Por Rosendo Fraga.
El exilio del candidato electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia, es un hecho ambivalente para la oposición venezolana. Por un lado, logra evitar la inminente detención de una de las dos figuras centrales con que cuenta: Machado y él propio González Urrutia. Es un hombre de setenta y cuatro años con una tradición moderada, para el cual una prisión severa podría deteriorar rápidamente su salud. Pero al mismo tiempo debilita el vigor opositor, al ponerse en evidencia el dominio político del presidente Nicolás Maduro. Podría decirse que es un éxito táctico, pero puede generar debilidad estratégica para la oposición. Al mismo tiempo, González Urrutia ha sido reconocido como presidente del país por numerosos países de Occidente (Estados Unidos, la Unión Europea y aproximadamente la mitad de los latinoamericanos). Maduro saca del país a su rival en cuanto al ejercicio del poder. Machado, que mantiene alta popularidad, no está legitimada por el voto para ejercer la Presidencia. La salida del país de González Urrutia también ha generado controversias por el rol que ha tenido en ella el gobierno socialista español de Pedro Sánchez, cuya fuerza política siempre mantuvo abierto el diálogo con Maduro, a través del ex presidente de gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Desde esta perspectiva, el exilio en España del presidente electo venezolano es un logro político-diplomático para el país menos crítico del régimen venezolano. Por esta razón, el Partido Popular español ha criticado la negociación que se realizó entre la oposición venezolana y el gobierno de Pedro Sánchez, que permitió el exilio de González Urrutia. Cabe señalar que el socialismo español años atrás jugó también un rol en el exilio de Leopoldo López, el dirigente opositor venezolano que era muy popular y que llevaba tiempo detenido.
Las declaraciones realizadas por González Urrutia en los días inmediatamente posteriores a su llegada a España, muestran una línea moderada y conciliadora. Habló de democracia y de diálogo para solucionar la crisis venezolana. Es una línea distinta a la que mantuvo semanas atrás, antes de negociar su exilio en España. Esta posición puede abrir un escenario de diálogo que seguramente no tendrá éxito, pero que puede favorecer a Maduro en el corto plazo. Corina Machado ha apoyado a González Urrutia en su exilio y lo ha justificado. Pero en forma inmediata convocó a una movilización de protesta para el martes 10 de septiembre. Probablemente intente lograr que la salida del candidato electo no desmoralice a sus seguidores. Ella sigue siendo la figura central de la oposición, pero el efecto por la salida del país de su compañero de ruta es incierto. En lo inmediato no se alterará la solidaridad diplomática que han mostrado hasta ahora con la oposición venezolana Estados Unidos, la Unión Europea y casi la mitad de los países latinoamericanos. El rol del ex presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero -con sistemáticos contactos con el chavismo durante aproximadamente una década-, acentúa la impresión en sectores de la oposición que están fuera de Venezuela, de que ha habido una negociación que puede ser más favorable para Maduro que para la oposición.
Mientras se ultimaban las medidas para hacer posible la salida de González Urrutia, Maduro amenazaba a Argentina y Brasil por los refugiados venezolanos que se encuentran en la embajada de la primera. Media docena de figuras de la oposición venezolana buscaron refugio en la sede diplomática argentina cuando en días inmediatos a la elección, arreció la represión. Al mismo tiempo, el presidente argentino Javier Milei encabezaba la posición contraria a Maduro por parte de nueve países de la región. La sede diplomática argentina estaba rodeada por militantes chavistas y se temía que se produjera un “asalto” a la embajada. En este marco de fuerte tensión, Argentina delegó en Brasil la representación de sus intereses diplomáticos en Venezuela. Pese a las fuertes diferencias que se han puesto en evidencia entre Lula y Milei, la gran bandera brasileña desplegada en la embajada argentina fue una fuerte señal. Maduro aceptó esta representación, pero después su posición fue evolucionando hasta plantear revocar la autorización para la representación brasileña. Nuevamente, manifestantes chavistas rodearon la embajada, planteando la posibilidad de un asalto a la sede diplomática. Esto sucedía a la vez que avanzaban las negociaciones para permitir el exilio de González Urrutia. Paralelamente a que éste se concretaba, el presidente venezolano bajó la tensión con Argentina y Brasil.
Mientras esto sucede, Brasil profundiza su conflicto con la red social X de Elon Musk, a la que acusa de difundir información política sesgada y de “generar odio”. Tras tires y aflojes, el empresario sudáfricano-estadounidense decidió acatar las resoluciones de la Corte brasileña que obligaban a X a someterse al control estatal brasileño en la información que se difundía en el país. El conflicto fue escalando y los partidarios de Jair Bolsonaro tomaron partido por Musk, quien se convirtió así en un protagonista de la campaña electoral brasileña que tiene por delante la elección de alcaldes el primer domingo de octubre. El ex presidente de derecha radical organizó el sábado 7 de septiembre manifestaciones con fuerte concurrencia en las dos principales ciudades del país: Sao Paulo y Río de Janeiro. En ambas, candidatos próximos a Bolsonaro tienen posibilidades de ganar. Estas dos alcaldías definen de alguna forma el efecto ganador de la elección. El conflicto Lula-Musk profundiza el alineamiento del presidente brasileño contra Donald Trump, que ya se ha manifestado en varias oportunidades. Desde los sectores progresistas del mundo occidental se considera que este conflicto, así como el planteado por la Unión Europea para regular el funcionamiento de las redes sociales, implican una acción del Estado tendiente a controlarlas. Cabe señalar también que Musk expresa reiterados apoyos a Javier Milei, dando así relevancia al proceso político de América del Sur, que generalmente ha estado en un segundo plano para Washington. La suspensión de la actividad de X en Brasil ha generado crecientes problemas para la actividad de empresas que trabajan con el exterior.
En conclusión: el exilio de Edmundo González Urrutia en España muestra una probable negociación con Maduro, a través del socialismo español, con un posible rol de José Luis Rodríguez Zapatero en ella; para que el hecho no debilite el fervor de los militantes opositores, María Corina Machado convocó a una protesta para mantener viva a la militancia opositora; en el plano internacional, la actitud de González Urrutia no altera el apoyo a la oposición venezolana de Estados Unidos, la Unión Europea y casi la mitad de los países latinoamericanos; por último, Lula reiteró su decisión de representar los intereses diplomáticos de Argentina en Venezuela, al mismo tiempo que profundiza su conflicto con Elon Musk por su red social X.