del Norte, plantea concretamente la posibilidad de un conflicto global; la Argentina es el país de América Latina más involucrado en este conflicto por los atentados sufridos tres décadas atrás y por tener un presidente profundamente comprometido con la causa israelí; por último, en cuanto a la coyuntura política, continúan las negociaciones en torno a la aprobación de las reformas de Milei, la Corte podría fallar respecto a su DNU y se agudizan los conflictos políticos dentro del oficialismo.

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