Las potencias de Asia desafían a las de la OTAN

Por Rosendo Fraga.

El 3 y 4 de julio se realiza en Astaná, Kazajistán, la 24° Cumbre del Consejo de Jefes de Estado de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). Se trata de una organización intergubernamental fundada en 2001, una década después de la disolución de la Unión Soviética. Su principal objetivo es debatir y cooperar sobre seguridad regional, el terrorismo en dicho ámbito, el separatismo étnico y el extremismo religioso. La caída de la Unión Soviética produjo la fragmentación y el empobrecimiento de los cinco países de Asia Central: Turkmenistán, Tayikistán, Kirguistán, Uzbekistán y el país que es sede de esta conferencia. En dicha región se temía que estas amenazas generaran caos y anarquía. Además, la ampliación de la Unión Europea y la OTAN hacia el este impulsaron la creación de esta alianza de Oriente, con la intención inicialmente difusa de hacer frente a Occidente. En las dos décadas siguientes se fueron incorporando nuevos temas, como el desarrollo económico regional y la salvaguarda de la cultura. China y Rusia, más cuatro de los cinco países de Asia Central (todos menos Turkmenistán), fueron los integrantes iniciales del Grupo. En la segunda década del siglo XXI tuvieron lugar dos incorporaciones clave: la India y Pakistán. De esta manera, forman parte de la OCS todos los países que tienen armas nucleares de Asia, con la excepción de Corea del Norte. El último socio pleno en incorporarse fue Irán -país con un avanzado desarrollo nuclear- en 2023. Han sido aceptados como observadores Afganistán, Bielorrusia y Mongolia. Se han sumado como “asociados en el diálogo” catorce países: Armenia, Arabia Saudita, Azerbaiyán, Bahrein, Camboya, Egipto, Qatar, Kuwait, Maldivas, Myanmar, Nepal, Sri Lanka, Turquía y Emiratos Árabes Unidos (todos de Asia salvo Egipto).

Para la diplomacia china es un encuentro central, en un momento en que crece la tensión entre Oriente y Occidente. Del 13 al 15 de junio tuvo lugar la Cumbre del G7 en Italia y del 9 al 11 de julio se realizará la de la OTAN en Washington. Ambas reuniones son claves en Occidente para cohesionar sus políticas frente a Rusia y China. En el seno de la OTAN se está generando una definición de acuerdo a la cual una alianza entre China, Rusia, Irán y Corea del Norte, que constituye la amenaza más relevante en conjunto. Esto implica un nuevo enemigo que desplaza el concepto vigente en las últimas dos Cumbres de la OTAN de que Rusia es la “amenaza” y China el “desafío”. Salvo el último de estos cuatro países, los otros tres integran la OCS. Formalmente, Xi Jinping “intercambiará a fondo opiniones con otros líderes de diversos países, integrantes de la organización” y pretende “aglutinar más consensos, escribiendo un capítulo de cooperación y haciendo contribuciones positivas para fomentar seguridad, estabilidad, desarrollo y la promoción de un futuro compartido”. En esta Cumbre, China asumirá la presidencia pro témpore de la organización para el periodo 2024-2025, siete años después de haberla ocupado por última vez. Esto hace que otorgue especial importancia a esta reunión. En cuanto a los países de Asia Central, la relación bilateral entre China y Kazajistán, el país sede de la Cumbre, es relevante por el rol del segundo en el proyecto chino de la “Franja y la Ruta”, mientras que el vínculo que mantiene con Tayikistán hace que la potencia asiática lo considere un “socio estratégico integral”. En la Cumbre tendrá lugar un encuentro entre Putin y Xi Jinping, en un momento de tensión global generado entre otras causas por la guerra de Ucrania. Los presidentes se reunirán por segunda vez en los últimos dos meses. El mandatario ruso mantendrá también un encuentro con el presidente de Turquía, Recep Erdogan, cuyo país participa en su condición de “asociado en el diálogo”. Hacia el final de la Cumbre se anunciará la incorporación de un nuevo miembro pleno: Bielorrusia, el aliado más firme de Moscú en el ámbito de las catorce ex repúblicas soviéticas.

