Milei frente a la primera protesta y el desafío de los cacerolazos

Por Rosendo Fraga.

Con habilidad política, el presidente Milei se hizo presente en la tarde del 20 de diciembre en la sede de la Policía Federal en CABA, para asistir y supervisar personalmente el operativo de seguridad desplegado. Al final de la tarde, y en un mensaje difundido por la cadena nacional de radio y televisión, hizo pública una acción central de su gestión de gobierno: el decreto de necesidad y urgencia que desregula la economía. Es una medida excepcional que permite al Ejecutivo adoptar por decreto medidas propias del Congreso. Pero éste debe convalidarlas a través de una Comisión Bicameral integrada en forma proporcional por todas las fuerzas parlamentarias. Este DNU contiene treinta medidas precisas que desregulan distintas actividades económicas y sociales, que llevan a modificar aproximadamente trescientas leyes vigentes. El acierto del presidente estuvo en el manejo del tiempo, al contrario de lo que sucedió con la protesta de la izquierda. Es que una reforma de esta amplitud genera inevitablemente conflictos sectoriales y ellos hubieran convergido con la protesta de la izquierda. En la misma noche del 20 de diciembre, en la Ciudad de Buenos Aires, La Plata y en varios lugares del conurbano bonaerense, se realizaron los llamados “cacerolazos”, que son una actitud de protesta característica de los sectores medios, los que no suelen participar en las marchas y cortes de vías públicas de los piqueteros.

De las treinta medidas hay algunas, como la posibilidad de transformar los clubes de fútbol en sociedades anónimas, que generarán resistencia. En alguna medida es lo que se puso en evidencia el domingo 17 de diciembre en la elección de Boca, el club más popular de la Argentina, cuando fue derrotada la candidatura que llevaba como vice al ex presidente Macri y que fue apoyada por Milei. La desregulación de las obras sociales que controlan la salud de los trabajadores genera un frente de conflicto con los sindicatos, dominados por el peronismo, y que se mantuvieron al margen de la protesta del 20 de diciembre, lo que hicieron aun sus sectores más combativos alineados con el kirchnerismo. Se abren múltiples conflictos sectoriales que provocarán protestas. Posiblemente el clima social para ellas será más amplio que el que se dio el 20 de diciembre. Pero la variable central para ello es la tasa de inflación. La afirmación del ministro de Economía, Luis Caputo, realizada el 12 de diciembre, diciendo que el país vivía inflación del 1% diario, fue corroborada por las consultoras económicas que manejan un piso del 30% para la inflación de diciembre. A ello se agrega que las mediciones sobre el aumento interanual de la llamada canasta navideña, que suele ser adquirida por todos los sectores sociales, ha tenido un aumento de entre 200 y 230%. En alimentos la inflación de diciembre puede llegar al 40% y en los comercios de proximidad en villas y asentamientos hasta el 50%.

La evolución probable en los próximos meses da cuenta de que este nivel de aumento de precios se mantendría durante el primer trimestre del año, e incluso que podría escalar. Frente a ello, hay quienes ven con optimismo que el aumento del precio de la carne, que en algunos cortes llegó al 100% en diciembre, comienza a bajar ante la retracción del consumo. Cabe señalar que en la desregulación anunciada por Javier Milei se derogan normas como la Ley de Abastecimiento, un instrumento usado por distintos gobiernos en momentos críticos para controlar los precios claves, generalmente con poca efectividad. El gobierno responde frente al escenario de fuerte deterioro de los indicadores sociales duplicando el monto de la llamada “Asignación Universal por Hijo”, incrementando un 50% la Tarjeta Alimentar, y dando un bono de diez mil pesos para los beneficiarios del plan Potenciar Trabajo. No parece suficiente para compensar la pérdida de poder adquisitivo. La caída de salarios formales e informales y de prestaciones jubilatorias será significativa, e incluso mayor que la que tuvo lugar en la crisis de 2001-2002. Los niveles de aprobación de Javier Milei podrían caer drásticamente durante el primer trimestre del año. Pero el punto clave es si logra evitar una escalada inflacionaria en un momento de fuerte deterioro social. En cuanto a los sindicatos, comienzan a realizar en este contexto paritarias para ajustes salariales mensuales. 

La protesta de la izquierda puso de manifiesto la importancia que para la acción política -en última instancia esta protesta fue un hecho político- tiene el timing, es decir el momento en el cual se realizan los hechos. A diez días de la asunción de un gobierno parece no ser el momento adecuado. Es que, como sucede usualmente, en los primeros días un nuevo presidente tiene una imagen predominantemente positiva e incluso niveles de aprobación mayores que los votos que sacó. Milei no ha sido la excepción. Al momento de la protesta tenía una aprobación del 60%. Es cierto que la llamada “luna de miel”, de la cual se benefician todos los gobiernos al iniciar, tiene un tiempo cada vez más corto. Años atrás podía ser de un año; más cerca del tiempo, pasó a ser de seis meses; y ahora lo es de hasta sólo tres. Pero este acortamiento del crédito de la opinión pública no ha llegado a que se dé en menos de diez días. El gobierno, por su parte, vio la oportunidad de usar el momento para reafirmar una posición de firmeza frente a este tipo de protesta. Presentó así, a través de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, su “protocolo” para regular -no prohibir- los cortes de rutas y vías públicas como expresión de protesta. Cabe señalar que dos tercios de la opinión pública apoyaron esta iniciativa, tras años de cansancio por las perturbaciones a la vida cotidiana que estos cortes producen con mucha frecuencia.

En conclusión: con capacidad y reacción política, el presidente Milei se hizo presente en la tarde del 20 de diciembre en la Jefatura de Policía para monitorear el operativo de seguridad frente a la protesta convocada por la izquierda; al anochecer, por cadena nacional de radiodifusión, el presidente anunció un DNU con treinta medidas que modifican más de trescientas leyes, generándose esa misma noche reacciones aisladas a través de cacerolazos; pero la inflación es el punto central para la población, ésta se mantendría en altos niveles durante el primer trimestre del año y eso es lo que no debe olvidar el gobierno mientras avanza con su programa de reformas; por último, el “timing” para la política resulta clave y el presidente ha decidido utilizarlo, emprendiendo sus reformas más difíciles en los primeros días y buscando usar su alta popularidad que tuvo al asumir.

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