Trump intenta frenar las guerras, pero ello no resulta fácil

Por Rosendo Fraga.

A casi cuarenta días de la asunción de Trump, su estrategia de lograr parar las guerras va obteniendo avances parciales. Su logro más importante fue el cese del fuego por sesenta días que se logró entre Hezbollah e Israel en la zona fronteriza de este país con El Líbano. Se dio después de varias semanas de fuertes combates, en los cuales murieron aproximadamente cinco mil libaneses, en su mayoría civiles. La milicia pro iraní contestó con drones y otros armamentos aéreos, mostrando que mantiene su capacidad militar, aunque ahora reducida y limitada. El plan estadounidense contempla también un mayor rol para el ejército libanés y para las fuerzas de paz (FINUL) desplegadas en el terreno. No es un mal comienzo para Trump, pero el cese del fuego es violado intermitentemente por ambas fuerzas. Estados Unidos también impulsa un cese del fuego en el norte de Gaza, entre Hamas e Israel. La clave de este eventual acuerdo es la devolución de los rehenes capturados el 7 de octubre de 2023 por esta organización extremista pro iraní. No es una negociación fácil, pero por primera vez existen posibilidades de éxito. Las políticas de Biden y de Trump se superponen en lo que resta hasta el 20 de enero, fecha en la que asumirá el nuevo presidente. En el frente que genera la guerrilla pro iraní huti en el Mar Rojo no ha habido cambios y la amenaza a la navegación de los buques occidentales sigue vigente.

Pero el conflicto ha tenido una nueva complicación, al extenderse a la guerra civil siria y reanudarse tras años de contención. El apoyo de la aviación rusa y de las milicias pro iraníes al régimen de Assad, le habían permitido mantener el 70% del territorio del país bajo su control. Pero una ofensiva sorpresiva de elementos del Estado Islámico (IS), kurdos pro estadounidenses y el apoyo de Turquía, quebraron la situación. Esta coalición tomó Alepo, la segunda ciudad del país. Tras una semana, Siria inició el contraataque, nuevamente con apoyo de Irán y Rusia, pese a la guerra que esta última está librando contra Ucrania en Europa. Se trata de una situación peligrosa porque ha aparecido el grupo terrorista más peligroso (el IS), que se creía derrotado tanto en Siria como en Irak, donde en la primera mitad de la segunda década del siglo XXI había logrado crear un “califato” bajo su control, que le llevó años a Estados Unidos y sus aliados terminarlo. Como a comienzos de la década pasada, detrás de este conflicto se enfrentan Siria por un lado, apoyada por Rusia e Irán, y los enemigos de Asad por el otro, con el apoyo de Estados Unidos y sus aliados. Así, por un lado el triunfo electoral de Trump ha atenuado los conflictos entre Israel y Hezbollah, y eventualmente Hamas, pero por el otro ha reabierto la guerra civil siria. 

Mientras tanto, la guerra entre Rusia y Ucrania da señales de una negociación posible. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, insiste en que su país no entregará “ni un metro” de territorio propio a su enemigo ruso. Pero Estados Unidos parecería dispuesto, con la llegada de Trump al poder, a aceptar una solución que pusiera en manos rusas las cuatro provincias ucranianas que actualmente ocupa, más el compromiso de que Ucrania no se incorpore a la OTAN en las próximas dos décadas. Esta solución, inaceptable para Zelensky, podría serlo si cambia el gobierno ucraniano. Las fuerzas de este país muestran agotamiento y están retrocediendo en Kursk y otros frentes. La decisión de Biden de entregar a los ucranianos misiles de largo alcance que llegan a la profundidad del territorio ruso ha traído como consecuencia que Rusia lance misiles hipersónicos con capacidad de atravesar Europa desde el extremo oriental de Rusia hasta el Atlántico en poco tiempo. Esta demostración ha producido diferencias dentro de la Unión Europea. Polonia ha desplegado defensas con barreras y obstáculos a lo largo de sus fronteras con Rusia y Bielorrusia. Alemania, pese a las muestras de solidaridad con Zelensky, se mantiene más prudente. En cuanto a la Unión Europea, ha asumido su nueva conducción. Ha sido reelegida la alemana Úrsula von der Leyen como titular del Ejecutivo europeo, pero con menos votos que en la elección anterior. Ha sido designada como encargada de la Relaciones Exteriores la estonia Kaja Kallas, la cual está identificada con una fuerte posición anti rusa. El conflicto se ha trasladado a Georgia, donde la posición contraria a Moscú ha ganado las calles, pidiendo nuevas elecciones contra el partido de la presidente que busca la neutralidad.

Por su parte, Trump sigue adelante con su política de buscar el cese del fuego en todos los frentes. Hasta ahora parece dispuesto a hacerlo pese a la oposición de la mayor parte de Europa. Pero la situación de este continente es políticamente difícil. En Alemania se realizan elecciones generales el 23 de febrero de 2025 y es previsible un avance de la derecha, ya sea moderada o extrema. Entre ambas expresiones podrían reunir dos tercios de los votos. Los dirigentes de la Democracia Cristiana podrían participar en una política de aislamiento respecto a Afirmación por Alemania, pero el electorado difícilmente lo acompañe. El Reino Unido, al igual que Estados Unidos, también ha entregado misiles de largo alcance a Ucrania, pero el nuevo gobierno laborista ya sufre un prematuro desgaste. Francia mantiene el apoyo a Ucrania desde una posición algo más moderada, pero el gobierno de Macron está al caer por una acción combinada de la izquierda nacionalista y el partido de la nueva derecha que representa Marine Le Pen. Meloni no tiene amenazas respecto a su permanencia en el poder, pero sufre la primera protesta social de envergadura. Electoralmente, las elecciones de Rumania muestran un partido pro ruso llegando a la segunda vuelta. La amenaza de Trump de dejar la OTAN ha bajado su intensidad, pero se mantiene vigente.

En conclusión: la elección de Trump ya ha mostrado ciertos logros en cuanto a atenuar las guerras, como el cese del fuego entre Hezbollah e Israel en El Líbano y la posibilidad de una negociación por los rehenes israelíes con Hamas; pero por otro lado se ha reabierto la guerra civil siria, que implica un conflicto entre Irán y Rusia por un lado, y Estados Unidos y sus aliados por el otro; la posición de Trump para un cese del fuego en Ucrania encuentra algunas señales positivas en el cansancio de las tropas ucranianas, mientras los misiles hipersónicos rusos significan un peligro para la UE; por último, en cuanto a Europa, mantiene firme su apoyo a Ucrania y se enfrenta a la posición de Trump, pero sin una decisión militar clara y dudas entre los principales países.

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