Por Rosendo Fraga.
En el oficialismo, la Vicepresidenta está reordenando con éxito al Frente de Todos detrás de su eventual candidatura. Si bien el Mundial crea un paréntesis en esta estrategia, ella continúa con intensidad, como lo muestra la reunión que mantuvo con Emilio Pérsico, líder del Movimiento Evita, que hasta ahora era el movimiento social más cercano a la Casa Rosada. El mencionado dirigente estuvo en el acto de La Plata convocado por el kirchnerismo, tras formalizar un acuerdo con Máximo Kirchner. Frente al “clamor” de las tribunas pidiendo la candidatura de Cristina, el peronismo se divide entre quienes la apoyan y los que mantienen silencio, pero nadie se opone formalmente. Antes de cumplirse un mes del triunfo de Lula -fecha clave que marcó el inicio de esta estrategia electoral-, la Vicepresidenta comienza a centrarse en “reordenar” al peronismo, que es el eje político del Frente de Todos. El primer paso es la provincia de Buenos Aires. La circunstancias han hecho que el tema de la seguridad pase a ser la prioridad no sólo por el reclamo de la opinión pública en el conurbano, sino también por la lucha de poder dentro del oficialismo bonaerense. Los intendentes reclaman la salida de Sergio Berni del Ministerio de Seguridad de la provincia, para asumir ellos el control de la seguridad en el ámbito municipal. El gobernador Axel Kicillof lo mantiene, temiendo que sin Berni quede sin capacidad de manejar situaciones como las que vivió en su primer año de su gobierno, con la huelga policial que corrió el riesgo de transformarse en una sublevación. Es una posición que ha mantenido hasta ahora la Vicepresidenta respecto al ministro de Seguridad bonaerense, que jugó un rol clave para ella a fines de 2013, cuando se desencadenaron huelgas policiales en la casi totalidad de los distritos, en forma casi inmediata a la elección de medio mandato que ganó entonces Sergio Massa como opositor en la provincia de Buenos Aires.
En este contexto, el Presidente Alberto Fernández parece haber abandonado lo que fue su breve proyecto de reelección entre octubre y noviembre. La pérdida del apoyo de Emilio Pérsico es considerada, en el resto del peronismo, una deserción casi irreparable para el Presidente. La mayoría de los mandatarios provinciales siguen siendo partidarios de suspender o eliminar las PASO, y en esto tienen una posición diferente a la de Fernández. Los gobernadores, que ni apoyan ni cuestionan la eventual candidatura de Cristina, han dejado de ser un posible apoyo político del Presidente. Con el sector dialoguista de la CGT sucede otro tanto. Ha tomado distancia del juego político y se concentra en sus intereses, es decir, el flujo de los subsidios y reembolsos para las obras sociales del sector. Por su parte, Cristina ha logrado desplegar su estrategia político-electoral antes de que se adopten decisiones judiciales que la puedan afectar, como es el caso en la causa vialidad, que tendría sentencia en los próximos días. En cuanto al conflicto de poderes del Ejecutivo y el Senado por la conformación del Consejo de la Magistratura, la Corte parece moverse con prudencia. Ha decidido tomar juramento a los cuatro diputados que representan a la Cámara Baja en el Consejo. Pero no ha decidido todavía el juramento de los cuatro senadores, que es el punto conflictivo. La presión para que se profundice la investigación sobre el atentado contra Cristina del 1° de septiembre, se intensifica y la jueza María Eugenia Capuchetti, cuestionada por la Vicepresidenta por lentitud e ineptitud, ha derivado la investigación del caso a un fiscal.
Mientras tanto, en el campo opositor, se profundiza la desarticulación generada por la pugna de las candidaturas. El PRO, la fuerza política más relevante de la oposición, se complica cada día más. El enfrentamiento entre el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la Presidenta del partido, Patricia Bullrich, por la candidatura a la Presidencia, se endurece día a día. Un ejemplo de ello es la controversia surgida con el diputado opositor Gerardo Milman, a quien Bullrich consideraba hasta ahora su “mano derecha”. Mientras es acusado judicialmente por el kirchnerismo de vinculaciones con el atentado contra Cristina, la Presidenta del PRO considera que los ataques son consecuencia de la interna que mantiene con Rodríguez Larreta, quien ha dicho que no tiene problema en competir con Macri por la candidatura presidencial. A su vez, Bullrich manifiesta que su decisión de aspirar por esa candidatura es independiente de lo que haga el ex Presidente. La puja interna también se está intensificando en los distritos. En la Ciudad de Buenos Aires, Larreta apoya por un lado a su ministro de Salud, Fernán Quiróz, y por el otro al dirigente radical Martín Lousteau. Por su parte, Jorge Macri -primo del ex Presidente- es hasta ahora un candidato que parece tener el apoyo conjunto de Macri y Bullrich. En la provincia de Buenos Aires sucede otro tanto. Rodríguez Larreta mantiene firme el apoyo a Diego Santilli, el ex Presidente sostiene a Cristian Ritondo y Bullrich apoya a éste y al peronista Joaquín de la Torre simultáneamente. Las incursiones de Mauricio Macri en Córdoba, Neuquén y Santa Cruz han potenciado las divisiones de Juntos por el Cambio en estos tres distritos. Frente a este panorama, el radicalismo no logra una estrategia unificada. En la provincia de Buenos Aires, la división involucra también a Libertad Avanza, con la separación entre Javier Milei y José Luis Espert.
La tensa situación social pasa a ser prioridad para el oficialismo en el mes de diciembre. La caída del poder adquisitivo del salario formal e informal, las jubilaciones y los planes sociales se da frente a una inflación que no cede. Por eso el ministro de Economía, Sergio Massa -hoy mucho más cerca de la Vicepresidenta que del Presidente-, frente al reclamo político del kirchnerismo, se ha comprometido a llegar a abril de 2023 con una inflación mensual de 3%, de manera que el oficialismo recupere chances electorales. Para ello combinará acuerdos, controles y congelamiento de precios. No será fácil alcanzar este objetivo. Un refuerzo de ingresos vía un bono que se sumará al aguinaldo -para los que lo cobran-, reclamado semanas atrás por Cristina, ya es una decisión tomada. Al mismo tiempo, la controversia respecto a las irregularidades en los planes sociales escala. El más importante es el Potenciar Trabajo, que tiene 1,7 millones de beneficiarios, entre los cuales han sido detectados 250.000 otorgados en forma irregular. Hasta el momento sólo han sido eliminados 2.500 correspondientes a los beneficiarios fallecidos. Al mismo tiempo, la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, puso en marcha semanas atrás un programa de reempadronamiento de los beneficiarios. Lo han hecho efectivo sólo el 10%, es decir, 170.000. Sobre esta situación, el conflicto que se libra en torno al control de la seguridad bonaerense, puede agravar la tensión.
En conclusión: Cristina va imponiendo su candidatura eventual, sin asumirla formalmente como tal ni enfrentar rechazos, pasando ahora a intentar reordenar el peronismo; el Presidente se ve fuertemente debilitado y obligado a dejar atrás su breve intento de reelección, con el intento frustrado de competir en las PASO; en la oposición se profundiza la pugna por las candidaturas, especialmente dentro del PRO, donde Larreta y Bullrich se enfrentan duramente y Macri se va transformando en un candidato eventual; por último, el oficialismo en diciembre pasa a dar prioridad a la tensión social, otorgando al Mundial un efecto en el “humor de la gente” que puede influir en esta situación.