Lula y la política argentina

Por Rosendo Fraga.

La victoria de Lula en Brasil favorece en Argentina al Frente de Todos, pero especialmente a la Vicepresidencia. Aunque es un triunfo por poco margen y Bolsonaro queda con el control territorial de los estados más importantes y fuerte influencia en las dos Cámaras del Congreso, la victoria generó múltiples adhesiones dentro del oficialismo argentino. Desde felicitaciones del Presidente, hasta diversos mensajes por parte de dirigentes y militantes. Cabe recordar que cuando el Presidente electo de Brasil estuvo detenido, lo visitó el entonces candidato presidencial Alberto Fernández y que Cristina Kirchner dio repetidas muestras de solidaridad. El hecho permite al kirchnerismo impulsar su “narrativa”. Por un lado, mostrarse como la expresión en Argentina de los triunfos del “progresismo” en Bolivia y Perú en 2021 y en Chile y Colombia en 2022. Por el otro, dar impulso a la teoría del lawfare, por la cual se presentan los juicios contra la Vicepresidenta, acusada de corrupción, bajo la caracterización de maniobra política para impedir que sea candidata, como sucedió con Lula cuatro años atrás. Se busca así asemejar la situación, argumentando que las causas -la de Vialidad tendría condena de primera instancia antes de fin de año- son para impedir su candidatura. La semana pasada, el gobernador de la provincia de Buenos Aires desmintió a Máximo Kirchner en cuanto a que Cristina no iba a ser candidata. Axel Kicillof planteó que la candidatura iba a surgir desde la gente, una suerte de “operativo clamor”. Este empezará ahora tras el triunfo del candidato del PT en Brasil.

En el oficialismo, mientras tanto, la división entre tres centros de poder continúa como conflicto principal. El Presidente Alberto Fernández insiste con su reelección, para la cual defiende la realización de las PASO en agosto de 2023. Aun personas de su círculo descreen que este propósito pueda llevarse adelante. La intención de voto de Alberto Fernández se encuentra por debajo de la de Cristina Kirchner, si compitieran en las PASO. Sergio Massa continúa centrado en la gestión, sin plantear su candidatura, que insinúa para 2027. Pero los integrantes de su entorno manifiestan que si tuviera éxito en la gestión económica, no descarta presentar su candidatura. El problema es que no está a la vista una baja de la inflación que torne competitiva la opción electoral del oficialismo. En cuanto al kirchnerismo, hoy mantiene su prioridad en suspender o derogar las PASO, en lo cual coinciden los gobernadores y en menor medida los intendentes. Para ello se requiere una mayoría calificada de la mitad más uno del total de los diputados, más que los proyectos comunes, que necesitan 129 presencias pero sólo para el quórum. La Vicepresidenta siente el triunfo de Lula como propio y dejará que su militancia avance con su candidatura, pero ella se mantendrá en silencio. Recién en mayo definirá si la lanza o no. El ministro del Interior, el dirigente de La Cámpora Eduardo “Wado” de Pedro, ha confrontado al Presidente, diciendo que las PASO deben ser derogadas o suspendidas. 

La oposición, a su vez, ha profundizado su división durante la semana pasada. En el Congreso, el grueso del radicalismo y el PRO votaron divididos el Presupuesto y lo mismo sucederá en el Senado, donde el radicalismo ya ha anunciado que dará quórum y votará a favor del proyecto, lo que no ha hecho el PRO. Pero la división más significativa se concretó con la presencia de Horacio Rodríguez Larreta en el acto del radicalismo conmemorando los 39 años del triunfo de Raúl Alfonsín. Ello tuvo lugar al mismo tiempo que el Jefe de Gobierno porteño daba señales de respaldar la candidatura de Martín Lousteau para sucederlo. Esto fue interpretado como una respuesta a la manifestación pública de apoyo por parte de Patricia Bullrich a Jorge Macri como candidato a Jefe de Gobierno. Por su parte, Mauricio Macri continúa dando señales de que será candidato, y al mismo tiempo de apoyo a Patricia Bullrich. La relación del ex Presidente con el radicalismo es cada día peor y ambos se desafían a dirimir sus diferencias en las PASO. A su vez, Javier Milei interpreta el resultado de la elección brasileña como algo positivo, ya que la mitad del país en Brasil ha votado por una economía liberal. La oposición aparece así dividida en tres líneas ideológicas diferentes: una de centro, representada por Rodríguez Larreta y el radicalismo; otra de centroderecha, que ponen de manifiesto Macri y Bullrich; y la de Javier Milei, de derecha “dura” que mantiene abierto el contacto con la presidenta del PRO. Hoy no puede descartarse que la actual oposición concurra dividida en tres a la elección. La división del peronismo es fuerte, pero históricamente se junta para alcanzar o retener el poder.

En lo social, las protestas y tensiones se incrementan, centradas en la caída de los ingresos frente a la inflación. En el campo sindical, la política que predomina en el oficialismo es otorgar un bono de igual valor para todos los trabajadores. Pero los sindicatos buscan cada uno por su lado una negociación sectorial. Tratan de alcanzar un acuerdo que supere el 100% anual, más un bono de fin de año. Esto es lo que logró Camioneros y lo que busca Sanidad, cuyo Secretario General es Rodolfo Daer, líder del sector dialoguista. El sindicalismo se encuentra dividido en cuatro sectores: los dos de la CGT, las dos CTA que actúan en conjunto, y las estructuras que controla el Partido Obrero (PO). En los movimientos sociales también predomina la división. El Bloque de Unidad Piquetera, liderado por el PO de orientación trotskista, ha roto las conversaciones con la nueva ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, y ha vuelto a la protesta callejera con epicentro en la Avenida 9 de Julio. Los movimientos oficialistas que ocupan cargos en el Gobierno siguen reclamando aumento de los ingresos (subsidios y bonos). El ala crítica de este sector, en cambio, realiza protestas esporádicas y reclama un ingreso universal. Cabe señalar que la Cámara de Diputados, dos legisladores que responden a la Corriente Clasista y Combativa y están en el sector oficialista, no votaron el Presupuesto. Es así como la CGT está dividida en cuatro y los movimientos sociales en tres.

En conclusión: el triunfo de Lula favorece al oficialismo y en particular al kirchnerismo, habilitando a la Vicepresidenta a permitir que sus militantes impulsen su candidatura; el trípode que ejerce el poder muestra crecientes divergencias entre el Presidente y la Vicepresidenta, y al ministro de Economía manteniendo el diálogo con ambos, pero sin recibir un respaldo pleno por parte de ellos; en Juntos por el Cambio se profundiza la división, con Rodríguez Larreta y el radicalismo por un lado, y Macri y Bullrich por el otro, mientras Milei se mantiene al margen de ellos; por último, las tensiones y protestas sociales escalan, con el sindicalismo realizando protestas y amenazando con paros, y los movimientos sociales con movilizaciones y acampes.

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