Desafío del Congreso

Por Rosendo Fraga.

El Congreso aparece como un ámbito difícil para la Administración Milei en la semana que se inicia. En primer lugar, Diputados probablemente tratará el rechazo al veto del presidente sobre el cambio en la fórmula de actualización jubilatoria. Para ello es necesario por parte de la oposición, reunir dos tercios de los diputados presentes. La oposición dialoguista, integrada por el bloque que lidera Miguel Ángel Pichetto, el de la UCR y la Coalición Cívica, habría acordado rechazar el veto. Si a ellos se suma el centenar de legisladores de Unión por la Patria, se alcanzarían los dos tercios necesarios para ello. Pero esto no es todavía un hecho. El oficialismo podría negociar con ciertos legisladores algunas ausencias que bajarían la cantidad necesaria para aceptar o rechazar la decisión presidencial. Si fuera rechazado en Diputados, el tema pasaría al Senado, donde insistir en el rechazo al veto resulta mucho más fácil, dado que fue aprobado en esta Cámara por sesenta a ocho votos. De concretarse el rechazo del veto, la Casa Rosada piensa en una estrategia judicial para dilatar la aplicación de los efectos del rechazo. En segundo término, está el proyecto que actualiza los fondos para las universidades. Probablemente la oposición logre la mayoría simple necesaria para aprobarlo en ambas Cámaras. A esto se agrega el rechazo del DNU que aumenta en cien mil millones de pesos la partida presupuestaria de la SIDE. Esto será tratado en el Senado y ya fue rechazado en Diputados. Pero si la Cámara Alta no logra rechazarlo queda firme, porque hace falta la aprobación de las dos Cámaras. La oposición parece tener los votos suficientes para el rechazo.

Pero estos tres proyectos en modo alguno impiden que el Congreso siga teniendo prioridad en los próximos días. El oficialismo intentará aprobar la boleta única de papel en la Cámara de Diputados. El Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, había negociado los votos de la oposición dialoguista a favor del proyecto. Pero hoy la aprobación puede complicarse por los problemas de salud que aquejan al mejor funcionario del oficialismo para negociar con la llamada “casta política”. Francos, antes de este cuadro médico, había sorteado con éxito las dos mil preguntas que le hicieron los diputados en su primera presencia ante la Cámara Baja. En cuanto al acuerdo para los candidatos propuestos por la Casa Rosada para la Corte, se encuentra en suspenso. La ex vicepresidente Cristina Kirchner ha impuesto a su bloque la ampliación de la Corte como condición para votar los miembros propuestos por el Gobierno. En esta situación, resulta difícil que el gobierno reúna los dos tercios de los senadores presentes necesarios para aprobar las nominaciones. Sería otra derrota del Gobierno en el ámbito legislativo. El 16 de septiembre el presidente presentará su proyecto de presupuesto para el año 2025. Lo considera una acción clave en su estrategia para romper la inercia legislativa. Ese día dará un discurso “duro” frente al Congreso, buscando ratificar su proyecto libertario, que tiene como pieza clave el equilibrio fiscal. En caso de que el Congreso no apruebe el presupuesto, el presidente puede continuar utilizando el de 2023, como ya ocurrió este año.

La cohesión del oficialismo sigue mostrando debilidades. En el Senado, el oficialismo ha expulsado a un senador y está en duda lo que suceda con otro, que también rechaza votar al juez Ariel Lijo para la Corte, y la situación crítica creada por el senador Bartolomé Abdala, que ocupa la Presidencia Provisional del Senado y tiene designados una veintena de asesores. Se trata de la Cámara más difícil para el Gobierno, donde su propio partido no llega a contar con el 10% de los legisladores. Estos hechos debilitan políticamente a la vicepresidente Victoria Villarruel, que sigue manteniendo su “agenda propia” como menciona el presidente para atenuar sus diferencias. Ella no está en fuerza de lograr la aprobación de los proyectos adversos al oficialismo, pero sí de postergar o complicar su tratamiento. Legisladores que tienen impacto político por sus declaraciones, como Lilia Lemoine, evidencian las divisiones. Ella es considerada una vocera de la hermana del presidente en Diputados, y por ende sus enfrentamientos proyectan a ella. La conducción de la Cámara Baja y la del bloque oficialista en ella se ha debilitado en las últimas semanas, en particular por la polémica todavía no resuelta por la visita de media docena de diputados de La Libertad Avanza a militares condenados por violaciones a los derechos humanos. La relación con el PRO no es fácil. Milei elude compromisos formales que pretende el ex presidente Macri y eso complica las gestiones para apoyar los proyectos oficialistas en el Congreso.

Por su parte, el peronismo ha retomado protagonismo político en los últimos días y ello le ha permitido a Cristina Kirchner volver a tener un rol político relevante. Ya las negociaciones para aprobar la candidatura del juez Ariel Lijo para la Corte que se desarrollaron en el Senado, mostraron a la ex vicepresidente frenándolas y exigiendo previamente la ampliación de la Corte. Pero en la última semana se sumó su carta, hecha pública por ella misma, cuestionando la política económica de Javier Milei. Fue un hecho político, no un planteo económico concreto y preciso. Pero le permitió volver a “polarizar” la política con Javier Milei. Este aprovechó la circunstancia para hacer lo mismo. Hubo un intercambio entre ellos a través de redes sociales que contribuyó a esta polarización. A Cristina le convino para volver a ubicarse como la protagonista central de la oposición y mostrarse crítica con los dirigentes sindicales, en un intento de ponerse en una posición renovadora. En cambio, se solidarizó con la protesta de los jubilados, que han logrado la última semana cierto espacio público. Milei, por su parte, aprovechó para reiterar sus críticas y cuestionamientos a la “casta política”. Lo hizo cuando simultáneamente atacaba duramente a sectores empresarios por reclamar el fin del cepo cambiario. El presidente también sufre una interna en los sectores económicos que formalmente lo apoyan.

En conclusión: el oficialismo enfrenta una semana difícil en el Congreso, con el escenario de tres posibles derrotas en la Cámara Alta (jubilaciones, presupuesto universitario y DNU sobre aumento de fondos de la SIDE); el intento de recuperar la iniciativa a través de la aprobación de la boleta única de papel no parece probable que se logre, y los problemas de salud del Jefe de Gabinete acentúan las dificultades para ello; la cohesión del oficialismo se ha debilitado, con problemas tanto en la unidad de La Libertad Avanza como en la relación con el PRO; por último, en el peronismo, la figura de la ex vicepresidente Cristina Kirchner ha recuperado protagonismo con la recreación de la polarización con Milei que generó en las redes su crítica a la política económica.

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