La OCS intenta ser una plataforma de cooperación frente a las organizaciones occidentales, que debe impulsar la concepción de un mundo multipolar. Rusia y China desean constituir una estrategia común para enfrentar a Estados Unidos y sus aliados globales, pero existen entre ellos diferencias. Históricamente han sido rivales por la influencia en Asia Central, región rica en hidrocarburos y clave en el transporte entre Europa y Asia. El encuentro entre Putin y Xi tiene lugar el miércoles 3 de julio, como parte de las reuniones bilaterales que se darán en la Cumbre. Tendrá lugar un mes y medio después del viaje de Putin a Beijing. En cuanto al encuentro del presidente ruso con Recep Erdogan, cabe señalar que este país ha tenido un rol clave en los intentos de mediación en el conflicto de Ucrania y lo seguirá teniendo. Rusia, China y Turquía coinciden en aumentar su influencia en Asia Central. Cabe señalar que todos los países de esta región, con la excepción de Uzbekistán, pertenecen a la etnia turca. Los países occidentales, en especial Estados Unidos, desarrollaron significativamente su presencia en Asia Central en la última década del siglo XX,  aprovechando el vacío estratégico que dejó la caída de la Unión Soviética. La lucha global contra el terrorismo, impulsada por Washington, dio a este país mayor gravitación en la región. China y Rusia recién empezaron a recuperar influencia en la segunda década del presente siglo. El presidente indio, Narendra Modi -recientemente reelecto-, estará ausente en esta Cumbre, pero visitará Rusia este mismo mes. Irán, que tiene el viernes 5 de julio la segunda vuelta de su elección presidencial, estará representado por su presidente interino, que gobierna tras la muerte del ex presidente Ibrahim Raisi en un accidente de helicóptero en mayo.

Esta es la quinta visita que hace Xi a Kazajistán desde que asumió el poder y la segunda en menos de dos años. La última había sido en septiembre de 2022. En una forma un tanto grandilocuente, el gobierno chino ha hecho trascender que “los líderes de nuestros países iniciaron unos nuevos treinta años dorados de cooperación”, buscando escalar la relación entre los dos países. Cabe señalar que en términos territoriales, los países de la OCS comprenden más del 80% del territorio de Asia y más de la mitad de la población total del mundo. En la declaración final de la Cumbre del año pasado, que se realizó en forma virtual, se criticó lo que se denominó el impacto negativo de la “expansión unilateral e ilimitada de los sistemas globales de defensa antimisiles por parte de ciertos países o grupos de países”, sin referirse directamente a la expansión de la OTAN y su asistencia militar a Ucrania. Cabe señalar que el presidente estadounidense, Joe Biden, considera a Xi y Putin como “gobernantes autoritarios” que no respetan la libertad de expresión y que tienen un férreo control de los medios de comunicación y la Justicia. El presidente de la primera potencia occidental se ha referido al presidente chino como “dictador” y a Putin como “asesino” y un “loco hijo de perra”. Esto hace que para los líderes asiáticos, un eventual triunfo de Donald Trump sea visto como un “mal menor” frente a la actual situación. En menos de un mes se habrán realizado sucesivamente la Cumbre del G7, la del Grupo de Shanghai y la de la OTAN. Es posible que quienes aspiran a un mundo más pacífico se vean defraudados.

En conclusión: la Cumbre de la OCS en Kazajistán tiene lugar en momentos en que aumenta la tensión entre Oriente y Occidente; se trata de la organización intergubernamental más importante de Asia: los nueve países que la integran reúnen más del 80% del territorio continental y más de la mitad de la población mundial; en la reunión tendrá lugar un encuentro entre Putin y Xi, que se reunieron hace un mes y medio y que ven con preocupación el compromiso cada vez mayor de la OTAN en Ucrania; por último, la OCS es una organización creada hace casi un cuarto de siglo, integrada por todas las potencias nucleares de Asia, con la excepción de Corea del Norte.

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