Salida de Guzmán: una crisis política con la economía como campo de batalla

Por Rosendo Fraga.

La Argentina vive una crisis política pero no institucional: tiene una Corte independiente y un Congreso que, en situaciones límites y aún con el oficialismo dividido, puede aprobar leyes clave. El caso más importante fue la del acuerdo con el Fondo. Pero vive una crisis política por la pugna de liderazgo en el oficialismo, protagonizada por el Presidente y la Vicepresidenta. Esta se inicia a los 9 meses de gobierno, cuando Cristina Kirchner, mediante una carta publicada en Facebook, realiza advertencias a Alberto Fernández respecto al rumbo del Gobierno. Estas diferencias se fueron profundizando a lo largo del año siguiente y se pusieron de manifiesto en forma abierta en septiembre de 2021, tras la derrota del Frente de Todos en las PASO. En esa oportunidad, el cambio de Gabinete fue provocado o impuesto por la Vicepresidenta. El conflicto continuó escalando, y en el segundo trimestre de 2022 se puso otra vez de manifiesto en discursos “claves” de Cristina Kirchner, con cuestionamientos directos a la gestión presidencial: en abril, los que pronunció con motivo del aniversario del desembarco argentino en Malvinas y al inaugurar las sesiones del Parlamento Europeo-latinoamericano; en mayo, en el que dijo desde la provincia de Chaco; en junio estuvo el del aniversario de YPF, que provocó la salida del ministro Matías Kulfas, que estaba alineado con el Presidente; y el que dio en Avellaneda el Día de la Bandera. Frente a esta serie, Alberto Fernández usó su eventual candidatura a la reelección en 2023 como tímida respuesta. La situación hizo crisis al comenzar julio, con el discurso del Presidente del 1° de este mes defendiendo su gestión política desde la CGT, y el de la Vicepresidenta al día siguiente, respondiendo en forma directa y contundente en el acto que realizó en Ensenada. Ambos discursos tuvieron como motivo actos por el aniversario de la muerte de Juan Domingo Perón.

La renuncia del ministro de Economía, Martín Guzmán, tiene lugar el mismo día del discurso de Cristina y durante el mismo, mostrando, aunque fuera circunstancialmente, un nexo entre ambos hechos. Las críticas privadas a su gestión comenzaron en el segundo semestre de 2020 por parte de la Vicepresidenta y se hicieron públicas y con mayor intensidad a lo largo de 2021. La negativa a renunciar de los funcionarios que responden a Cristina Kirchner en el área energética, fue una evidente limitación al poder del ministro, que tenía en la reducción del déficit generado por los subsidios a las tarifas, un punto central del acuerdo con el FMI. En la Casa Rosada se sostenía que el Presidente iba a mantener al ministro frente a los crecientes cuestionamientos de la Vicepresidenta. Se afirmaba que Guzmán era la “última trinchera” del Presidente frente a los avances sobre su poder por parte del kirchnerismo. Dada esta situación, la renuncia del ministro -decidida por él, no por el Presidente- deja a Alberto Fernández en una situación de marcada debilidad política. La economía ha sido el campo de batalla principal de la pugna por el poder dentro del oficialismo y la permanencia o salida de Guzmán, su definición. El avance sobre el poder de la Vicepresidenta se hizo evidente a comienzos de junio, con el desplazamiento del ministro de Desarrollo Productivo, Kulfas. Pero se ha profundizado y expandido con la salida de Guzmán, quien se aleja del Gobierno tras sucesivas limitaciones a su poder, pero ante todo por percibir que los próximos meses iban a ser más difíciles para su gestión por las dificultades económicas y las restricciones políticas.

La Argentina vive así una crisis política y económica, que interactúan al mismo tiempo y se complican la una a la otra. La política, generada por la salida de Guzmán, tiene lugar cuando los indicadores de crisis económica que siguen los medios (inflación, dólar y riesgo país) se encuentran escalando, en un contexto de incertidumbre. Es cuando las personas viven la sensación de lo que en Argentina se entiende por crisis económica. Es por eso que el cambio de ministro de Economía, que es un hecho político, se da en este contexto. El 14 de julio se conocerá la inflación de junio, que mostrará que la gestión Guzmán no ha sido eficiente en contener el incremento de precios. Ello hubiera generado un aumento de la presión del kirchnerismo para forzar la salida del hoy ex ministro de Economía. Este es el contexto en el cual asume la nueva ministra Silvina Batakis. No es una persona que en principio genere confianza en los mercados. Políticamente, está identificada con el kirchnerismo y trabajaba con el ministro del Interior y dirigente de La Cámpora, Eduardo “Wado” de Pedro. En el segundo periodo presidencial de Cristina fue ministra de Economía de Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires. Por esa razón, en la “interna” dentro del oficialismo se considera esta elección un triunfo del nuevo ministro de Desarrollo Productivo sobre el Presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, que aspiraba a ser el nuevo Jefe de Gabinete y controlar todas las áreas de gestión económica.

La situación política hoy puede caracterizarse como de “tregua frágil”, si bien la impresión generalizada es que la llegada de Batakis al Gobierno implica el triunfo del kirchnerismo en la pugna con el Presidente. Es posible que se produzcan otros cambios de funcionarios y que en éstos, Alberto Fernández intente mostrar que continúa ejerciendo el poder. Batakis fue elegida por él porque fue la única opción no vetada por la Vicepresidenta, como sucedió con los restantes candidatos por los cuales se inclinaba el Presidente. Cristina Kirchner hasta ahora se mantiene en silencio y es probable que mantenga una actitud cauta frente a la nueva situación. Hará llegar sugerencias, como la de establecer el salario mínimo universal para los 7 millones de beneficiarios de planes sociales, pero seguramente buscará evitar los costos económicos de las próximas semanas. En el acto realizado el sábado 2 de julio en Ensenada, fue evidente el clima de pre-lanzamiento de su candidatura presidencial. El público la reclamaba con consignas, las que no eran rechazadas ni por ella ni por los organizadores. La estrategia de la Vicepresidenta no será fácil. Faltan 17 meses para la finalización del mandato, 16 para la elección presidencial, 13 para las PASO y 10 para la definición de las candidaturas que competirán en ellas. Muchas cosas pueden suceder hasta entonces, frente a una crisis político-económica que se ha acelerado y que no ha terminado, ni mucho menos.

En conclusión, la Argentina no vive una crisis institucional, sino una crisis política por la pugna en liderar el oficialismo entre el Presidente y la Vicepresidenta, y tanto la renuncia de Martín Guzmán como la designación de Silvina Batakis en el área económica, son manifestaciones de ello.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s