Por Rosendo Fraga.
En 2023 sufren hambre 122 millones más de personas que en 2019, antes que irrumpiera la pandemia, de acuerdo al “Informe Mundial sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Desnutrición en el Mundo”. Fue elaborado por cinco organismos de Naciones Unidas, entre ellos la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), el FIDA (Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola), el Programa Mundial de Alimentos (ubicado en Roma, al igual que los dos precedentes), la OMS (Organización Mundial de la Salud) y UNICEF (fondo de la ONU para la infancia). Esto ha sido ocasionado por factores nacionales, como crisis múltiples políticas y económicas en diversos países, pero también a la guerra de Ucrania. A principios de febrero de 2022 fue bloqueada la exportación de productos agrícolas por parte de Ucrania y la exportación de petróleo ruso. Ambas produjeron un aumento de precios en todo el mundo, especialmente en alimentos. Es así como este año están afectados por el hambre 735 millones de personas (casi el 10% de la población mundial), en comparación con los 613 millones de 2019. Esto hace que el objetivo de poner fin al hambre en 2030, que había sido planteado a nivel global por países y organizaciones internacionales, será ya muy difícil de alcanzar.
De acuerdo al informe, en cuanto a seguridad alimentaria, la única región que registra progresos es América Latina, y en particular Sudamérica. Pero en el Caribe la situación es diferente. En esta subregión el hambre alcanza al 18,4% de la población, pero en Haití llega al 51,8%, más de la mitad de los haitianos. Cabe señalar que entre 2020 y 2022, en el Caribe había bajado al 15% y en Haití al 45%. En América Central, antes de la pandemia, en Guatemala se veía afectado el 19,4%, en Honduras 22,6% y en Nicaragua 22,9%. Ahora, en Guatemala disminuyó al 13,3%, en Honduras al 18,7% y en Nicaragua al 17,8%. En América del Sur, los países con más desnutridos antes de la pandemia eran Bolivia, con el 27,1%, Ecuador con 22,3% y Venezuela con el 8,3%. Pero este país registra ahora un marcado incremento, llegando al 17,8%, mientras que en Bolivia bajó al 19,1% y Ecuador al 13,9%. Los tres países de América del Sur con menor magnitud de hambre son Chile, que pasó del 3,2% de antes de la pandemia al 2,5% actual; Uruguay, que en el mismo periodo pasó de 2,9% a 2,5%; y Argentina, de 3,8% a 3,2%. En estos tres países habría posibilidad de llegar con el problema erradicado en 2030, siempre y cuando los gobiernos pongan en marcha planes para lograrlo. Ello implicaría intensificar el esfuerzo mundial inmediato para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, fomentar la resiliencia frente a la crisis y perturbaciones que causan inseguridad alimentaria, incluidos los conflictos ambientales, de acuerdo a lo expresado por el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres.
Según un comunicado de la FIDA, en muchos lugares ha habido mejoras, pero en el promedio global el problema se ha agravado. En 2022 se observaron progresos en la reducción del hambre en algunas regiones de Asia y en América Latina, pero como contrapartida se siguió incrementando en Asia Occidental y en muchas regiones de África. Este sigue siendo el continente más afectado, ya que una de cada cinco personas sufre hambre, más del doble que la media mundial. Es que en África cerca del 20% de la población se ve afectada, mientras que en Asia lo hace el 8,5%, en Oceanía el 7% y en América Latina y el Caribe el 6,5%. En el informe se analiza también el aumento de la urbanización como una “mega tendencia” que incide en los alimentos que consumen las personas y el modo en que lo hacen. Dado que se prevé que en 2050 casi 7 de cada 10 personas vivirán en ciudades, tanto gobiernos como entidades internacionales y también privadas, trabajan para combatir el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición. Con la intención de promover más eficazmente la seguridad alimentaria y la nutrición, se requiere que las intervenciones en materia de políticas, las medidas y las inversiones deben ser guiadas por una mayor comprensión de la compleja y cambiante relación que existe entre el medio rural, el urbano y los sistemas agroalimentarios. Según el informe, la inseguridad alimentaria afecta más a las personas que viven en zonas rurales. Este problema, ya sea moderado o grave, afecta al 33% de los adultos que viven en zonas rurales y al 26% de los que viven en zonas urbanas. La malnutrición infantil también muestra particularidades. La prevalencia de retrasos en niños es mayor en las zonas rurales (35,8%) que en las zonas urbanas (22,4%). También el informe sostiene que está aumentando en todo el mundo el consumo de alimentos superprocesados, y esto ayuda al crecimiento de la obesidad.
Esta situación puede agravarse por los efectos de la guerra de Ucrania sobre el precio de los alimentos y la creciente falta de financiamiento de los organismos internacionales destinados a paliar el hambre. La decisión de Rusia de no prorrogar el acuerdo con Ucrania gestado por Turquía y la ONU para liberar las exportaciones de granos a través del Mar Negro, ya está generando un incremento del precio de los granos, cuyos efectos son imprevisibles. Sí está claro que los precios aumentarán y afectarán a los países con más porcentaje de población que está sufriendo hambre. África concentra la mayor parte de los países que están en una situación crítica alimentaria. Haití ya es el ejemplo de ello. El país tiene la mitad de su población sufriendo hambre o mal alimentada. Está en una situación similar a los países más pobres de África. Los programas de Naciones Unidas, al igual que los de algunas ONGs, se están reduciendo porque con el mismo financiamiento, se adquieren hoy menos alimentos. Es un nuevo desafío para la comunidad internacional, que se muestra cada vez más ineficaz para enfrentar con éxito problemas como el medio ambiente, la guerra y el hambre.
En conclusión: según el informe de FIDA, en 2023 sufren hambre en el mundo 735 millones de personas; ello representa 122 millones más que en 2019, cuando eran 613 millones; esto hace que el objetivo de poner fin al hambre en 2030, fijado por Naciones Unidas y convalidado por los países del mundo, hoy sea muy difícil de alcanzar; la guerra de Ucrania, y en particular la situación del Mar Negro, empeoran y agravan esta situación por el aumento del precio de los alimentos; por último, en América Latina y el Caribe sufre hambre el 6,5%, pero hay situaciones críticas, como la de Haití, que se asemejan a la de los países de África, que tiene un 20% de su población en esta situación.