Por Rosendo Fraga.
La articulación de una coalición política para respaldar al gobierno es la prioridad de Javier Milei a menos de una semana de asumir. La alianza con Mauricio Macri, clave para el triunfo de la segunda vuelta, está desarticulada. Pese a ello siguen canales de comunicación abiertos, pero se ha roto el interés común por una construcción política. Fue el presidente electo quien tomó la iniciativa, al desconocer en los hechos el liderazgo del ex presidente en el PRO. La señal de ruptura fue el ofrecimiento de los Ministerios de Seguridad y Defensa, más otros cargos, para el sector del PRO que lidera la ex candidata presidencial Patricia Bullrich. Lo hizo tras no atender pedidos del ex presidente Macri para cubrir los Ministerios de Justicia e Infraestructura, la conducción de YPF y otras posiciones de primera línea del gobierno. Bullrich aceptó públicamente y se comprometió a sumar los doce diputados del PRO que le responden a los treinta y siete de La Libertad Avanza. Pese a la ruptura, el PRO ha colocado cuadros de segunda y tercera línea en varias áreas claves de los Ministerios de Economía y Relaciones Exteriores. Pero no todo es sencillo. A cuatro días de ser anunciado el acuerdo de Milei con Bullrich, éste comienza a ser incumplido. La designación del candidato a vicepresidente de Bullrich, el diputado radical Luis Petri, para el Ministerio de Defensa se demora. La designación como directora de Migraciones de María Eugenia Talarico, que había sido propuesta por Bullrich, ha sido dejada sin efecto. Otros pedidos de la ex ministra de Seguridad, como la designación del filósofo Santiago Kovadloff como director de la Biblioteca Nacional, aún no se han concretado. La sustitución de Macri por Bullrich como el aliado principal en el PRO se ha cerrado, pero encuentra dificultades en su ejecución.
El ámbito parlamentario pone también en evidencia el cambio de alianzas en el nuevo gobierno. La definición clave la tuvo la vicepresidenta Cristina Kirchner, cuando dijo que el presidente provisional del Senado y el de la Cámara de Diputados, debían pertenecer al partido de gobierno, como lo marca la tradición parlamentaria. Se trata de dos cargos que definen la sucesión presidencial. De acuerdo a ello, el presidente provisional del Senado y el de la Cámara Baja deben pertenecer al partido de gobierno, es decir, a La Libertad Avanza. Para la presidencia provisional del Senado fue elegido el legislador de Formosa, Francisco Paoltroni, un productor agropecuario sin antecedentes políticos. Cabe señalar que en la Cámara Alta el partido del presidente cuenta con sólo siete legisladores propios y la alianza electoral de hecho del antikirchnerismo se encuentra dividida en varios bloques, mientras que el peronismo, que ha quedado a tres senadores de la mayoría propia, mantuvo la unidad. Pero se han despertado algunas críticas a la conducción de Cristina Kirchner por no haber asegurado para el bloque el control de la Secretaría Administrativa que maneja los recursos de la vicepresidencia, y la Parlamentaria, que maneja los proyectos. Esta decisión de Cristina Kirchner en Diputados permitió la elección de Martín Menem, diputado riojano de La Libertad Avanza, como presidente de la Cámara Baja. Esto se logró por el apoyo del bloque justicialista que reúne más de cien diputados, los que votaron unidos esta decisión. Hasta ahora, el bloque de La Libertad Avanza tiene treinta y siete diputados, y sumados los doce de Bullrich, alcanzan a cuarenta y nueve, lo que en el futuro pueden ser más. El resto del PRO aparece dividido en dos o tres fracciones y los radicales pugnan por mantener su unidad. La candidatura del diputado del PRO, Cristian Ritondo, que impulsaba Macri, quedó así desechada.
