El desafío del veto

Por Rosendo Fraga.

Los mercados y las encuestas marcan hoy una dirección contraria, pero durante el primer semestre coincidían. Entonces la prioridad de la opinión pública era la baja de la inflación y también lo era para el Gobierno, consciente de que mantener el apoyo de la mitad de la población que lo había votado en la segunda vuelta resultaba fundamental para enfrentar el ajuste que se iniciaba. Y así fue: durante esos meses, mercados y opinión pública coincidían al verificarse una inflación en baja. Pero eso comenzó a cambiar a partir de julio. El Gobierno de Javier Milei fue logrando una mejora en los mercados, que se manifestó entre otras variables, por una baja del riesgo país, que de mil seiscientos puntos en tres meses bajó a menos de mil trescientos. Pero frente a esta mejora, la opinión pública mostró una baja en la imagen del presidente. De acuerdo a los sondeos, esta disminución puede ser de entre tres y diez puntos, pero es clara la tendencia. Es que en el segundo semestre la inflación dejó de ser la prioridad casi excluyente y el desempleo y la pobreza pasaron a serlo. Se da así la paradoja de que la imagen del Gobierno ha empezado a caer y la actitud de los mercados a mejorar. En el plano político, las cosas se han complicado a lo largo del tercer trimestre (julio, agosto y septiembre). Tras la sanción de la Ley Bases, el Gobierno no logró la aprobación de ninguna otra ley y la regulación de esta norma todavía tarda en quedar finalizada. El Congreso votó una ley que modifica el índice de ajuste jubilatorio, que fue vetada por el presidente. Logró hacerlo ajustadamente con un tercio de la Cámara de Diputados. Ahora enfrenta un segundo veto con el aumento de los fondos para la universidad. El resultado de esta nueva puja es todavía incierto.

La sesión para tratar el rechazo a este veto tendría lugar el miércoles 9 de octubre. La Casa Rosada intentará volver a repetir la coalición que le permitió reunir ochenta y seis diputados que sirvieron para confirmar el veto anterior. El problema es simple y lo explicitó el presidente en su discurso en Parque Lezama, cuando dijo que contaba con sólo el 10% de los senadores y el 15% de los diputados. En ambos casos está lejos del tercio de una Cámara necesario para sostener el veto a una ley -que puede ser cualquiera de las dos tomados sobre los legisladores presentes en la sesión-. Sobre estos números Milei necesita algo más del doble de los diputados propios y cuatro veces la cantidad de sus senadores. El PRO fue el aliado que tuvo en la Cámara Baja para confirmar el veto anterior, pero éste hoy esto resulta incierto. Las negociaciones se mantienen abiertas, pero en el oficialismo hay dos posturas. La primera es aceptar los pedidos del ex presidente Macri, incorporando a figuras relevantes del PRO en los primeros niveles de gobierno (la posición que apoyaría el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos). La segunda es la del entorno presidencial, representado por Karina Milei y Santiago Caputo, que proponen rechazar la posición de Macri y si el veto cae, recurrir a la Justicia, argumentando que los legisladores no habrían señalado con fondos de qué partida se cubriría el aumento para las universidades. Por su parte, el oficialismo argumentaría que si se rechaza el veto, los recursos adicionales necesarios serían extraídos de los destinados al área de salud.

La marcha universitaria tuvo una concurrencia algo menor que en abril, pero marcó una convocatoria importante, sobre todo si se la compara con la que tuvo Milei en su acto de Parque Lezama tres días antes. Fue ante todo un acto político. Reunió al peronismo en su conjunto, que superó sus divisiones crecientes en este acto. Participó también la mayoría de los sectores en que está dividida la Unión Cívica Radical. Estuvieron dirigentes del socialismo y del partido de Elisa Carrió. Participó Horacio Rodríguez Larreta, quien se retiró al ser agredido por militantes. La izquierda concurrió a pleno, reunida alrededor de la estructura del Partido Obrero (PO). El sindicalismo estuvo presente, aunque movilizando pocos afiliados. Participaron tanto la CGT como los sectores combativos de la CTA. Las organizaciones de Derechos Humanos y las agrupaciones feministas también estuvieron, aunque con presencia simbólica. El amplio arco opositor encontró así una oportunidad de mostrarse unido, aunque no es fácil trasladar esta coincidencia al plano político. Es claro que la divisoria planteada por Milei es “menos Estado”, mientras que la oposición reclama “más Estado”. La ex vicepresidente Cristina Kirchner encontró la oportunidad para reaparecer políticamente. Desde los balcones de su Instituto Patria saludó a los militantes kirchneristas que la aclamaban. Para ella, el gobierno ya ha comenzado a perder la “paciencia social” y es el momento de aprovecharlo. 

En este contexto, la política está recuperando protagonismo dentro y fuera del oficialismo. El peronismo sigue fuertemente dividido, pero Cristina ha decidido mantener el liderazgo y ha salido a recuperarlo. Las divisiones están centradas más por las luchas de poder que por visiones ideológicas. En la provincia de Buenos Aires las facciones están representadas por Axel Kicillof por un lado y Máximo Kirchner por el otro, quien busca recuperar poder con el apoyo de su madre. La Cámpora sigue siendo su estructura más relevante, mientras que la mayoría de los intendentes se decanta a favor de Kicillof. Los gobernadores buscan su protagonismo, pero carecen de unidad para hacerlo por ahora. La mayor incógnita es el rol electoral que tendrá el peronismo anti K, que aparece en los sondeos como una fuerza electoral relevante que podría obtener entre el 6 y el 10% de los votos. El ex gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y el diputado nacional Miguel Ángel Pichetto, pugnan por liderar este espacio. Esta escisión resultará clave para definir la elección de 2025. En cuanto al oficialismo, Karina Milei ratificó su rol de líder político dentro del oficialismo. En Santiago del Estero, continuando con lo iniciado en Parque Lezama, organizó el partido y ratificó que es ella quien lidera La Libertad Avanza por delegación de su hermano. En el oficialismo comienzan a ver en el escenario la posibilidad de una fórmula Milei-Milei para 2027. En cuanto a la vicepresidente Victoria Villarruel, sigue desarrollando su “agenda propia”. En la Cámara de Senadores logró por cuarenta votos afirmativos, doce abstenciones y ningún voto negativo, la indemnización para los familiares de los militares muertos en Formosa por un ataque de Montoneros en el año 1975. Un decreto de Macri la había establecido, pero nunca se ejecutó durante su mandato ni el de su sucesor. Es un triunfo de Villarruel en su política respecto a las Fuerzas Armadas. El ministro de Defensa, Luis Petri, intentó diluir la jugada diciendo que él también había pensado hacerlo. A ello se agrega que la vicepresidente viaja a España, iniciando su rol en el campo internacional.

En conclusión: los mercados y las encuestas muestran una contradicción, ya que mientras los primeros mejoran para el Gobierno, su apoyo en la opinión pública decae; mantener el veto al aumento de fondos para las universidades es una necesidad clave para el presidente, que lo obliga a definir su relación con el PRO; la marcha universitaria mostró una amplia coincidencia de la oposición, que muestra sus posibilidades, pero por ahora no es una construcción política posible; por último, el peronismo se muestra muy dividido, pero Cristina comienza su estrategia para liderarlo nuevamente, mientras que en el oficialismo Villarruel continúa con su agenda propia.

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