Sólo hay margen para una tregua frágil

Por Rosendo Fraga.

El acuerdo de Argentina con el FMI aprobado por el Board del organismo el 25 de marzo, tiene consecuencias políticas. Ha sido el desencadenante de la crisis interna más importante de la coalición oficialista en 28 meses de gobierno. Los bloques oficialistas se dividieron, tanto en Diputados como en el Senado. La aprobación parlamentaria por parte de la oposición es una excepción, que no se repetirá fácilmente en el año y medio que resta hasta la elección presidencial. La gobernabilidad no será fácil en este contexto. Argentina desde 1956, cuando comenzó su relación con el FMI, ha firmado numerosos acuerdos, no habiendo cumplido ninguno de ellos. El que se ha firmado ahora, ya asume el incumplimiento antes de estar vigente, en algo tan relevante como la meta en inflación. Ya en la primera revisión trimestral -que se adelanta-, no se alcanzarán las metas, pero ello no producirá una ruptura con el organismo internacional, que ha buscado establecer un “puente” que evite el default de Argentina hasta que asuma un nuevo gobierno. Argentina es un país importante para el FMI. Casi la mitad de lo prestado por el organismo es adeudado por Argentina. Debe más del doble que Egipto, el país más importante en el Norte de África y con influencia en el Cercano Oriente y más de cuatro veces más que Pakistán, país de Asia que posee el arma nuclear. En febrero, el organismo dio prioridad a Argentina respecto a Ucrania que con una deuda que es un cuarto (11.000 millones de dólares), y pese a su rol decisivo en el conflicto entre Rusia y la OTAN, recibió menor atención en sus reclamos de financiamiento.

La lucha interna que desató en el oficialismo el acuerdo con el FMI, se intensifica. La provincia de Buenos Aires muestra un claro control kirchnerista. El domingo 27 de marzo se realizaron internas en el PJ bonaerense -que preside Máximo Kirchner- para elegir autoridades distritales. En el 90% de los municipios hubo lista única, negociada entre La Cámpora y los intendentes, y sólo en tres del Gran Buenos Aires hubo competencia. En uno de ellos, San Isidro, una alianza de La Cámpora con Sergio Massa, derrotó al canciller Santiago Cafiero. El kirchnerismo controla la provincia mediante una alianza de Máximo con los intendentes liderados por el jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, y el gobernador Axel Kicillof. El kirchnerismo, a su vez, ha mostrado que mantiene el control de la calle: los actos en recuerdo del 46° aniversario del último golpe militar lo demostró. Mientras el Presidente conmemoraba la fecha con un acto con científicos del Conicet en el Museo de la Memoria, La Cámpora y sus aliados movilizaban decenas de miles de militantes a lo largo de avenidas de la Ciudad de Buenos Aires para concentrarse en Plaza de Mayo. Durante la movilización se registraron consignas y cánticos contra el Presidente. En el campo sindical, La Cámpora obtuvo un triunfo importante con la victoria del candidato opositor (Abel Furlán) en el gremio metalúrgico, desplazando a un aliado de la Casa Rosada, Antonio Caló. Ello debilita el alineamiento de la CGT con el Presidente.

En cuanto a la Vicepresidenta, se mantiene en silencio pero esta semana intentará retomar la iniciativa con la sanción en el Senado del proyecto sobre el Consejo de la Magistratura. Con la excepción del acuerdo con el FMI, el Congreso muestra una marcada parálisis en lo que va del año. Cristina Kirchner busca mostrar que mantiene el control del bloque oficialista en la Cámara Alta con la aprobación de este proyecto. La Vicepresidenta busca impedir que el Presidente de la Corte (Horacio Rosatti) sea el nuevo titular del Consejo. En la votación sobre el acuerdo con el FMI, sólo un tercio de los senadores oficialistas acompañaron la posición de Cristina. Lograr que ahora voten unidos demostraría que mantiene el control y que el acuerdo con el FMI ha sido una excepción. El diálogo entre el Presidente y la Vicepresidenta sigue interrumpido, y las gestiones de dirigentes de ambos sectores para reanudarlo no han tenido éxito. Máximo Kirchner, además, ha anticipado que se opondrá a medidas como la suba de tarifas acordada con el FMI. Frente a la escalada inflacionaria, y en particular el aumento del precio de los alimentos, la Casa Rosada propone mayores controles y La Cámpora propone la movilización de los movimientos sociales para hacerlos efectivos. Sin margen para la recomposición de la unidad, sólo puede lograrse “una tregua frágil”. El problema es que resta un año y medio para la elección presidencial. En este contexto, no será fácil mantener la gobernabilidad.

A su vez, la oposición enfrenta crecientes problemas de liderazgo, pero sus consecuencias políticas son menores, al no ejercer la responsabilidad de gobierno. La conformación de las comisiones de la Cámara de Diputados -son 40- se ha dilatado por las diferencias internas tanto en el oficialismo como en la oposición. La cantidad de legisladores es prácticamente la misma: 118 el primero y 116 la segunda. Los líderes de las bancadas del PRO y el radicalismo, Cristian Ritondo y Mario Negri, quieren una negociación de conjunto de Juntos por el Cambio con el oficialismo. Pero el hecho de que sea un interbloque con diez bloques puede llevar a una negociación con cada uno de ellos. El frontal rechazo de Gerardo Morales a las declaraciones de Mauricio Macri elogiando a Carlos Menem, profundizó las diferencias políticas dentro de la oposición. Hay quienes temen que este tipo de enfrentamientos produzcan una crisis en Juntos por el Cambio, a partir de la cual un sector del radicalismo, encabezado por Morales, converja en una alianza con el Gobierno a través de Sergio Massa. En el PRO, la posible candidatura del ex Presidente Macri va creciendo, al mismo tiempo que lo hacen las diferencias entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. En cuanto a Javier Milei, ha propuesto una competencia en las mismas PASO con el sector de Mauricio Macri, lo que implicaría una alianza de centroderecha entre los libertarios y una parte del PRO.

En conclusión: el acuerdo con el FMI ha sido el desencadenante de la mayor crisis política del oficialismo en 28 meses de gobierno; el kirchnerismo ha retomado la iniciativa, mostrando su poder de convocatoria en la calle y el control político de la provincia de Buenos Aires; el diálogo entre el Presidente y la Vicepresidenta sigue interrumpido, y sólo parece dar margen para una “tregua frágil” que hará difícil la gobernabilidad en el año y medio que resta hasta las presidenciales; por último, la oposición sufre problemas de liderazgo y también de posiciones políticas, como lo reflejan las críticas de Gerardo Morales al elogio de Mauricio Macri a Carlos Menem.

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