Crisis por el tema migratorio de la región con Estados Unidos

Por Rosendo Fraga.

El problema migratorio hace que Estados Unidos centre en el hemisferio más su prioridad en México, América Central y el Caribe, que en América del Sur. El primer país ya ha sido asumido como integrante de la “Región Norteamericana”, situación que comparte con Canadá y Estados Unidos. La frontera de este país y América Latina, que hasta comienzos del siglo XXI establecía el Río Grande al norte de México, se ha trasladado ahora a la región de Chiapas, en la frontera sur de este país con Guatemala. A medida que avanza la campaña electoral estadounidense, el tema migratorio va ganando relevancia. No sólo en el discurso de Trump, sino que Biden se vio obligado a endurecer su posición para no perder votos frente al candidato republicano. Cabe señalar que en el proyecto que presentó la actual Administración al Congreso para incrementar la asistencia militar al extranjero, después de Ucrania e Israel se encuentra la frontera sur con México. La cuestión de la inmigración ilegal preocupa cada vez más a la opinión pública estadounidense. Estos inmigrantes provienen en su mayoría de su entorno regional: México, América Central, Cuba y el Caribe. De América del Sur hoy la prioridad es Venezuela, un país sudamericano que al mismo tiempo es caribeño. 

América Central es relevante para Estados Unidos no sólo por la cantidad de inmigrantes originados en ella, sino por ser la ruta de tránsito más importante hacia su país. Para Estados Unidos, el llamado “Triángulo Norte” integrado por Guatemala, El Salvador y Honduras, tiene prioridad regional. Los inmigrantes pasan de Guatemala a Chiapas, el estado mexicano fronterizo con este país. Algunos provienen de América Central, pero también de América del Sur, siendo Venezuela el país del cual sigue saliendo la mayor cantidad de inmigrantes de la región. Estados Unidos ha logrado acuerdos con México para que retenga a los inmigrantes dentro de sus fronteras. Éstos han tenido un cumplimiento parcial, pero es un problema que implica la buena relación entre Biden y López Obrador, la que también se dio con Trump. El Salvador y Honduras completan este triángulo. En el primer país acaba de ser reelecto el presidente Nayib Bukele con más del 80% de los votos. Su éxito en la lucha contra las “maras” ha sido clave en su victoria. Cuando llegó al poder, el país tenía cincuenta homicidios cada cien mil habitantes y era el peor de América Latina en materia de seguridad pública: hoy tiene menos de cinco. Las imágenes de sus cárceles alojando a los presos en condiciones de máxima severidad, han generado críticas en organizaciones de defensa de los derechos humanos y en sectores progresistas. Pero sus medidas son fuertemente apoyadas por la opinión pública latinoamericana, que ve en las bandas de crimen organizado una amenaza inmediata y creciente. Respecto a Honduras, la presidenta Xiomara Castro, que tiene simpatías por el chavismo, trata de implementar un sistema de seguridad similar al de Bukele, más por razones de popularidad que ideológicas.

Cuba y Haití son dos problemas de la región del Caribe que están incidiendo más en la inmigración ilegal hacia Estados Unidos que en el pasado reciente. La situación económica cubana es crítica. Las medidas de emergencia que ha adoptado el gobierno del presidente Miguel Díaz Canel han puesto a la economía cerca del colapso. La situación social se vuelve crítica y eso lleva a que aumente la inmigración ilegal hacia los Estados Unidos. A su vez, la situación de Haití -un virtual Estado fallido- empeora rápidamente. Las bandas criminales dominan en gran parte del país y explotan y extorsionan a la población. Las fuerzas policiales se encuentran rebasadas e incluso participan y disputan espacios territoriales con las bandas criminales. Tanto Estados Unidos como América Latina han “abandonado” a Haití, dado que los esfuerzos tanto de pacificación como de apoyo al desarrollo económico han fracasado durante las últimas décadas. Mientras que en la primera década del siglo XXI se realizó una misión militar de paz bajo el mando y la coordinación de Brasil, ahora está organizada bajo el liderazgo de un país africano: Kenia. Es una situación de la cual América Latina no parece consciente. Que este país africano asuma este rol muestra la ausencia y la renuncia de la región a hacerlo. Haití fue el primer país latinoamericano en independizarse, a comienzos del siglo XIX. Sin dudas es un país latinoamericano, pero étnicamente hunde sus raíces en la esclavitud proveniente de África bajo el imperio francés. Haití se debate entre la pobreza y la violencia, pero también entre su ubicación geopolítica latinoamericana y sus orígenes étnicos africanos. El presidente dominicano (Santo Domingo comparte la misma isla con Haití) ha realizado un dramático llamado a la región para que intervenga en este último país.

La problemática venezolana se articula cada vez más políticamente con el Caribe. Los esfuerzos para encontrar una solución política en pos de una elección presidencial libre realizados desde América del Sur, han fracasado. El último intento tuvo lugar en Barbados y contó con la participación europea. Esto último se explica por el fracaso de las gestiones realizadas por los Estados Unidos. La Unión Europea, frente al incumplimiento por parte del presidente Nicolás Maduro de los llamados “Acuerdos de Barbados” para que la elección presidencial se realice en forma libre y transparente, ha exhortado al gobierno venezolano a que lo haga. La respuesta fue contundente: la detención y traslado a un lugar no identificado de la militante antichavista Rocío San Miguel, ha generado fuerte tensión en el país, que parece alejarse cada vez más de una democracia real. Maduro sigue denunciando intentos de golpes militares sin pruebas reales al respecto. El conflicto con Guyana por la región de Esequibo sigue escalando. La última reunión para contenerlo tuvo lugar en diciembre, en San Vicente y las Granadinas, país que preside la Celac, integrada por todos los países del hemisferio menos Estados Unidos y Canadá. La presencia de un buque de la Armada Británica entre fines de diciembre y principios de enero en apoyo de Guyana y el anuncio de la empresa Exxon de que va a perforar dos pozos en la zona en disputa entre estos dos países, han llevado al gobierno de Maduro a manifestar que va usar la fuerza para impedirlo.

En conclusión: para Estados Unidos, el problema migratorio que se genera en y a través de América Central y el Caribe va ganando relevancia; la mayoría de los inmigrantes ilegales entran desde la frontera mexicano-guatemalteca y Estados Unidos ha logrado que México en gran medida los retenga; en el Caribe la situación de Haití es crítica, con un estado fallido y bandas criminales que dominan el país, y habiéndose hecho cargo Kenia de liderar una fuerza multinacional ante la inacción de la región; por último, Maduro se aleja cada día más de las elecciones libres, mientras que al mismo tiempo escala el conflicto con Guyana por Esequibo para exaltar el nacionalismo.

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