Lluvias en Brasil: desafío para Lula

Por Rosendo Fraga.

Las inundaciones que se han registrado en el sur de Brasil se dan en un contexto de crecimiento récord del calentamiento global. Estudios recientes coinciden en que la Tierra se calentó como nunca en los últimos doce meses, al igual que los océanos. Las consecuencias climáticas siguen siendo imprevisibles. Sólo en los primeros cinco días de mayo, setenta países o territorios batieron récords de calor, de acuerdo al climatólogo Maximiliano Herrera, que rastrea los récords de temperatura en todo el mundo. Nandyala y Kadapa, dos regiones del sur de la India, tuvieron un máximo histórico de 46,3°. El país vive su campaña electoral, que se realiza sucesivamente durante más de un mes. El ministro federal, Nitin Gadkari, se desmayó durante una campaña en el estado de Maharashtra, en el oeste de la India. En la primera semana de mayo, en el Sudeste Asiático, “fue la noche más calurosa de la historia” y en algunas partes de Tailandia no bajaron de los 31°. A finales de abril, parte del norte de este país alcanzaron los 44°, mientras que el municipio de Chauk en la revisión más calurosa de Myanmar alcanzó un récord de casi 50°. Varias naciones africanas también enfrentan registros máximos. La temperatura llegó a 47,5° en Kayes, Malí. La capital de Níger tuvo su noche más calurosa de mayo y la capital de Burkina Faso la tuvo más que cualquier mes. En Chad, África Central, se registraron temperaturas por encima de los 45,3°. La mortal ola de calor que se sintió en África Occidental el mes pasado estuvo relacionada con el cambio climático causado por el hombre, según científicos del grupo World Weather Attribution. En Ciudad Altamirano de México, la temperatura se acercó a los 46,6°, con un calor récord para toda América Latina. Bolivia tuvo la noche de mayo más calurosa registrada hasta ahora.

Al comenzar la segunda semana de mayo, el Instituto Nacional de Meteorología (INMET) de Brasil anunció nuevas precipitaciones para el sur del país, como habían tenido lugar desde comienzos de mayo. Hasta el momento las copiosas lluvias han ocasionado inundaciones en casi cuatrocientos municipios, incluido Porto Alegre, la capital del estado de Río Grande do Sul, fronterizo con Argentina y Uruguay. Su alcalde, Sebastiao Melo, ordenó que se use el agua potable exclusivamente para “consumo esencial”, ante la escasez de ella. Se espera un agravamiento con la llegada de nuevos temporales, según el INMET, que pronosticó “fuertes tormentas” en el área más meridional de este devastado estado. El reporte sostiene que “se esperan unos doscientos cincuenta milímetros debido a la entrada de un frente frío que hará bajar drásticamente la temperatura, que agregará problemas a los afectados”. El alcalde sostuvo que “estoy llevando camiones cisterna a los campos de fútbol y la gente tendrá que ir allí a buscar agua embotellada, no puedo llevárselas casa por casa”. En la ciudad abundan largas colas y los estantes están vacíos en los supermercados. El gobernador de Río Grande do Sul, Eduardo Leite, emitió una alerta para varias ciudades cercanas a la enorme Laguna de los Patos, ya que “el nivel del agua subirá”. En términos similares se expresó el presidente Lula, quien avisó que “la nunca imaginada tragedia climática” en la región aún no ha acabado.

De acuerdo a un informe divulgado el sábado 11 de mayo por la defensa civil, las víctimas fatales en la región suman ya ciento treinta y siete y al menos ciento cuarenta y un personas continúan desaparecidas. Ya son dos millones cien mil las personas afectadas por esta catástrofe, debido a la cual más de ochenta mil permanecen en centros de acogida y otro medio millón está en viviendas de familiares o amigos. En total, ya son cuatrocientos cuarenta y cuatro las ciudades afectadas y un millón novecientos cincuenta mil las personas damnificadas por los temporales. En las regiones fronterizas con Argentina y Uruguay del estado de Río Grande do Sul, se han reportado al menos ciento treinta y seis muertos y setecientos cincuenta y seis heridos. Las lluvias que habían dado una leve tregua entre el jueves 9 y el sábado 11, retomaron su intensidad, especialmente en el Vale de Tacuari, una de las zonas más afectadas. Cientos de vías han sido destruidas o quedaron obstaculizadas y los damnificados sufren con la falta de servicios públicos. Los hospitales están colapsados y sin condiciones necesarias para atender a los pacientes. La situación además ha dificultado la labor de los cerca de veintiocho mil efectivos -entre bomberos, fuerzas de seguridad y voluntarios- que ayudan en los rescates y a distribuir ayuda humanitaria. La situación puede empeorar en las próximas horas, donde además de las fuertes lluvias se esperan intensos vientos y una drástica caída de la temperatura. Río Grande do Sul es un importante polo agropecuario y un sector fundamental para el crecimiento del país, que necesitará de al menos dieciocho mil ochocientos treinta y nueve millones de reales (tres mil setecientos millones de dólares) para recuperarse de las inundaciones de acuerdo a los cálculos del gobierno regional.

Al comenzar la tercera semana de mayo, el sur de Brasil se preparó para una nueva inundación récord, como la ya sufrida. La ciudad brasileña de Porto Alegre cumplió a mediados de mayo diez días inundada y es probable que la situación se agrave por una nueva crecida del río Guaíba, que podría producir un nuevo récord durante la semana. La causa de la inundación es el crecimiento del río en 4,94 metros, la que supera los 4,76 metros que hasta comienzos de mayo era el nivel más alto del que se tenían registros, y que sólo se había alcanzado una vez, en 1941. El gobernador de Río Grande do Sul alertó que el río podría superar la cota de 5,5 metros, lo que supone 20 centímetros más que el nivel alcanzado la semana anterior. El gobernador Eduardo Leite sostuvo que “no es hora de volver a casa” y pidió a las personas que lo hacían, que retornen para ponerse a salvo en refugios. También se registraron nuevos desbordes en los ríos Tacuarí y Caí, que afectaron fundamentalmente los municipios del interior del estado. El mandatario hizo hincapié en que las personas que se encuentran en El Dorado, Porto Alegre, Guaíba y Canoas deben ser evacuadas ante el empeoramiento de la situación. El centro de Porto Alegre presenta un panorama desolador, con tiendas cerradas y comerciantes desesperados por las pérdidas y los robos vinculados con las inundaciones. El daño producido por la crecida del río Guaíba en la primera semana de mayo alcanza los ciento trece millones de dólares. Con el nivel de agua en aumento, la calle Praia, una de las más transitadas de la capital, no tiene luz ni agua y tanto bancos como tiendas tienen las persianas bajas hasta nuevo aviso. El gobierno federal anunció ayudas, como la reducción de los intereses cobrados en los préstamos a pequeñas empresas y el apercibimiento de impuestos, pero los comerciantes dudan que sea suficiente, ya que las ventas no se recuperarán hasta diciembre.

En conclusión: el mundo enfrenta un récord histórico de altas temperaturas en diversas partes de la Tierra en mayo de 2024; en este marco se registran lluvias sin precedentes en el sur de Brasil, que ya han producido centenares de muertos y desaparecidos y miles de millones de dólares en pérdidas; ee espera que la segunda quincena de mayo este tipo de fenómeno se reitere, por lo cual las autoridades han pedido a los afectados que no retornen a sus domicilios por ahora; por último, los daños han tenido lugar en el estado de Río Grande do Sul, un centro de producción agropecuaria muy importante, que afectarán la producción y la exportación del sector.

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