Por Rosendo Fraga.
La invasión de Ucrania por Rusia no ha generado una posición homogénea en América Latina. Frente a la entrada de las fuerzas rusas en la región del Donbas, los aliados (tanto en lo político como en lo económico) de Moscú en la región, Cuba, Venezuela y Nicaragua expresaron su apoyo a Putin. Cabe destacar que dos semanas atrás recibieron la visita del viceprimer ministro ruso ratificando su alianza. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, denunció a Estados Unidos por sus “planes perversos que pretenden rodear militar y estratégicamente a Rusia”. El gobierno cubano acusó a Washington de “llevar semanas amenazando a Rusia y manipulando a la comunidad internacional”. En el otro extremo ideológico, la cancillería uruguaya condenó las acciones de Rusia y reclamó “una solución pacífica al conflicto, que respete la integridad territorial de Ucrania”. Pero la mayoría de los países trataron de tener una posición de cierta equidistancia, poniendo el énfasis en la necesidad de una resolución diplomática. Algunos como México y Chile -todavía gobernado por Piñera- defendieron la integridad territorial de Ucrania y reclamaron que la UN asuma un rol relevante, para encontrar una solución pacífica. El presidente de Ecuador, Guillermo Lazo, instó al diálogo, manifestando que iba a seguir la línea que adoptara la UN. El gobierno brasileño reclamó por su parte, establecer canales de diálogo para resolver la crisis y que se respeten los principios de la carta de las Naciones Unidas. Argentina también pidió una negociación diplomática que permita una salida con apego a los principios de la carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional.
Frente a la entrada de Rusia en el territorio ucraniano, la OEA se pronunció, considerándola “invasión ilegal, injustificada” y “violación flagrante del derecho internacional” el 25 de febrero. La declaración fue apoyada por Canadá, EE.UU. y México en América del Norte; por Chile, Colombia, Perú, Paraguay, Ecuador, Uruguay, Venezuela (el gobierno de Guaidó) Surinam y Guyana de América del Sur; en América Central la apoyaron Guatemala, Costa Rica, Belice y Panamá y en el Caribe, lo hicieron Antigua, Bermuda, Barbados, Dominica y Trinidad Tobago. No firmaron Nicaragua y Bolivia -dos países que votan contra EE.UU. por principio- al igual que Brasil y Argentina. Cabe recordar que los presidentes de ambos, visitaron Moscú en febrero y elogiaron públicamente a Putin. La Canciller mexicana, al justificar la posición de su país, dijo que éste tiene “dolorosas experiencias” que han marcado su vida nacional: “Dos invasiones por parte de Francia” y “otras dos por parte de EE.UU.” perdiendo en una de ellas “la mitad de sus territorios”. Cabe señalar que México tradicionalmente tiene posiciones independientes de Washington en la OEA.
El domingo 27 de febrero cancilleres de 15 países latinoamericanos, criticaron la ofensiva rusa en Ucrania y pidieron al gobierno de Zelensky la evacuación de sus ciudadanos. De la declaración de la OEA, firmaron este pedido – que también fue un respaldo a Ucrania- Colombia, Chile, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú, Dominicana, Surinam, Trinidad-Tobago y Uruguay. La hicieron también Jamaica y Brasil que no habían firmado la anterior. Detrás del apoyo mayoritario a favor de Ucrania de las dos manifestaciones, se evidencian diferencias, sobre todo analizando los cuatro países más grandes de la región. México -el segundo país de América Latina en población y PBI- firmó las dos, coincidiendo con EE.UU., lo que no es usual, como lo explicó la Canciller de este país. Colombia -tercer país en población y cuarto en PBI- acompañó como es usual a Washington en las dos oportunidades, lo que llevó a una situación inusual al coincidir México. La ambigüedad de Brasil en sus dos posiciones, se definió el domingo 27, cuando el Presidente brasileño habló con Putin y lo respaldó públicamente. En cuanto a la Argentina, que en las dos oportunidades tomó posición frente a Washington, cambió de postura cuando su canciller calificó la actitud rusa de “invasión” en su discurso en la Comisión de Derechos Humanos de la UN. En el discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, el Presidente ratificó esta posición el 1 de marzo, al mismo tiempo que su canciller daba confusas declaraciones, diciendo que Argentina no se había alineado con la OTAN, decía que Argentina tenía una posición “neutral” en el conflicto. México fue el único país entre los cuatro más grandes de la región, que rechazó explícitamente sumarse a las sanciones económicas contra Rusia.
Pero el marco de la política de Brasil terminó siendo el Grupo BRICS, que reúne a las potencias emergentes. Este país latinoamericano, lo comparte junto con China, India, Sudáfrica y Rusia. Usar la palabra “invasión” para calificar la actitud rusa en Ucrania y sumarse a las sanciones económicas de occidente contra Moscú, son las dos cuestiones que definen la postura de un gobierno en este conflicto. Por eso cuando Japón, el sábado 25 se sumó a las sanciones económicas, todo el G7, integrado por las economías más grandes con sistema político de democracia liberal -integrado además por EE.UU. y Canadá en América y Alemania, Reino Unido, Francia e Italia, en Europa- los 7 países mencionados coincidieron contra Rusia. Por otro lado, China, India -las dos potencias del Asia continental, y Sudáfrica -que representa al África en el BRICS- eludieron el término “invasión” y no se sumaron a las sanciones económicas contra Moscú. Países relevantes de Asia, como Pakistán y Bangladesh, han asumido la misma posición. El domingo 27, Jair Bolsonaro habló con Putin en forma virtual. Seguidamente, en una conferencia de prensa realizada en la Base de Guarujá, sostuvo que Brasil debe asumir una posición de cautela argumentando que “no podemos actuar cuando se está intentando resolver un caso que es grave”, sin pronunciar en ningún momento la “invasión” y menos hacer referencia a sanciones económicas. Fue enfático en el elogio a Putin. Sin que el G7 se pronuncie como tal, ni el BRICS tampoco lo haya hecho, los dos han asumido posturas diferentes y en los hechos enfrentadas. Cabe mencionar que el G7 tiene 3 países con el arma nuclear (EE.UU., Reino Unido y Francia) tienen cerca de la mitad del total, y los tres del BRICS que la tienen (Rusia, China e India) otro tanto. Mientras los integrantes del G7 tienen el mismo sistema político, los BRICS lo tienen diferente, la ideología es secundaria.
En conclusión: frente a la entrada de tropas rusas en el Donbas, los países de la región no se expresaron en conjunto, evidenciándose matices en las críticas frente al hecho; la votación en la OEA sobre la crisis de Ucrania, mostró que 21 países apoyaron el término invasión y sólo 4 no, entre ellos Argentina y Brasil; la declaración de 15 países respaldando a Ucrania y pidiendo facilitar la salida de sus ciudadanos, volvió a mostrar a Argentina ajena, pero a Brasil sumándose a la mayoría; por último, tras hablar con Putin el domingo 27, Bolsonaro pasó a asumir una neutralidad favorable a Moscú, como ha tomado forma en el Grupo BRICS.