Tensión extrema en la oposición

Por Rosendo Fraga.

La Argentina, a casi cinco meses de la elección presidencial, vive al mismo tiempo un proceso de descomposición político y económico. El bipartidismo que en los últimos veinte años ordenó la política argentina, el de kirchnerismo y macrismo, se encuentra debilitado y se encamina hacia nuevas formas políticas. El actual oficialismo muestra que Cristina Kirchner todavía mantiene el liderazgo, pero éste se encuentra debilitado y no aparece un sucesor con capacidad de recoger su legado y eventualmente sustituirla. En el caso de la oposición, se encuentra dividida en tres proyectos: los que encabezan el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich y el economista libertario Javier Milei. Ninguno de ellos aparece por ahora con capacidad de ordenar y conducir la oposición. Esto se da en un marco de un giro hacia la derecha del electorado, como ocurre en gran parte de los países occidentales. Incluso en los últimos días, han llegado a plantearse iniciativas intentando articular nuevas alternativas, como la de presentar el de “los tres gobernadores exitosos”: Larreta en CABA (PRO), Gerardo Morales en Jujuy (UCR) y Juan Schiaretti en Córdoba (PJ anti-K) intentando presentar una alternativa diferente a las cuatro mencionadas anteriormente. En cuanto a los líderes de los veinte años transcurridos, Cristina ha sabido mantener su liderazgo electoral intacto, al prorrogar hasta último momento su decisión. En cambio Macri, al renunciar a él cuatro meses antes, diluyó rápidamente su poder, transformándose en parte de su conflicto interno y no en el árbitro. Esto se da frente a una situación económica crítica, con negociaciones tensas con el Fondo Monetario Internacional, reservas negativas, un nivel de pobreza que alcanza a más del 40% de la población y cuando la inflación -la del mes de mayo se conocerá esta semana- sigue ubicándose cercana al 10% mensual. 

La crisis dentro de Juntos por el Cambio estuvo en la última semana al límite de la división formal. Cabe recordar que el 14 de junio es la fecha límite para formalizar las alianzas y el 24 del mismo mes para presentar las candidaturas. El enfrentamiento entre Larreta y Bullrich, detonado por la intención del primero de incorporar al gobernador Schiaretti a Juntos por el Cambio, fue el hecho que llevó a la principal coalición opositora al borde de la ruptura. Bullrich rechazó la propuesta, considerando que perjudicaba las posibilidades de su fuerza en la elección provincial cordobesa, que se realiza el 25 de junio. El candidato a gobernador de Juntos por el Cambio exigió que se suspendiera el proyecto de alianza con el gobernador justicialista local, con el cual se enfrenta electoralmente. El ex presidente Macri tomó partido abiertamente por Bullrich. Ésta cerró la semana diciendo que la llegada de Schiaretti era un tema totalmente terminado. Larreta, por su lado, manifestó que él va a seguir trabajando para incorporarlo. La inclusión a Juntos del economista José Luis Espert fue una satisfacción a la pretensión de Larreta de ampliar la coalición, pero de menor relevancia frente a la frustrada de Schiaretti. Pero la gravedad del conflicto la puso en evidencia una firme aliada de Larreta que lo fue en el pasado de Macri, Elisa Carrió, quien sostuvo que Macri y Bullrich intentan llevar adelante un “ajuste brutal de la clase media”, lo que va a derivar en “una represión indiscriminada para imponer orden, lo que hará que terminemos con delitos de lesa humanidad”. No será fácil que los sectores en pugna mantengan la cohesión necesaria para gobernar en un momento difícil si ganan la elección. El 12 de junio realiza su convención nacional la Unión Cívica Radical, que intentará mantener su unidad por encima de las divisiones internas que generan los apoyos a Bullrich por un lado y a Larreta por el otro

