Por Rosendo Fraga.
Las llamadas “tierras raras” se han convertido en un elemento estratégico central, a medida que va avanzando el conflicto geopolítico del siglo XXI. Se trata de un complejo de diecisiete elementos químicos: escandio (Sc), itrio (Y) y los quince elementos del grupo de los lantánidos: lantano (La), cerio (Ce), praseodimio (Pr), neodimio (Nd), prometio (Pm), samario (Sm), europio (Eu), gadolinio (Gd), terbio (Tb), disprosio (Dy), holmio (Ho), erbio (Er), tulio (Tm), iterbio (Yb), y lutecio (Lu). El litio, importante en el llamado Triángulo de América del Sur (Argentina, Bolivia y Chile), no forma parte de este complejo de tierras raras. En su caso, su mayor influencia como insumo se limita a las baterías de autos eléctricos y otras en general. Las tierras raras -un grupo de 17 elementos que incluye al escandio, itrio y los lantánidos- son esenciales para el desarrollo de tecnologías estratégicas en sectores como la electrónica, la energía, la defensa y la medicina. Se utilizan para fabricar imanes potentes presentes en turbinas eólicas, autos eléctricos y parlantes; pantallas LED y LCD; baterías recargables; láseres de uso médico y militar; y componentes de fibra óptica. También son clave en catalizadores, equipos de resonancia magnética, sistemas de guía de misiles y aleaciones livianas para la industria aeroespacial. Aunque muchas veces invisibles para el consumidor, su presencia es fundamental en casi toda innovación tecnológica contemporánea.
Con la llegada de Trump al poder, el conflicto en torno a las tierras raras ha ganado conocimiento público y gravitación en el conflicto estratégico. Washington puso en primer plano el conflicto por las tierras raras en su rol de negociador entre Ucrania y Rusia. El presidente estadounidense exigió a su par ucraniano la entrega de tierras raras como compensación por el armamento entregado durante los tres años de guerra. Tras idas y vueltas, la negociación entre ambos países parece haber empezado en la primera semana de abril. Ucrania es un país rico en tierras raras, pero que no las explotaba antes de la guerra y menos durante ella. Estados Unidos plantearía hacerse cargo de la inversión y explotación de estos recursos ucranianos. Se crearía un órgano binacional que repartiría la producción en dos mitades, una para cada país. Pero su conducción estaría integrada por cinco miembros: tres estadounidenses y dos ucranianos. No es ni será y una negociación fácil, pero tampoco imposible. A más de tres años de producida la invasión rusa a Ucrania, aparece un interés estratégico que no era observado en su importancia y significación. También el interés por las tierras raras se halla en el conflicto desatado por Trump por el control de Groenlandia. Su gran territorio comprende amplias zonas donde se encuentran estos elementos químicos, aunque con una ubicación menos precisa que en el caso de Ucrania.
Pero lo más importante es el rol de China: la potencia asiática concentra el 80% de la producción mundial de tierras raras. También lo hace con su proceso de refinación. A finales de 2024, el gobierno chino prohibió la exportación de varias tierras raras a Estados Unidos, en respuesta a la restricción impuesta por la Administración Biden en el acceso chino a la tecnología avanzada estadounidense. En cuanto a las reservas estimadas, la mayor cantidad se encuentra en territorio chino (44 millones de toneladas), seguidas por las de Vietnam (22 millones), Brasil (21 millones), Rusia (19 millones), India (6,9 millones) y Estados Unidos (2,3 millones). Respecto a los países productores, China es el principal, con más del 60% de la producción global y el control de alrededor del 85% de la capacidad de refinado y separación, gracias a una cadena de suministro altamente integrada. Estados Unidos ocupa el segundo lugar, con operaciones clave en la mina de Mountain Pass (California), aunque todavía depende de China para procesar gran parte de los materiales extraídos. Myanmar, por su parte, es un importante proveedor de concentrados de tierras raras pesadas, en su mayoría destinados a China, aunque su producción está marcada por problemas ambientales y sociales. Australia alberga la mina Mount Weld, una de las más ricas del mundo, y si bien exporta tierras raras, también mantiene vínculos de procesamiento con China. Otros países como Tailandia e India tienen una producción aún limitada, pero están desarrollando sus capacidades con el objetivo de diversificar el suministro global. Planteado en estos términos, es probable que la importancia de las tierras raras en el conflicto geopolítico que se desarrolla en la tercera década del siglo XXI se incremente y amplíe a más países.
Las tierras raras ya están jugando un rol trascendente en la “contraofensiva” china frente a las suba de aranceles impuesta por Estados Unidos. El presidente Xi Jinping comenzó por su propia región. Visitó en primer lugar Malasia, Camboya y Vietnam, donde convocó a los países asiáticos a formar un “eje con los países vecinos”, con el objetivo de enfrentar “el acoso unilateral” de Estados Unidos. La amenaza que planteó el presidente chino sobre la suspensión de la exportación de tierras raras puede implicar un bloqueo no sólo a Estados Unidos, sino a todo Occidente, de suministro de componentes esenciales para la industria bélica, electrónica y aeroespacial, así como para la fabricación de semiconductores y una amplia gama de bienes de servicios. Cabe señalar que la medida ya está afectando a seis de los metales pesados que son considerados tierras raras, los que se refinan completamente en China, así como los imanes de tierras raras, de los cuales el 90% es producido por Beijing. La potencia asiática podría dejar vencer los contratos de exportación de estos minerales para ir agotando las reservas internacionales existentes. El Ministerio de Comercio chino consideró sólo un “pequeño paso” la excepción de aranceles estadounidenses a dispositivos electrónicos como smartphones y computadoras, exigiendo “acciones más concretas”. En un escenario de posibles represalias, sostuvo que ha comenzado la reducción de compra de películas estadounidenses, lo que provocó grandes pérdidas bursátiles para Walt Disney, Paramount y Netflix, entre otras. El siguiente paso podría ser elevar la presión sobre la propiedad intelectual, las marcas estadounidenses y los parques temáticos.
En conclusión: las tierras raras son un conjunto de diecisiete elementos químicos fundamentales para la fabricación de productos clave para la industria electrónica mundial, y en particular para los sistemas de armamentos; al asumir Trump al poder e imponer su guerra comercial, el tema ha ganado conocimiento en la opinión pública e influencia estratégica; el rol de China es decisivo en este campo, porque produce el 80% de las tierras raras que se utilizan en el mundo y esto genera una dependencia por parte de Estados Unidos; por último, estos elementos químicos están jugando un rol importante en la contraofensiva china frente a la suba de aranceles de Trump y Xi lo demostró al iniciar su gira regional por Vietnam, Camboya y Malasia.