Balance de la IX Cumbre de las Américas

Por Rosendo Fraga.

La IX Cumbre de las Américas mostró las limitaciones que tiene el liderazgo estadounidense en la región, cuando el mundo occidental enfrenta la crisis de seguridad más grave desde la Segunda Guerra Mundial. La diplomacia estadounidense intentó sin éxito introducir el tema de la guerra de Ucrania en la reunión. Cabe señalar que sólo Colombia de América Latina está entre los países extra OTAN que coordinan el esfuerzo y apoyo militar. Brasil y México, salvo la condena a la invasión, han eludido votar contra Rusia. Asumieron la misma postura que las “potencias intermedias” de Asia y África. Pero el problema central para Estados Unidos en el continente es la presencia e influencia de China, que se ha multiplicado por varias veces en lo que va del siglo, en lo económico, comercial y financiamiento de infraestructura, y que con el acuerdo para construir la cuarta central nuclear de Argentina, comienza a tener significado estratégico. La única respuesta que planteó Estados Unidos es la utilización de los fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para competir económicamente con dicha influencia creciente. Los fondos irían destinados a financiar opciones privadas de inversión estadounidense frente a las paraestatales chinas. No parece suficiente en momentos en que los recursos que en conjunto destina China a América Latina, son varias veces la capacidad crediticia del BID. Pero es muy claro que mientras el rol de China es creciente en América del Sur, no lo es tanto al norte del Canal de Panamá. Para México y Centroamérica, el comercio con Estados Unidos es y seguirá siendo dominante. 

La otra cuestión prioritaria, que son las migraciones, no arrojó en la Cumbre resultados significativos para Washington. No es un tema prioritario para Estados Unidos en relación a América del Sur, pero sí lo es con México, América Central y el Caribe. La diplomacia estadounidense obtuvo una declaración genérica sobre el tema, pero sin compromisos concretos. Fue firmada sólo por 20 países, es decir, menos de dos tercios de los que pudieron hacerlo (32). Pero el problema concreto fue que no participó ninguno de los cuatro Presidentes de la región que tienen el rol clave para los intereses migratorios estadounidenses, que se sintetizan en impedir la inmigración ilegal y restringir y regular la legal. Es un tema importante para la campaña electoral de Biden con vista a la elección de medio mandato de noviembre, en la que corre el riesgo de perder la mayoría en ambas Cámaras. La principal vía de acceso de la inmigración ilegal es la extensa frontera sur que comparte con México, cuyo gobierno, pese a las diferencias, tiene una cooperación relevante con Estados Unidos. Pero la relación es crítica en el llamado “Triángulo Norte” de América Central, integrado por Guatemala, Honduras y El Salvador, países afectados por crisis socioeconómicas y graves problemas de inseguridad. Ninguno de los cuatro presidentes de la frontera sur -México y los tres del Triángulo Norte-, estuvo presente. La propuesta concreta de la Administración Biden consiste en destinar algunos miles de millones de dólares para financiar inversiones estadounidenses en el Triángulo Norte de América Central, para así limitar las causas que originan la migración. Parece una respuesta limitada para un problema más amplio. Es que la frontera sur de los Estados Unidos implica un tránsito de personas que se organiza hoy en Guatemala, El Salvador y Honduras -por el que también transitan migrantes proveniente de Venezuela, Cuba, Haití y también del África-, y desde allí atraviesa todo México de sur a norte, hasta llegar a los Estados Unidos.

En cuanto a las relaciones bilaterales, la reunión de Biden con Jair Bolsonaro fue quizás la más relevante. Se trata de dos Presidentes que tienen diferentes enfoques ideológicos y mutua antipatía. Frente a la elección presidencial brasileña de octubre, Biden tiene clara simpatía por Lula. La defensa que hizo del sistema electoral brasileño fue una crítica en realidad a los cuestionamientos que hace el propio Presidente brasileño. Respecto al Amazonas, Biden con prudencia transformó sus reiteradas críticas a la política ambiental brasileña, en advertencias. En cuanto a Bolsonaro, sus manifestaciones de adhesión a Trump y sus justificaciones de las críticas del ex Presidente norteamericano al mecanismo electoral fueron atenuadas en las horas previas al encuentro. Pero después del mismo, Bolsonaro sostuvo que buscará reunirse con Trump antes de la elección de octubre. Sobre México, pese al enfriamiento de la relación bilateral que ha significado la ausencia de López Obrador en la Cumbre, el vínculo será recompuesto en las próximas semanas en base al intenso comercio bilateral y los intereses comunes. En cuanto a Colombia, la presencia del Presidente colombiano careció de entidad política, ya realizada la primera vuelta de la elección presidencial. Respecto al Presidente argentino, pese a su posición ambigua y contradictoria en la Cumbre, sería recibido por Biden el próximo 25 de julio, manteniendo abierto el diálogo bilateral. En lo que hace a los países excluidos (Cuba, Venezuela y Nicaragua), el Departamento de Estado sostuvo que no se opondría a su participación en la X Cumbre que tendría lugar en 2025 y cuya sede no ha sido definida todavía.

En materia electoral, Lula recupera ventaja en Brasil, Colombia muestra un empate, las estaduales mexicanas fortalecieron a López Obrador y la presidencial de Argentina proyecta una derrota del oficialismo. Lula mantiene su ventaja para la presidencial de octubre y si se votara hoy, ganaría ampliamente en segunda vuelta. Pero faltan tres meses y medio para la elección, un tiempo electoral hoy muy largo, tanto en la región como en el mundo. Respecto a la elección presidencial colombiana, cuya segunda vuelta tiene lugar el 19 de junio, las encuestas muestran un empate entre los dos candidatos, el de centroizquierda Gustavo Petro y el de la antipolítica Rodolfo Hernández. En ambos casos, una elección entre populismo antipolítica y la izquierda. La elección estadual que ha tenido lugar en México, ha fortalecido al Presidente Andrés López Obrador, que ganó cuatro gobernaciones más. Tendrá así veinte propias y dos aliadas, sobre un total de treinta y dos. En Argentina, la elección presidencial tiene su primera vuelta en octubre de 2023. Un año antes de que se decidan las candidaturas, la discusión sobre ellas ocupa un lugar central tanto en el oficialismo como en la oposición. Hoy parece difícil que pueda ganar el centroizquierda que hoy gobierna, dada la alta inflación que sufre el país (70% anual).

En conclusión: la IX Cumbre de Presidentes de las Américas mostró las limitaciones de Estados Unidos para influir en la región, cuando la guerra de Ucrania constituye la mayor amenaza para la seguridad de Occidente; en cuanto a las migraciones, Estados Unidos obtuvo una declaración firmada por 20 países, pero que sólo fue una manifestación genérica sobre el tema; en cuanto a las relaciones bilaterales, la relación con México quedó afectada por la ausencia de López Obrador, y el encuentro de Biden con Bolsonaro mostró la falta de “química” entre los dos presidentes; por último, respecto a las elecciones, la ventaja de Lula en la segunda vuelta sigue siendo amplia y en Colombia, frente a la definición del 19 de junio, las encuestas muestran un empate.

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