En el oficialismo, Cristina Kirchner piensa definir las candidaturas el 20 de junio, cuatro días antes de que venza el plazo legal para ello. Antes, el 14 de junio, vence el plazo para las alianzas. Cambiaría el nombre de su fuerza política actual: abandonaría el de “Frente de Todos”, que quedaría ligado a una gestión de gobierno fracasada, como considera fue la de Alberto Fernández. El ministro de Economía, Sergio Massa, reunió a su fuerza política, el Frente Renovador, el 10 de junio. Retrocedió en su pretensión de ser candidato en las PASO sin tener ningún competidor. Ahora aceptó competir, aunque enfrente adversarios internos. Pero la duda que queda es, si no es nominado candidato por la Vicepresidenta, si aceptará seguir dentro del Gobierno. Respecto a su eventual candidatura presidencial, pareciera incompatible con el ejercicio del Ministerio de Economía en un momento crítico. Pero puede suceder que vuelva a retroceder y acepte continuar, aunque no sea nominado candidato. Difícilmente avance a competir con un candidato que represente a la Vicepresidenta. Ella mantiene su duda, dado que su opción preferida, que es el ministro del Interior, Wado de Pedro, para presidente, todavía tiene niveles de conocimiento bajos. Su segunda opción es el gobernador de Buenos Aires Axel Kicillof. Las reservas de Cristina Kirchner siguen siendo importantes respecto a la lealtad política del ministro de Economía. El oficialismo ve con esperanza la crisis que se desarrolla dentro de Juntos por el Cambio. Es que, si se produjera una división en esta fuerza, pasa a ser posible una segunda vuelta entre el kirchnerismo y Javier Milei. Es la opción deseada por Cristina Kirchner, quien fijó el objetivo de su fuerza en llegar a la segunda vuelta.

Milei se consolida como tercer espacio competitivo, mientras que las elecciones realizadas el domingo 11 de junio reflejaron la mencionada descomposición política. Juntos por el Cambio ha perdido intención de voto en las últimas semanas por sus divisiones, y ello ha beneficiado a Milei. El electorado se divide ahora en tres tercios equivalentes. Queda la duda de qué capacidad tiene el candidato libertario de organizar la estructura de fiscales para sostener su esfuerzo electoral. Respecto a su eventual triunfo, genera preocupación e incluso aversión tanto en la Administración Biden como en sectores del empresariado local. En cuanto a los resultados electorales, en la elección a gobernador en Tucumán se impuso el oficialismo local, alineado con el gobierno nacional. En San Luis, en cambio, perdió el gobierno provincial que ejerce Alberto Rodríguez Saá, alineado también con el gobierno nacional, que fue derrotado por una coalición integrada por el PRO, la UCR, un partido local, y un sector del justicialismo liderado por Adolfo Rodríguez Saá, hermano del primero. En Corrientes se impuso por amplia ventaja la lista de legisladores provinciales del gobernador radical Gustavo Valdés -la elección de gobernador se realiza dentro de dos años-. En Mendoza, las PASO provinciales fueron ganadas por el radicalismo liderado por Alfredo Cornejo y el gobernador Rodolfo Suárez, quedando en segundo lugar la disidencia de Juntos por el Cambio, encabezada por el diputado Omar De Marchi.

En conclusión: la Argentina vive al mismo tiempo un proceso de descomposición económica y política que plantea interrogantes respecto a la gobernabilidad del próximo periodo; Juntos por el Cambio se encontró en los últimos días al borde de la ruptura, con un enfrentamiento ideológico que es cada vez más fuerte entre Larreta y Bullrich, apoyada por Macri; en el oficialismo, dominado por el kirchnerismo, Massa no logró imponer su candidatura única en las PASO, mientras que la Vicepresidenta definiría su candidato el 20 de junio; por último, Javier Milei sigue consolidando su candidatura como tercer espacio competitivo, al mismo tiempo que los comicios del 11 de junio en cuatro provincias confirman la descomposición política.

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