Parece claro que al acercarse la asunción del poder, Milei se está inclinando por dar mayor prioridad a sus alianzas con sectores del peronismo no kirchnerista. La que estableció con el líder cordobés Juan Schiaretti se mantiene firme, aunque implica pocos legisladores -una senadora, que es la esposa del ex gobernador de Córdoba, y media docena de diputados que aportaría este sector- que no hacen un número relevante en el Congreso. Semanas atrás fue el inicio de las alianzas con el peronismo no kirchnerismo. Ex funcionarios de Schiaretti recibieron posiciones relevantes: la titularidad del ANSES, que inicialmente iba a recaer en Carolina Píparo, fue para el ex ministro de Economía de Córdoba, Osvaldo Giordano; también ex funcionarios de esta provincia han sido designados al frente del Banco Nación y el área de Transporte. Además se registraron señales hacia el sector del actual ministro de Economía Sergio Massa. Es así como su Secretaria de Energía, Flavia Royón, continuará en la Administración de Milei como titular de Minería. Cabe señalar que esta funcionaria proviene del equipo del actual gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, que fuera en 2015 candidato a vicepresidente de Massa, y ahora encabeza un grupo de cuatro gobernadores de origen peronista pero que se ubican en una posición independiente. A su vez, dos diputados que responden al ministro de Economía se negaron a firmar el juicio político a la Corte, que fue ratificado por la mayoría del PJ kirchnerista en Diputados, que es la Cámara acusadora. La elección de Martín Menem para presidir esta Cámara implica también un gesto hacia un sector del peronismo históricamente relevante, al cual Javier Milei siempre reivindicó durante su breve carrera política. Por último, la decisión de Cristina Kirchner de respaldar la tradición parlamentaria de que la sucesión parlamentaria quede en manos del partido de gobierno, le permitió a Milei resolver su liderazgo en su amplia y compleja coalición. Cabe señalar que el nuevo presidente siempre fue anti-K, pero que a diferencia de Macri, no se concentró en los ataques personales a Cristina Kirchner por sus causas judiciales. Que el presidente provisional de la Cámara Alta sea de La Libertad Avanza favorece la situación de la vicepresidente Victoria Villarruel, que enfrenta una Cámara difícil, con muy pocos legisladores propios.
Las alianzas con los factores de poder y los grupos de presión también conforman el escenario político del nuevo presidente. El agro lo apoya, aunque van surgiendo reclamos insatisfechos en algunas regiones y diversas entidades. La relación con la industria es compleja, como lo puso en evidencia la reciente conferencia de la Unión Industrial Argentina. Mientras un sector considera que el gobierno se dirige hacia un “industricidio”, otro, en el que predominan los grandes grupos industriales, prefiere moverse con más cautela y no cerrar la puerta a las negociaciones con el gobierno de Milei. La presencia del Grupo Techint en la conducción de YPF así lo confirma. En el sector financiero, la reunión que mantuvo días atrás el ministro de Economía de la nueva Administración, Luis Caputo, confirmó que tiene estrecha relación con este sector y que no está en el cargo por haber sido funcionario en la Administración de Mauricio Macri. La comunicación con el Papa y la prudencia que mantiene la Iglesia Católica después de haber recibido ataques de Milei durante la campaña electoral, implican una mejora en la relación. Pero en el campo social es donde las alianzas del gobierno son más débiles. El sindicalismo peronista, cuya expresión es la CGT, mantiene una actitud crítica, previendo que habrá medidas desfavorables para sus intereses. Pese a ello, la cautela y los canales de diálogo se mantienen abiertos con el futuro ministro de Trabajo. Los sindicatos combativos, en cambio, realizan su primera medida de fuerza el mismo lunes 11 de diciembre, y lo hará un gremio estatal, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). En cuanto a los movimientos sociales, el nuevo gobierno ha anticipado que no anulará los planes sociales, pero también que modificará su sistema. En los movimientos oficialistas predomina la cautela, pero algunos sectores se inclinan por sumarse a los “duros” u opositores. Éstos, liderados por el Partido Obrero (PO), de orientación trotskista, realizaron una movilización importante el martes 28 de noviembre en la Avenida 9 de Julio, encabezada por banderas palestinas junto con la nacional y las partidarias. Pero será el 19 y 20 de diciembre, el 22° aniversario de la caída del gobierno de Fernando De la Rúa, cuando los sectores más opositores en las calles se pondrán en movimiento.
En conclusión: la alianza del presidente Javier Milei con el ex presidente Mauricio Macri se ha roto, optando el primero por reafirmar un liderazgo propio sin tutelas, como no lo tuvo su predecesor con la vicepresidenta; optó por una alianza parlamentaria y de gobierno con Patricia Bullrich, quien vuelve a ser ministra de Seguridad, pero que también logró acuerdos que demoran en cumplirse; Milei ha reenfocado sus alianzas hacia sectores del peronismo no-K, como el que representan Schiaretti y su presidente de la Cámara Baja, Martín Menem, pero también se ha beneficiado de actitudes de Cristina; por último, en el campo de los factores de poder y los grupos de presión predomina una buena relación del nuevo presidente con el campo, más difícil con la industria, favorable en el sector financiero y difícil en el campo social.