Por Rosendo Fraga.
El acuerdo con el Fondo Monetario reforzó la alianza política central de la administración de Javier Milei, que es el gobierno de Trump. El rol político que asumió este último fue inocultable. Frente a la descoordinación que tuvo lugar el 11 de abril en Mar-a-Lago, la presencia en Argentina el lunes 14 del Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, confirmó la alianza política entre Washington y la Casa Rosada y la importancia de la misma en el reciente acuerdo. Pese a una situación internacional con múltiples conflictos tanto en lo militar como en lo estratégico y económico, Argentina tiene un espacio en la agenda del gobierno norteamericano: sin él, difícilmente se hubiera logrado el acuerdo firmado con el FMI. Pero al ser el número veintidós firmado desde 1956, las dudas sobre la Argentina llevarán tiempo en disiparse. El presidente argentino ahora tendrá que ajustar aspectos de su gestión de gobierno en la política estadounidense. La postura en la llamada “guerra arancelaria” es distinta y en esto Argentina deberá buscar alguna forma de “empalme”. En lo político, la situación es más fácil. Argentina mantiene el alineamiento con Estados Unidos. Esto se hizo evidente en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), que tuvo lugar en Honduras, donde sobre un total de treinta y cuatro países que integran este bloque regional, sólo Argentina y Paraguay se negaron a firmar una declaración crítica a la postura de Estados Unidos.
La relación entre política y economía muestra una situación que ya tiene precedentes en Argentina: la coincidencia de dificultades económicas e interrogantes en la elección legislativa después de la presidencial. Alfonsín, Menem y ahora Milei cambiaron su enfoque económico siete meses antes de su primera elección legislativa. Alfonsín venía enfrentando una fuerte crisis con un alto componente inflacionario y en abril de 1985 hizo un giro con el Plan Austral que le permitió revertir la situación y ganar una elección de octubre, que parecía difícil. Seis años después se da una situación similar con Menem. El país se encaminaba a una tercera hiperinflación y el presidente dio un giro en su política económica en marzo con el plan de convertibilidad. Ello le permitió ganar la elección legislativa de octubre de 1991. Ahora, Milei enfrenta una situación política y económica similar a las dos precedentes. Tiene una economía en problemas (pero no en caos) y necesita ganar la elección de octubre para fortalecerse políticamente y continuar con las reformas antes de presentarse a su reelección en 2027. Las medidas anunciadas el viernes 11 de abril implican un cambio de política económica, por lo menos desde el punto de vista cambiario. La razón política es el temor a que tenga lugar un estallido en el tipo de cambio antes de la elección de finales de octubre del corriente año. Por tercera vez desde 1983 se da un Gobierno que llega a la elección en su segundo año con riesgo de perderla. De resultar exitosa la combinación de replanteo económico con victoria electoral, se daría por tercera vez esta secuencia desde el restablecimiento de la democracia.
Pero la elección de constituyentes en la provincia de Santa Fe muestra que el Gobierno todavía no tiene articulado un mecanismo político eficaz. El domingo 13 de abril tuvo lugar esta elección. Se votaron constituyentes para reformar la constitución provincial. El gobernador Maximiliano Pullaro, de origen radical y ex integrante de Juntos por el Cambio, ganó con el 34,6%. Eso le permite obtener treinta y tres de los sesenta y nueve constituyentes y queda a sólo dos de la mayoría necesaria para imponer las reformas, incluida la reelección. Concurrió con un frente que incluía al PRO, sectores del socialismo (que es fuerte en la provincia), el radicalismo y otros. El frente se denominó “Unidos para Cambiar Santa Fe”. En el segundo lugar quedó el peronismo, que concurrió dividido en tres, el 15,1% de los votos (Juan Monteverde); en el tercero un libertario (Nicolás Mayoraz) con el 14,1% y en el cuarto una fuerza local de centroderecha con el 12,3% (Amalia Granata). Fue una derrota importante para el oficialismo nacional. El equipo de Karina Milei, que conduce la estrategia electoral de La Libertad Avanza, argumentó que, como ocurrió en 2023, las elecciones locales no siempre se vinculan con las nacionales. En cambio, el equipo de Santiago Caputo cuestionó dicha estrategia que condujo a la derrota. Pero el problema es que con Santa Fe se ha iniciado un cronograma de elecciones adelantadas en nueve distritos del país.
Este conjunto de elecciones adelantadas incluye a la Ciudad de Buenos Aires y podría también incluir a la provincia. La próxima fecha es el 27 de abril, cuando se realicen elecciones en nueve comunas de Río Negro. El 4 de mayo la provincia de Salta renueva su legislatura y elige autoridades municipales. Es probable el triunfo del actual gobernador, Gustavo Sáenz, un peronista disidente cercano al Gobierno que enfrenta en la provincia a La Libertad Avanza. El domingo siguiente tendrán lugar en Jujuy, Chaco y San Luis. En la primera se renuevan veinticuatro legisladores provinciales y cargos municipales. Ganaría la lista del gobernador Carlos Sadir, un radical independiente, y también sería derrotada La Libertad Avanza. Respecto a Chaco, se eligen dieciséis diputados provinciales y se impondría el gobernador Leandro Sdero, también de origen radical. Es la única de las nueve elecciones que La Libertad Avanza tiene asegurada la victoria, al ir en alianza con el gobernador. En cuanto a San Luis, se renuevan legisladores provinciales y el oficialismo nacional sería derrotado. El 18 de mayo se realiza la elección más relevante, la de Ciudad de Buenos Aires. El electorado aparece dividido en tres: El kirchnerismo, La Libertad Avanza y el PRO, junto con otras fuerzas menores, como las que encabezan Ramiro Marra y Horacio Rodríguez Larreta. Es un cuadro incierto cuyo resultado tendrá impacto nacional. El 8 de junio se renuevan legisladores provinciales en Misiones. Esta provincia está gobernada por un peronista disidente, Hugo Passalacqua, que se impondría también sobre La Libertad Avanza. El 29 de junio se vota nuevamente en Santa Fe, esta vez para elegir autoridades comunales. Lo probable es un nuevo triunfo de la coalición que apoya a Pullaro. La gran incógnita es la provincia de Buenos Aires, donde se libra una gran batalla por el poder entre el gobernador Axel Kicillof y la ex vicepresidente Cristina Kirchner. El gobernador ha presentado un proyecto para adelantar la elección provincial, que tiene sus PASO el 13 de julio y se votaría para legisladores provinciales el 7 de septiembre. Con el peronismo dividido, necesita el acuerdo con un sector de la oposición para lograr adelantarlas a esa fecha. Pero la ruptura entre Kicillof y Cristina ya se ha concretado.
En conclusión: la firma del acuerdo con el FMI y la visita del Secretario del Tesoro de Estados Unidos a la Argentina confirman que la relación con Trump es la alianza política más relevante que tiene Milei; la cuestión central ahora es si este replanteo económico será suficiente para que el Gobierno gane la elección de finales de octubre, como lo hicieron Alfonsín y Menem siete meses antes de su elección respectiva; la derrota de La Libertad Avanza en Santa Fe puede no ser relevante a nivel nacional, pero acentúa la pugna entre Karina Milei y Santiago Caputo sobre la estrategia electoral del Gobierno; por último, habría nueve elecciones adelantadas entre abril y septiembre; el oficialismo tendría asegurada sólo la de Chaco, lo que se proyecta a la competencia entre La Libertad Avanza y el PRO en CABA.