Por Rosendo Fraga.
El Papa ha hecho varias referencias a la posibilidad de renunciar, pero históricamente será recordado por los cambios que produjo en lo que puede denominarse la “geopolítica” de la Iglesia Católica. Ya su elección inició esta transformación: es el primer papa no europeo desde los primeros siglos de la Iglesia. En términos históricos, la separación del cristianismo occidental y el oriental, que siguió a la que en términos políticos tuvo el Imperio Romano, hizo de la Iglesia Católica una religión de Europa Occidental. A partir del siglo XV, la expansión colonial de España y Portugal en América la llevó al nuevo continente. El catolicismo quedó como la religión predominante en la Europa continental y en América Latina, mientras que el cisma protestante se impuso en el norte de Europa y se extendió a América del Norte. Mientras tanto, los papas europeos se fueron transformando en solo italianos y ello se hizo sentir con fuerza en el Colegio Cardenalicio, que designa al papa a partir del Renacimiento.
Actualmente, el Colegio está integrado por 208 cardenales, de los cuales 117 son electores, es decir con derecho a votar en la elección del Sumo Pontífice. Los restantes no pueden votar porque han cumplido los 80 años de edad. Tras el próximo Consistorio del 27 de agosto -el octavo encuentro de cardenales de su papado- el Colegio de Cardenales pasará a tener 229 miembros, 21 más que ahora. De ellos, 131 serán electores habilitados. Durante los ocho años de gestión de Bergoglio al frente de la Iglesia, ha designado 96 cardenales: una profunda renovación en términos cuantitativos. Entre las nuevas incorporaciones hay cuatro nuevos latinoamericanos, de los cuales tres tendrán derecho a voto. El rol que asigna el papa a Brasil como el país con más católicos del mundo (172 millones) es claro. Dos de los tres son brasileños: el Arzobispo de Manaos, Leonardo Ulrichsteiner, de la orden franciscana, y el Arzobispo de Brasilia, Paulo Cezar Costa (el tercero es el Arzobispo de Asunción del Paraguay, Adalberto Martínez Flores). De los Estados Unidos -el creciente fenómeno latino ha incrementado fuertemente el porcentaje de católicos sobre el total de la población, que ahora es de 55,6 millones- designó como Cardenal al Arzobispo de San Diego, Robert McElroy. La Iglesia Católica estadounidense se encuentra fuertemente polarizada y en este caso Francisco optó por un prelado del ala progresista, próximo a sus posturas. Los sectores católicos conservadores esperaban que fuera elegido José Gómez, Arzobispo de Los Ángeles, la diócesis más grande del país.
Como en Consistorios anteriores, en esta oportunidad nombró muy pocos de origen italiano con derecho a voto (Italia tiene 50 millones de católicos): sólo dos. Serán nuevos cardenales electores Oscar Cantoni, obispo de Como, en el norte del país, y Giorgio Marengo. Quizás, para convencer a los italianos, Bergoglio nombró a otros tres de esta procedencia, pero que al ser mayores de 80 años no tendrán derecho a voto. Pero la elección de Marengo representa casualmente una señal política importante: es prefecto apostólico de Ulan Bator, capital de Mongolia (nada más que el 0,04% de su población, 1.116 fieles, son católicos). Se trata de un sacerdote misionero que recién cumplió 48 años y que será el más joven del Colegio Cardenalicio. Esto muestra el creciente interés de Bergoglio por Asia, región de la cual también es Lázarus You Heung-sik, arzobispo coreano que es titular de la congregación para el clero (los católicos en Corea del Sur son 5,8 millones). Este interés incluyó la elección de otros dos provenientes de la India (que tiene 11,4 millones de católicos): el arzobispo de Goa y Damao, Filipe Neri Sebastiao de Rosario Ferrao, y Anthony Poola, arzobispo de Hyderabad. También eligió otros dos de este continente: Virgilio do Carmo Da Silva, arzobispo de Dili en Timor Oriental (con 1 millón de católicos), y William Gho Seng Chye, arzobispo de Singapur (con 165.000). Del continente africano nombró sólo dos: Peter Opaleke, arzobispo de Ekwulobia en Nigeria (23,1 millones de fieles), y Richard Kuuia Bawobr, arzobispo de Wa, ciudad de Ghana (2,7 millones). El conjunto de Europa estuvo también representado entre los nuevos cardenales electores por el británico Arthur Roche, prefecto de la Congregación para el Culto Divino; el francés Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella (Francia tiene 48,3 millones de fieles); y el español Fernando Vergéz Álzaga (España, por su parte, tiene 28,9 millones de católicos).
De los nuevos cardenales electores los no europeos son 11, pero entre ellos los latinoamericanos son sólo 3, y los europeos son sólo cinco (no llegan a un tercio). Es decir, que de los nuevos cardenales electores, cinco son europeos, cinco de Asia (de sumarse el italiano que realiza su acción pastoral en Mongolia serían seis), cuatro del continente americano (tres latinoamericanos y uno de Estados Unidos) y dos de África. Aunque China ocupa la 16° posición por cantidad de católicos en el mundo (16 millones) y es el segundo de Asia después de Filipinas, por razones diplomáticas el papa no nombró ningún cardenal elector proveniente del país más poblado del mundo. Es que la relación del régimen chino con el Vaticano es tensa y compleja. Hacia el futuro, el tema de la sucesión de Francisco ha comenzado a ser tema de elucubraciones y conjeturas. Si la geopolítica fuera determinante, parece adquirir posibilidad que el nuevo papa sea el ex arzobispo de Manila (Filipinas tiene 83,6 millones de católicos) y actual prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Luis Tagle, quien está identificado con la postura progresista del actual papa. Pero cabe agregar que Filipinas, una ex colonia española, es el país con más católicos del amplio continente asiático y es quizás el país más occidentalizado de Asia.
En conclusión: la reciente designación de nuevos cardenales electores realizada por el Papa adquiere significación cuando él mismo ha comenzado a mencionar la posibilidad de su renuncia; con los 16 nuevos cardenales electores, ya más de la mitad de quienes elegirán el nuevo Papa han sido designados por Francisco, lo cual es un dato en cuanto a la orientación de la Iglesia en el mediano plazo; de los nuevos cardenales, sobre 16 sólo 5 son europeos, lo que evidencia una mirada geopolítica que anticipa la pérdida de peso relativo de Europa, donde el secularismo está avanzando; por último, e cuanto a América Latina, su peso ha sido menor, ya que sólo 3 provienen de esta región, por debajo de su magnitud en cuanto a los fieles; en este marco se plantea la conjetura de un nuevo Papa filipino.