Por Rosendo Fraga.
El bolsonarismo fue el partido más votado en las elecciones municipales de Brasil. San Pablo, la ciudad más importante del país, elegirá su alcalde en una segunda vuelta el próximo 27 de octubre, entre el actual jefe de gobierno Ricardo Nunes, apoyado por el ex presidente Jair Bolsonaro, y Guilherme Boulos, candidato que tiene el respaldo del presidente Lula. Se trata de un filósofo que no es del PT sino del PSOI, una fuerza que fue girando de la izquierda al centroizquierda. La derecha ganó además las alcaldías de seis capitales y avanzó en otras ciudades medianas y grandes. Pero fue derrotada en Río de Janeiro, la segunda ciudad del país y origen político de Bolsonaro. En ella ganó Eduardo Paes, un centrista que concurrió a elecciones en alianza con Lula. Pero un dato central de la elección es que el Partido Liberal (que ganó también la intendencia de Foz de Iguazú) fue el más votado en quinientos veintidós municipios, frente a los cuatrocientos que gobierna en la actualidad. No obstante, en la mayoría de las ciudades el poder municipal se decidirá en una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados que tendrá lugar dentro de dos semanas. San Pablo, donde la campaña alcanzó repercusión nacional, tuvo un resultado muy reñido que se dio entre tres candidatos prácticamente igualados. El actual alcalde, Nunes, obtuvo el 29,48% de los votos y un estrecho margen sobre el socialista Boulos, que alcanzó el 29,07%.
Pero en San Pablo, por menos de un punto porcentual (cerca de cincuenta y cinco mil novecientos votos) se quedó fuera de la disputa el candidato de extrema derecha Pablo Marcal. Se trata de un influencer de las redes sociales sin experiencia previa en política y que, con un estilo provocador y recurriendo a insultos y “fake news”, obtuvo votos del bolsonarismo. Con este resultado de Marcal, Nunes acude a la segunda vuelta como el claro favorito. Es alcalde desde 2021, cuando heredó el cargo por la muerte de su antecesor, Bruno Covas, y cuenta con el apoyo del gobernador del estado de San Pablo, Tarcisio de Freitas, además de Bolsonaro. Pero el dato central está en lo ideológico. El surgimiento sorpresivo de Marcal, que captó un tercio de los votos, marca un giro a la ultraderecha por una parte relevante del electorado. En la principal ciudad del país, dos tercios han votado por expresiones políticas de derecha y ultraderecha. Si bien este dato no puede trasladarse al plano nacional, sí muestra una tendencia que se proyecta a la elección presidencial de 2026. La ultraderecha, que en su momento representó Bolsonaro, hoy puede tener competidores, todo esto más allá de si el ex presidente podrá finalmente presentarse o no a elecciones por sus condenas judiciales. Es probable que hacia adelante emerjan nuevos candidatos al estilo de Marcal que expresan una “rabia” frente a toda expresión de la política tradicional y adoptan un discurso confrontativo y disruptivo, superando en intensidad al de Bolsonaro.
La izquierda, por su parte, esgrime a su favor el triunfo en Río de Janeiro, la segunda ciudad del país en población. La disputa por la alcaldía no tuvo la intensidad ni la confrontación que la de San Pablo. Fue reelecto el actual alcalde, Eduardo Paes, quien ganó abrumadoramente en primera vuelta con el 60% de los votos. El candidato apoyado por Bolsonaro, Alexandre Ramagem, alcanzó el 30% de los votos. Paes, un político moderado proveniente de los sectores centristas, cuenta con gran popularidad desde la época en que dirigió la transformación de la ciudad de cara a los Juegos Olímpicos que se realizaron en 2016. De las veintiséis capitales estaduales, el resultado en quince de ellas se resolverá en segunda vuelta. El bolsonarismo ganó seis en primera vuelta (Vitória, Salvador, Maceió, Florianópolis, Boa Vista y Río Branco) y dos hijos del ex presidente fueron los concejales más votados en las elecciones de las que participaron (Carlos en Río de Janeiro, con ciento treinta mil votos, y Jair Renan, en el balneario de Camboriú, con tres mil). Además del alcalde de Río, el otro candidato apoyado por Lula que ganó lo hizo en Recife. Aspirantes independientes se impusieron en Sao Luiz, Teresina y Macapá. El resultado de los comicios no afectó al mercado financiero. La Bolsa de San Pablo avanzó 0,17% y su índice BOVESPA cerró con ciento treinta y dos mil puntos básicos, impulsado por el incremento del precio internacional del petróleo. En el mercado de divisas el dólar se apreció 0,55%.
El resultado no ha sido favorable para las aspiraciones de reelección de Lula, que pretende ir en pos de un cuarto mandato. El presidente enfrenta un escenario en el cual ha crecido el Partido Liberal de Bolsonaro, que ya es la primera fuerza en el actual Congreso tras la elección de 2022 (tiene noventa y tres de los quinientos trece escaños). Lula, con prudencia, deja una duda sobre si optará a la reelección, mientras Bolsonaro tiene una sentencia que le impide ser candidato hasta 2030 por denunciar sin pruebas la corrupción del sistema electoral. Cabe señalar que el ex presidente confía en una anulación de esta condena. Ramagem, el candidato apoyado por Bolsonaro en Río de Janeiro, dirigió la agencia brasileña de inteligencia durante su gobierno y hoy es investigado por una supuesta trama de espionaje ilegal. También es diputado federal por el Partido Liberal de Bolsonaro. Lula hizo campaña en segundo plano, concentrándose en San Pablo y Río de Janeiro. En los días previos a la elección pasó tres días en México, para asistir a la investidura de Claudia Sheinbaum. La tercera ciudad más poblada de Brasil, Belo Horizonte, también va a segunda vuelta. Será entre el actual alcalde Fuad Norman del Partido Socialdemocrático, y el aspirante Bruno Engler del Partido Liberal. Se enfrentarán después de haber obtenido respectivamente el 34,42% y el 26,45%. En Brasilia no hubo elecciones porque la capital federal está dirigida por un gobernador. El ministro de Relaciones Institucionales, Alexander Padilha, intentó minimizar el avance de la derecha y destacó el desempeño de los partidos aliados del gobierno, pero esta interpretación no logró imponerse. El PT quedó muy debilitado después de las elecciones, en las que Lula apoyó a partidos aliados e incluso de centro.
En conclusión: el resultado de las elecciones municipales de Brasil muestra un claro avance de la derecha liderada por Bolsonaro y el surgimiento de una extrema derecha que representa un dirigente nuevo, Pablo Marcal; en San Pablo la elección se disputó en tres tercios y en la segunda vuelta es probable que la mayor parte del electorado de Marcal opte por el alcalde Nunes, apoyado por Bolsonaro; la izquierda, que fue derrotada en San Pablo, esgrimió a su favor el triunfo en Río de Janeiro, en la cual Lula apoyó a un alcalde centrista de origen independiente; por último, el resultado no ha sido favorable para las aspiraciones de Lula de presentarse en 2026 para un cuarto mandato y su partido, el PT, no ganó en ninguna de las alcaldías.