Por Rosendo Fraga.
El nuevo discurso de la Vicepresidenta el Día de la Bandera ratificó su línea política de fuerte crítica al gobierno nacional. En el segundo trimestre del año lleva pronunciados cinco discursos políticos: en abril, los del aniversario de la guerra de Malvinas y de inauguración del Eurolat (parlamento eurolatinoamericano); en mayo, el que dio en la provincia de Chaco, y ahora en junio, el del aniversario de YPF y el pronunciado en el acto de la CTA el Día de la Bandera, expresión del sindicalismo combativo. En los tres se expresan constantes: la crítica al Presidente, puesta de manifiesto en el término “hay que usar la lapicera” y en que no tiene sentido llegar al poder para no usarlo; el cuestionamiento al sector empresario, al cual ubica como responsable del aumento de la inflación y de la fuga de dólares; y el reclamo de un mayor rol del Estado para resolver o al menos contener los problemas que enfrenta el país. En este caso, agregó un nuevo tema: se pronunció contra la “tercerización” de los planes sociales, es decir, fue una crítica a movimientos como el “Evita”, que constituye la apoyatura política del Presidente en los actos de los cuales participa. Esta crítica acerca a Cristina Kirchner con gobernadores e intendentes, quienes tienen la misma posición, que es evitar la competencia en materia de asistencia social por parte de dichos movimientos. La elección de Avellaneda como lugar del acto y de su intendente, Jorge Ferraresi, que es al mismo tiempo ministro de Vivienda y Hábitat, es una señal político-ideológica, ya que en el conurbano es quien ha tenido manifestaciones públicas de mayor afinidad con el modelo venezolano.
En lo político, la Vicepresidenta ha dicho que las diferencias no ponen en riesgo la unidad del Frente de Todos y la Casa Rosada sostuvo que la situación se resolverá con las PASO del año próximo. Ambos coinciden en la intención de mantener la unidad del oficialismo, sin la cual no hay posibilidad de intentar disputar una elección por demás difícil. El punto es que hoy Cristina no ganaría una elección presidencial, pero sí se impondría en la PASO contra cualquier otro candidato del oficialismo. El Presidente, en su última gira europea, lanzó desde Madrid su reelección, para replegarla 48 horas después desde París, frente a la falta de apoyo de gobernadores, intendentes, sindicalistas e incluso de su propio gabinete. Hace una semana, el senador más importante del oficialismo, José Mayans de Formosa, lanzó la candidatura a Presidente de Cristina Kirchner. Difícilmente haya sido una decisión personal, más bien es el primer paso de una estrategia política. El peronismo formoseño, liderado por el gobernador Gildo Insfrán, fue tres años atrás el primero que impulsó la candidatura de Cristina Kirchner que derivó en su rol como Vicepresidenta y la elección de Alberto Fernández como cabeza de fórmula. Pero falta un año para que se definan las candidaturas, 14 meses para las PASO y 17 para la elección presidencial, un tiempo muy largo en el cual muchas cosas pueden pasar desde el punto de vista electoral. Es claro que un año y medio más con este nivel de conflicto interno dentro del oficialismo puede contribuir a agravar los problemas económicos, ya sean los referidos a la inflación o la deuda que se plantean como críticos en lo inmediato.
La política exterior es un ámbito en el cual el Presidente busca recuperar espacio político, pero donde muestra también ambigüedades y contradicciones. Participará como invitado en la Cumbre de los BRICS que se realiza en forma virtual entre el 20 y el 24 de junio, que reúne a las potencias emergentes (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Existe un grupo denominado BRICS Plus, integrado por otros ocho países de África y Asia y uno solo de América Latina, que es Argentina. En esta oportunidad, Brasil y Rusia pedirán su incorporación como miembro pleno. Alberto Fernández inicia un nuevo viaje a Europa para participar de la Cumbre del G7 (del 26 al 28 de junio), del cual forman parte las siete economías más desarrolladas con sistema político democrático-liberal (Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Alemania, Francia, Italia y Japón). Han sido invitados cinco países del mundo en desarrollo: India e Indonesia de Asia, Sudáfrica y Senegal de África, y Argentina de América Latina. Es una oportunidad para el Presidente argentino de volver a tener aunque sea breves contactos, con los líderes del mundo occidental. Pero la simultaneidad del incidente del avión iraní-venezolano confirma las ambigüedades y contradicciones que tiene la política exterior argentina. El confuso episodio pone de manifiesto nexos particulares con los gobiernos de Venezuela e Irán, claramente enfrentados con los países del G7 en el ámbito global. En particular, los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel son los que han evidenciado más reparos respecto a la presencia de este avión en territorio argentino.
Mientras tanto, en la oposición las internas por liderazgos y candidaturas dominan sobre estrategias y políticas. La provincia de Buenos Aires es una buena muestra de ello. En el ámbito del PRO, Patricia Bullrich sostiene como precandidato a senador al intendente Javier Iguacel, Horacio Rodríguez Larreta al diputado nacional Diego Santilli, y otros dos precandidatos se referencian con Mauricio Macri: Cristian Ritondo y Néstor Grindetti. A ello se suma que intendentes encabezados por el de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, buscan un espacio propio para negociar la Vicegobernación. En el radicalismo, Maximiliano Abad y Gastón Manes (hermano de Facundo) surgen como eventuales candidatos. Pero en el ámbito nacional se agrega el problema de Javier Milei, quien en los últimos días insistió en sus declaraciones polémicas: la venta de órganos y los elogios a Margaret Thatcher. Han salido a la luz sus reiterados contactos con el ex Presidente Mauricio Macri. Estos coinciden con la línea política de Patricia Bullrich, pero profundiza la diferencia con Horacio Rodríguez Larreta e incrementa el conflicto con el radicalismo y la Coalición Cívica de Elisa Carrió. En este marco, se adelantan las especulaciones sobre la candidatura a Vicepresidente. Para secundar a Bullrich se menciona al ex gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, y en el entorno de Macri a la senadora Carolina Losada para dicha candidatura. Pese a sus diferencias, la oposición está logrando la unidad en proyectos claves como en el de la boleta única, pero el oficialismo mantiene el control de la Cámara Alta, donde lo frena. A su vez, iniciativas conflictivas como el proyecto de gravar la “renta inesperada” y el de constituir un fondo para pagar la deuda externa con “dinero fugado” al exterior, aprobados por el Senado, no tienen perspectivas de pasar en Diputados. En consecuencia, en el primer semestre del año se ha aprobado una sola ley, una inacción parlamentaria sin antecedente para un año no electoral desde 1983.
En conclusión: el discurso de la Vicepresidenta en Avellaneda reiteró la línea de los cuatro precedentes en el segundo trimestre: crítica a la indecisión del Presidente y a su política económica y cuestionamiento al empresariado; se ratifica el conflicto interno en el oficialismo, el que parece insostenible hasta la elección presidencial que tiene lugar en un año y medio, en un contexto de problemas económicos crecientes; la política exterior es un ámbito que el Presidente busca para su protagonismo, pero que al mismo tiempo muestra las ambigüedades y contradicciones del gobierno argentino; por último, la oposición aparece concentrada en la pugna por liderazgos y candidaturas, en un momento que el Congreso se muestra paralizado, con el oficialismo dominando el Senado y la oposición en Diputados.