Fatiga en Ucrania respecto a la guerra

Por Rosendo Fraga.

El 3 de noviembre, el comandante de las Fuerzas Armadas ucranianas, general Valeri Zaluzhni, sostuvo que la guerra “está en un punto muerto” como en la Primera Guerra Mundial, al cumplirse 617 días del conflicto. Lo hizo también al cumplirse cinco meses del inicio de la contraofensiva. Cabe señalar que exactamente un año atrás, el 10 de noviembre de 2022, el entonces Director del Estado Mayor Conjunto estadounidense, el general Mark Milley -que finalizó su periodo de cuatro años a fines de octubre- dijo que se registraban un cuarto de millón de bajas entre ambas partes y que ninguna de ellas estaba en capacidad de imponerse militarmente, por lo cual era necesario llevar el conflicto a la mesa de negociaciones diplomáticas. Un año después, la máxima autoridad militar ucraniana -un militar poco locuaz pero de mucho prestigio- parece arribar a una conclusión semejante. Eligió a The Economist para hacer público su pensamiento. Dijo que la guerra “se está transformando en una guerra de posiciones” y que “esto, que empezó a manifestarse en el verano pasado, conduce a la prolongación de la contienda y conlleva riesgos significativos tanto para nuestras Fuerzas Armadas como al Estado en su conjunto”. Agregó que “además, es beneficioso para el enemigo, que está intentando por todos los medios reconstituir y aumentar su poderío”. Sobre la planificación previa de la contraofensiva ucraniana iniciada en junio, el general Zaluzhni había señalado entonces que hacía falta más tiempo para llevarla adelante con éxito. En los mandos ucranianos quedó la impresión de que se había acelerado la operación por necesidades políticas del presidente Biden, que buscaba una victoria militar antes de la elección presidencial estadounidense de 2024.

El escepticismo sobre el éxito de la contraofensiva ucraniana también fue explicitado públicamente entonces por Milley. El Director del Estado Mayor Conjunto estadounidense dijo a mediados de 2023 que no creía que la contraofensiva pudiera decidir la guerra. La realidad es que ella no ha tenido el éxito esperado por las autoridades políticas. A casi seis meses de su inicio, los avances han sido mínimos y las defensas rusas, organizadas en sólidas líneas de trincheras, se han mantenido casi intactas. La ofensiva con los tanques proporcionados por Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania tampoco ha resultado efectiva y ha sufrido muchas pérdidas. Pero el hecho más significativo es que se aproxima el invierno boreal y la lluvia y el barro interrumpirán las operaciones durante varios meses. El objetivo ucraniano de llegar a la costa del Mar Negrio para interrumpir la comunicación entre Crimea y Rusia no se ha cumplido, y en el futuro será más difícil lograrlo. Ello implica que la guerra durará un año más por lo menos. El tiempo juega ahora a favor de Rusia, cuya posibilidad de reclutar nuevas tropas es muy superior a la de Ucrania, con una población que es cuatro veces menor. Las palabras “cansancio” y “agotamiento” empiezan a expresarse públicamente por parte de las autoridades políticas y militares ucranianas. Hay quienes sostienen que el punto de inflexión favorable a Moscú tuvo lugar en octubre. No sólo por lo que se produjo en el teatro de operaciones, sino por lo que pasó en el ámbito global con el ataque de Hamas a Israel y la controvertida ofensiva de este país sobre la Franja de Gaza, que quitó la atención que tenía Ucrania.

