Putin tras la contraofensiva ucraniana

Por Rosendo Fraga.

Putin podrá ganar o perder la guerra de Ucrania, pero algo es seguro: redoblará la apuesta en su intento. La guerra es azarosa, imprevisible y sujeta a golpes de suerte. Es tanto o más aleatoria que la política. Un general británico dijo que “no hay plan militar que resista la apertura de fuego”, es decir, que lo inesperado modifica los planes en su ejecución. En los más de siete meses de la guerra de Ucrania, ésta se inició sorprendiendo con el fracaso ruso en tomar Kiev, la capital del país. Luego no era esperado el éxito ruso en ejecutar la toma de las costas ucranianas del Mar Negro y el Azov e integrarlas con las regiones secesionistas de Lugansk, Dombass y la península de Crimea. En la primera quincena de septiembre la sorpresa fue el éxito de la ofensiva ucraniana. Si bien fue limitada en términos de recuperación territorial, ha tenido un impacto político importante, que los historiadores militares norteamericanos comparan con la Batalla de Saratoga en la guerra de independencia estadounidense y los británicos con la de El Alamein en la Segunda Guerra Mundial, dos acciones militares que si bien no fueron decisivas, cambiaron el rumbo de sus respectivas guerras.

Frente a la ofensiva ucraniana, Putin volvió a amenazar con el uso de la capacidad nuclear rusa. Dijo públicamente que no se debía desafiar a la potencia con más armas nucleares del mundo. Afirmaciones similares realizaron el director del Consejo de Seguridad y ex Presidente, Dimitri Medvedev, y el canciller, Serguei Lavrov. La doctrina oficial de Moscú es que se puede emplear el arma nuclear “cuando esté en riesgo la existencia del Estado ruso”. Es un concepto concreto pero que depende de una apreciación que siempre puede ser subjetiva. En cuanto al empleo del arma nuclear, se trataría de las llamadas “armas nucleares tácticas”, con un efecto preciso, como pueden ser cinco kilómetros a la redonda del estallido o aún menos. Ucrania es un país con una superficie de aproximadamente 600.000 kilómetros cuadrados, por encima de España en Europa, pero por debajo de Francia. La superficie que tiene ocupada Rusia es similar a la de Portugal y la que ha recuperado la exitosa contraofensiva ucraniana es aproximadamente el 10% de dicha zona, que representa el 1,5% de todo el territorio ucraniano (una superficie similar a la de Chipre). Esto quiere decir que Ucrania tiene grandes extensiones con baja densidad de población. Ello permitiría el uso de un arma táctica nuclear sin producir bajas civiles significativas, pero que tendría un efecto de demostración respecto de la voluntad política de Putin de emplear el poder nuclear. La OTAN analiza cuál sería su respuesta en este caso. Lo probable es que no tenga lugar una represalia nuclear sobre territorio ruso. Se analizan alternativas como atacar el enclave ruso de Kaliningrado, un ataque sobre la flota de Moscú desplegada en los mares o imponer una zona de exclusión aérea sobre Ucrania.

Los recientes referéndums realizados en las zonas ocupadas de Ucrania para incorporarlas a Rusia, forman parte de la respuesta rusa a la contraofensiva ucraniana. Como era previsible, en las cuatro provincias ucranianas ocupadas por Rusia (Donetsk, Lugansk, Jerson y Zaporiyia) el voto favorable a la incorporación a Rusia habría superado el 97%, pero la comunidad internacional y las Naciones Unidas desconocen la validez de este resultado, dada la presión militar ejercida sobre los votantes. Es la misma estrategia que realizó Putin en 2014 para formalizar la ocupación de Crimea. Pero para el gobierno ruso la anexión es válida y a partir de ello, la región bajo ocupación pasa a formar parte del Estado ruso y en consecuencia está bajo el alcance de la doctrina nuclear mencionada precedentemente. Es decir, de continuar la ofensiva en las zonas que Moscú ha declarado que son propias, ello implicaría una escalada desde el punto de vista militar en el conflicto. El gobierno de Zelensky ha solicitado a la OTAN más suministros militares, y especialmente misiles y sistemas de inteligencia. La proximidad del invierno -que en el hemisferio norte comienza el 21 de diciembre- le impone celeridad a la continuación de la contraofensiva ucraniana si pretende ser eficaz. Putin ha logrado frenar a las fuerzas ucranianas, ha designado un nuevo comandante para la región y ha convocado a 300.000 reservistas. Esta es una medida extrema por los riesgos políticos que implica la resistencia al reclutamiento.

Las características culturales que tiene el conflicto entre Rusia y Ucrania se han puesto de manifiesto en el llamado del Patriarca Krill de la Iglesia Ortodoxa Rusa a “morir por la patria”. Se trata de un firme aliado de Putin. En un sermón el 26 de septiembre, Krill dijo que serán perdonados todos los pecados a los soldados rusos que mueran en Ucrania. Concretamente sostuvo “somos conscientes de que aquellos que mueren en el cumplimiento de su deber militar se sacrifican por los demás”, agregando que “este sacrificio lava todos los pecados cometidos”. Esta afirmación busca reforzar la movilización parcial ordenada por Putin, la que Krill impulsó diciendo que “vayan valientemente a cumplir con su deber militar. Y recuerden que si mueren por su patria, estarán con Dios en su Reino”. Es una traslación al siglo XXI de la consigna con la cual el Papa desde Roma, en el siglo XI, convocó a marchar a las Cruzadas, dando la absolución automática de todos los pecados a quienes morían en la empresa. Más de mil años después tiene lugar lo mismo: el que muere en una campaña militar bendecida por la autoridad eclesiástica, alcanza la vida eterna. Pero el paso del tiempo se refleja en el medio que comunica el mensaje: un video subido por Disclose TV en Twitter. Cabe señalar que la religión sigue jugando un rol importante en las sociedades y especialmente fuera de Occidente, como lo puso en evidencia la reunión de las religiones tradicionales -monoteístas y politeístas- que tuvo lugar recientemente en Kazajstán. 

En conclusión: frente a la exitosa contraofensiva ucraniana, Putin podrá ganar o perder la guerra, pero siempre responderá redoblando la apuesta; ante esta situación, ha vuelto a insistir con la amenaza de utilizar el arma nuclear, usando lo que sería “misiles nucleares tácticos”; los referéndums para incorporar a Rusia a las cuatro provincias ucranianas ocupadas, busca ponerlas bajo la garantía nuclear en caso que tengan riesgo de ser ocupadas por las fuerzas ucranianas; por último, el llamado del Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa a “morir por la patria para alcanzar la vida eterna”, confirma que la extensión del reclutamiento encuentra resistencias importantes.

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