Por Rosendo Fraga.
Como era previsible, y en forma inmediata al triunfo de Lula, Cristina inició el desarrollo de su estrategia electoral. Ya dos semanas atrás, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, había anunciado que la candidatura de la Vicepresidenta iría surgiendo desde la gente. Lo dijo al día siguiente de que Máximo Kirchner manifestara que, en su opinión, Cristina no iba a ser candidata. Con el acto del gremio metalúrgico (UOM) en Pilar, la Vicepresidenta realizó su primera aparición pública desde el atentado. Más que su discurso, lo importante políticamente fue lo que coreaba la militancia presente: “Cristina Presidenta”. Ella no se refirió a su reelección, pero tampoco negó su posibilidad. Su elogio a la gestión de Massa se dio al mismo tiempo que sus críticas hacia el Presidente, aunque sin nombrarlo directamente. El próximo paso será el 17 de noviembre, al cumplirse el medio siglo de lo que el peronismo denomina “el día del militante”, en conmemoración del retorno de Perón al país tras 17 años de exilio. Este acto tendrá mayor magnitud que el de la UOM -su Secretario General, Abel Furlán, es el aliado sindical más importante de La Cámpora- y será en el Estadio Único de La Plata. Previsiblemente, la Vicepresidenta profundizará su línea de ni negar ni asumir la candidatura, y los cánticos serán el mensaje más importante: “Cristina Presidenta”. El gobernador de Buenos Aires y La Cámpora, más allá de sus diferencias, son los soportes más importantes de la candidatura para el tercer mandato de Cristina.
La estrategia real de la Vicepresidenta consiste en seguir avanzando con su candidatura sin asumirla formalmente, hasta mayo de 2023. Ese será el momento en el que tome la decisión. Si entonces hay condiciones -que hoy no las hay y el diputado José Luis Gioja pidió que se creen- para competir con éxito, la asumirá. En caso contrario, optará por la candidatura a la senaduría bonaerense, cargo que obtendrá aunque el peronismo salga segundo en el territorio bonaerense. Con esta estrategia, Cristina busca mantenerse en el centro de la escena política y acumular poder para influir en la elección del candidato oficialista si ella no lo es. Kicillof, por su parte, ha iniciado también su estrategia para la reelección como gobernador. En paralelo a este plan, se profundiza el enfrentamiento del kirchnerismo con el Presidente, quien mantiene abierta su intención de reelección y manifiesta una voluntad -que no mostró en los tres años de gobierno transcurridos- de no ceder ahora frente a las presiones de la Vicepresidenta. Cabe señalar que mientras Cristina encabezaba el acto de la UOM en Pilar, Fernández participaba de otro para presentar un libro de Evo Morales. Pero fue al día siguiente, en el congreso del peronismo bonaerense que preside Máximo Kirchner, donde el kirchnerismo respondió con dureza al Presidente. Tanto la Vicepresidenta como su hijo criticaron al Gobierno -aunque es el propio- por su falta de respuesta en el campo social y reclamaron más recursos para paliar la situación. El triunfo de Lula proporciona a Cristina su “narrativa” en dos cuestiones: la ideológica, al mostrarse a sí misma como la manifestación local del progresismo latinoamericano que se ha expresado en las recientes elecciones presidenciales de Chile, Colombia y Brasil, y la judicial, ya que otorga un argumento a sus cuestionamientos a la Justicia en las causas de corrupción que la involucran.
Las PASO aparecen como una cuestión política central tanto para la oposición como para el oficialismo. Cabe señalar que Argentina es el único país que tiene este sistema que obliga a realizar dos elecciones obligatorias con dos meses de diferencia. En Argentina se aplica desde 2011 y no ha generado una mejora en la calidad de la representación política, como algunos alegan. Para el Presidente, mantener las PASO apunta a utilizarlas como argumento para justificar su estrategia de reelección. La postura del kirchnerismo de suspender o eliminar las primarias obligatorias es apoyada por la mayor parte de los gobernadores e intendentes, aunque no parece que sea tan vital para ellos. En la oposición, se ve a las PASO como un medio para dirimir el conflicto que se ha desatado por las candidaturas. Pero el PRO deberá resolver una candidatura única antes de las primarias obligatorias, ya que no hacerlo en ellas da una oportunidad al radicalismo, que busca recuperar protagonismo y poder. No parece fácil que el kirchnerismo logre su objetivo. Es que el apoyo a mantenerlas es homogéneo en la oposición y un sector del oficialismo -no más de una decena de diputados que responden al Presidente- también desea que no se suspendan. El 1° de diciembre comienzan las sesiones extraordinarias del Congreso, que se prolongarán hasta el 1° de marzo. Durante ese período sólo pueden tratarse proyectos enviados por el Ejecutivo, y ello es una dificultad más para que no haya PASO. En cuanto al Senado, el próximo 16 de noviembre daría sanción definitiva al Presupuesto 2023. Es un triunfo político del ministro de Economía, aunque haya tenido que ceder para lograr el acuerdo con la oposición.
Mientras tanto, en la oposición, se intenta contener la puja interna, que escala cada día más. Esta semana se intentará contenerla. Por un lado, se reunirá la mesa de conducción de Juntos por el Cambio, encabezada por los presidentes de los cuatro partidos que la integran: Patricia Bullrich del PRO, Gerardo Morales de la UCR, Maximiliano Ferraro de Coalición Cívica, y Miguel Ángel Pichetto de Encuentro Republicano Federal. No será un encuentro fácil, del cual también participarán otros dirigentes de las cuatro fuerzas. Dentro del PRO se intentará una reunión entre sus tres principales figuras: Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Tampoco será un encuentro fácil. El problema central de la oposición es que está dando por sentado que el oficialismo tiene perdida la elección presidencial y eso lleva a centrarse sólo en sus candidaturas. El 8 de noviembre tiene lugar la elección de medio mandato en Estados Unidos. Juntos por el Cambio no pudo emitir una declaración con motivo de la elección de Brasil por sus diferencias ideológicas internas, y es posible que esto vuelva a pasar con la elección estadounidense. Por su parte, el Presidente iniciará una nueva gira internacional para participar el 11 y 12 de noviembre del Foro de París por la Paz, convocado por el Presidente Macron, sobre la guerra de Ucrania; el 15 y 16 estará en Bali (Indonesia) para participar en la Cumbre del G20, centrada en la recuperación tras la pandemia; y el 24 irá a México para reunirse con el Presidente Andrés López Obrador e intentar profundizar la relación bilateral.
En conclusión: tras el triunfo de Lula, Cristina inició en forma inmediata su estrategia electoral, que apunta a que su candidatura sea reclamada por la militancia; esta estrategia se desarrollará hasta mayo, cuando decidirá si sigue adelante u opta por la senaduría bonaerense que le asegura el fuero parlamentario hasta el 10 de diciembre de 2029; la suspensión o eliminación de las PASO no es un tema tan relevante, pero lo es para los políticos y en especial para el Presidente, que ve en ellas un argumento para justificar su intención de reelección; por último, en la oposición, esta semana se intentará contener la puja interna por las candidaturas con un encuentro de la mesa nacional de Juntos por el Cambio por un lado, y de las tres principales figuras del PRO por el otro.