Al día siguiente de los dichos del general Zaluzhni, Zelensky coincidió, al decir que Ucrania “está cansada” tras cinco meses de contraofensiva, pero insistió en la victoria de su país y en reclamar más apoyo. El presidente reconoció que “ha pasado el tiempo y la gente está cansada. Todos se cansan. Es algo comprensible”. Pero agregó: “No estamos en una situación desesperada”. Reconoció que “Rusia controla el espacio aéreo”, pero eso es algo para lo que existen “soluciones rápidas”, como el incremento de la defensa antiaérea y la entrega de aviones estadounidenses F-16 que comenzó esta semana. Insistió en la necesidad de tener la cooperación de Occidente para obtener dicha defensa aérea y desbloquear así el cielo para “permitir a nuestros muchachos avanzar” en la contraofensiva. Mientras tanto, en el frente de batalla, en la primera semana de noviembre las fuerzas rusas persisten en sus intentos de cercar la ciudad de Avdivka, en la región del Donbass, sin reparar en los costos de vidas y materiales. Los voceros militares ucranianos reconocen la persistencia de la voluntad rusa y su decisión de reagrupar fuerzas con vista a un ataque masivo, del que están participando cuarenta mil hombres, de los cuales dicen haber “aniquilado” cinco mil y doscientos blindados. Zelensky realizó estas declaraciones con motivo de la visita de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, quien planteó perspectivas alentadoras respecto al proceso de incorporación de Ucrania a la Unión Europea. 

El domingo 5 de noviembre Zelensky realizó nuevas declaraciones sobre las dificultades que enfrenta su país en el ámbito bélico. Ante todo, reconoció que el conflicto de Gaza está desviando la atención y que ello beneficia a Rusia. Cabe señalar que el presidente Biden ha enviado un pedido de ampliación presupuestaria al Congreso por ciento seis mil millones de dólares, en la cual se incluyen sesenta mil para Ucrania. Fue una respuesta a un urgente pedido de Zelensky de más apoyo. Pero la posición del nuevo presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson -un incondicional de Trump-, no hará fácil la aprobación. Zelensky corrigió a su máximo jefe militar, que había declarado a The Economist que la guerra había entrado en un punto muerto, al sostener que “todo el mundo se está cansando y hay diferentes opiniones, pero esto no es un punto muerto”. Por su parte, Rusia a fines de octubre volvió a alertar sobre su capacidad nuclear, al realizar un ejercicio conjunto en tierra, mar y aire con proyectiles nucleares. También, a comienzos de noviembre, realizó la prueba de lanzar un misil balístico intercontinental para llevar cabezas nucleares desde un nuevo submarino a propulsión atómica. Fue lanzado desde el Mar Blanco en el norte del país y alcanzó un objetivo en la región de Kamchatka al este de Rusia. Pero sin duda la guerra en Gaza es el hecho que más está influyendo en el debilitamiento de la voluntad de combate ucraniana y el curso que empieza a tomar la guerra, desfavorable para Kiev. El presidente ucraniano acaba de suspender la elección presidencial prevista para fines de marzo de 2024, argumentando la situación que crea la guerra. Pero cabe consignar que el general Zaluzhni es la única personalidad con posibilidad de disputar políticamente al presidente, pese a su popularidad. Zelensky intentó cerrar la divergencia haciendo un llamado a la “unidad nacional” tras los desacuerdos con su principal jefe militar. Cabe agregar que el general estadounidense Mark Milley dijo sobre el general ucraniano que “Valeri se ha convertido en el espíritu militar que su país necesitaba”, asegurando que “pasará a la historia” y que “su liderazgo permitió a las Fuerzas Armadas ucranianas adaptarse rápidamente con iniciativa en el campo de batalla contra los rusos”.

En conclusión: al cumplirse 20 meses de la guerra en Ucrania y 5 de su contraofensiva, el máximo jefe de sus fuerzas militares reconoció la fatiga de sus hombres, agregando que la guerra se encuentra en un “punto muerto”; el escepticismo sobre la efectividad de la contraofensiva para definir la guerra también fue planteado seis meses atrás por el Director del Estado Mayor Conjunto estadounidense, general Mark Milley; al día siguiente de las declaraciones del general Zaluzhni, Zelensky lo refutó, diciendo que la guerra podía ganarse y que existían varias estrategias para reiniciar operaciones, aunque reconoció la fatiga; por último, el presidente ucraniano, al día siguiente, anunció la suspensión de la elección presidencial prevista para fines de marzo de 2024, siendo el general ucraniano la única figura que puede competirle políticamente.

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