Por Rosendo Fraga.
La Argentina ya comenzó a vivir un proceso electoral adelantado. La causa es la elección de legisladores porteños en la Ciudad de Buenos Aires, capital del país. La elección tendrá lugar el 18 de mayo, fecha para la cual faltan menos de dos meses. Entre dicha elección y la de diputados nacionales que tendrá lugar en octubre, median otros cinco meses. Pero la capital tiene un impacto político relevante, como lo muestra la historia. Es por eso que se vive la elección porteña como una elección nacional “adelantada”. La definición de los candidatos confirmó esta situación. La presentación de las candidaturas para la Ciudad de Buenos Aires muestra un cuadro político fragmentado, confirmando que La Libertad Avanza ha producido una crisis en la estructura política tradicional, pero puede no ser la beneficiaria de esta situación. El electorado aparece fraccionado en tres líneas principales: La Libertad Avanza, que responde a la Casa Rosada; el PRO, alineado con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que está en el gobierno porteño; y la tercera fuerza es el peronismo en versión kirchnerista. Hoy cualquiera de los tres puede ganar. A su vez, hay candidatos que “restan” votos: Horacio Rodríguez Larreta se los sacaría al PRO y Ramiro Marra -candidato por la UCDE- lo hace a La Libertad Avanza. Las fuerzas de derecha y centroderecha concurren así divididas a esta elección, que tendrá una influencia relevante en la puja entre La Libertad Avanza y el PRO por captar dicho electorado.
Este “adelantamiento” de la elección comienza a transmitirse dentro del sistema político y en particular en el peronismo, donde la candidatura de Cristina Kirchner está en cuestión. El 13 de abril tendrá lugar la elección de constituyentes en Santa Fe. El gobernador Maximiliano Pullaro corre con ventaja y en este distrito La Libertad Avanza sería derrotada. En las semanas siguientes hay media docena de elecciones provinciales en distritos con gobiernos de origen peronista que suelen negociar con el Gobierno. Cabe mencionar que Cristina, como presidente del partido, intervino la conducción en las provincias de Salta y Misiones. En la primera, el gobernador Gustavo Sáenz se ve obligado a concurrir con un sello partidario diferente al del peronismo nacional. En cuanto a Misiones, ningún sector político se inscribió con la denominación de PJ. En Jujuy Cristina decidió prolongar una indefinición partidaria que la aleja de la estrategia nacional del kirchnerismo. El peronismo también concurre en este distrito con otro partido. En esta provincia las listas cerrarán el 1° de abril y la elección será el 11 de mayo. Se realizará también la elección de legisladores provinciales de Santa Fe, que será muy difícil para La Libertad Avanza. San Luis y Chaco, distritos aliados al Gobierno, también realizan sus comicios locales adelantados. En San Luis las elecciones también se adelantaron para el 11 de mayo y un peronismo antikirchnerista tiene posibilidades de ganar. Sólo en Chaco, un gobernador de origen radical ha cerrado una alianza con La Libertad Avanza y puede ganar.
Dentro del peronismo bonaerense la situación es crítica: es el distrito decisivo de esta fuerza por la cantidad de votos y legisladores que tiene. La división es clara: Cristina tiene treinta de cuarenta legisladores provinciales de este partido, lo que le permite impedir que el gobernador Axel Kicillof adelante la elección. A su vez, éste cuenta con cuarenta y siete intendentes -una amplia mayoría-, con lo cual estaría en fuerza de imponer el adelanto que pretende. Sobre este cuadro opera el oficialismo nacional. El proyecto de “ficha limpia” que impide presentarse como candidato a quien tenga condena firme en segunda instancia, que es impulsado por el oficialismo nacional, podría frustrar la candidatura de la ex vicepresidente. Pero es incierto si la justicia nacional -ante la cual Cristina apelará- tomará una definición durante el proceso electoral. Por otro lado, ya está en segunda instancia la “causa vialidad” que la afecta y la Justicia podría fallar en contra de Cristina, afectando su eventual candidatura. Paralelamente, esta semana el Senado tratará las candidaturas del juez Ariel Lijo y el jurista Manuel García-Mansilla para ver si se les otorga o no el acuerdo, que se bloquea con un tercio de los senadores presentes, es decir, veintinueve. Mientras en el gobierno nacional hay quienes quieren retirar el pliego para evitar una derrota, en la Casa Rosada parece predominar la postura contraria.
Aunque la política parece importar más que la economía en este momento, la verdadera crisis del Gobierno sucede en este último campo. Los mercados dan cuenta de un deterioro de la situación en los últimos dos meses, que es la peor del gobierno de Milei en cuanto a salida de dólares. El Gobierno pretende que el FMI, a través de las gestiones con Donald Trump, respalde sus pedidos ante los organismos financieros internacionales, pero ello se demora. Esta semana el canciller Gerardo Werthein viaja a los Estados Unidos para gestionar una visita de Milei a Washington entre abril y mayo para reforzar las gestiones para obtener el préstamo. Los veinte mil millones de dólares de “libre disponibilidad” que pretende el ministro de Economía, Luis Caputo, no parecen fáciles de obtener. El Gobierno enfrenta una situación análoga a la que tuvieron tanto Raúl Alfonsín como Carlos Menem en su segundo año de gobierno. El primero, con la economía en crisis en abril de 1985, lanzó el Plan Austral que contuvo la crisis económica y le permitió ganar la elección de medio mandato que tuvo lugar ese octubre. Menem, por su parte, se encaminaba hacia una tercera hiperinflación cuando el plan de la convertibilidad le permitió estabilizar la economía, gracias a lo que pudo también ganar esa elección. Un presidente con la economía en crisis entre seis y siete meses antes de una elección puede ganarla, pero tiene que ser rápido y decidido.
En conclusión: la elección porteña muestra la crisis de los partidos y un electorado dividido en tres, con el centroderecha y la derecha fragmentados en dos: La Libertad Avanza y el PRO; en la media docena de elecciones provinciales adelantadas que tendrán lugar en las próximas semanas, en cinco de ellas es probable que sea derrotada La Libertad Avanza; en la provincia de Buenos Aires, el enfrentamiento entre Axel Kicillof y Cristina Kirchner se acentúa sin un ganador a la vista, mientras la ex vicepresidente enfrenta amenazas judiciales; por último, el Gobierno enfrenta una situación económica difícil a medio año de la elección, pero lo mismo le sucedió a Alfonsín y Menem, quienes supieron sortearlo con nuevos planes económicos.