La Amazonia, prioridad de Brasil

Por Rosendo Fraga.

Al iniciarse el segundo semestre del año tendrá lugar el operativo militar Operación Core 23 en Brasil, con participación de fuerzas estadounidenses. Se desarrollará en los estados norteños de Amazonas y Amapá. Son el resultado de la actualización sistemática de acuerdos bilaterales de defensa entre los dos países, vigentes desde los años 30 del siglo XX. Durante la presidencia de Jair Bolsonaro, en este marco se firmó un acuerdo de cooperación en la base del Comando Sur de Miami. A consecuencia del mismo, entre el 30 de mayo y el 1° de junio se realizará en Brasilia el primer seminario internacional de doctrina militar terrestre, en el cual habrá también participación de los principales países de la OTAN. Cabe señalar que en el periodo en el cual Bolsonaro y Trump ejercieron simultáneamente la Presidencia, Brasil presentó su solicitud para ser “socio global” de la OTAN, estatus que sólo tiene Colombia en América Latina. El presidente Lula parece fluctuar entre el alejamiento geopolítico de Estados Unidos y el mantenimiento de las relaciones de cooperación. La posición del gobierno brasileño frente al conflicto de Ucrania confirma el mantenimiento de esta suerte de ambigüedad. Brasil intenta mantener una posición neutral y jugar un rol de mediador. Pero en los hechos no resulta fácil, porque las potencias occidentales no dan margen para ello, debido a que asumen que la neutralidad implica apoyar a Rusia. Además, la actitud asumida frente al régimen de Maduro lo aleja de Estados Unidos.

Pero en las relaciones militares internacionales de Brasil juega un rol fundamental la región de Amazonia. A comienzos de mayo, un oficial retirado de la Marina, afiliado al PDT que lidera Ciro Gomes (un centroizquierdista moderado), criticó los ejercicios conjuntos realizados en el pasado, de los que participaron 300 hombres de las Fuerzas Armadas estadounidenses, y planteó que “Brasil debe exigir reciprocidad porque Estados Unidos tiene pocas oportunidades de entrenarse en un ambiente selvático como el nuestro”. En 2017, otro militar retirado dijo en un reportaje: “Las naciones hegemónicas necesitan tierras fértiles y habitables, materias primas y recursos naturales como el agua, el petróleo o la biodiversidad. Esto es histórico e inexorable”. Añadía también que “los países centrales anhelan, además, lugares para la instalación de bases militares y de lanzamientos aeroespaciales, para la proyección internacional de su poderío bélico”. Para el próximo mes de octubre está previsto que nuevamente 300 hombres de las fuerzas estadounidenses ingresen a la Amazonia. En 2017, en la triple frontera donde convergen Brasil, Colombia y Perú, se realizó un ejercicio conjunto que se llamó Amazong17. Los estadounidenses llegaron a Tabatinga, en el corazón de la mayor reserva de biodiversidad del mundo. Cabe señalar que un ex comandante de la OTAN, el almirante estadounidense James Stavridis, caracterizó a Brasil como “una amenaza para la seguridad climática de Estados Unidos”.

La actividad de espionaje ha sido un factor de tensión en la relación militar entre Brasil y Estados Unidos. Medios militares sostienen que recientemente tuvieron lugar vuelos de espionaje realizados por aviones Boeing WC-135R, que sobrevolaron la costa brasileña en dos oportunidades. Cabe recordar que en 2015, cuando gobernaban Dilma Rousseff y Barack Obama, la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) controló los correos electrónicos y las comunicaciones telefónicas de la entonces presidenta de Brasil. Hubo una enérgica protesta diplomática y el embajador estadounidense fue convocado a la cancillería brasileña. La información provenía de los documentos filtrados por el ex agente estadounidense Edward Snowden y difundidos por la TV Globo. La posibilidad de espionaje estadounidense sobre la Amazonia es considerada una amenaza por sectores militares brasileños. En forma anónima, una fuente militar dijo que “en caso de conflicto, ya tienen mapeada la ubicación: toda misión militar en tiempo de paz fuera del país tiene como objetivo secundario el propósito de la toma de datos para un posible conflicto”. No es sólo un problema de cooperación mal correspondida. La multipolaridad impulsada sobre todo por China y Rusia, y a la que apoya con limitaciones Lula, es un factor que incide en ello. Cabe señalar que entre las preocupaciones también está la base militar francesa en la Guyana. Es que Francia ha tenido una posición muy crítica a la política brasileña para preservar la Amazonia. 

A ello hay que agregar que la cooperación en materia de industria e investigación para la defensa entre Washington y Brasilia, es problemática. Intentos brasileños para que Estados Unidos adquiera aviones de las empresas Avibras y Embraer no han tenido resultado. Tal es el caso del avión Supertucano, que Estados Unidos desestimó comprar tras pruebas y negociaciones. Pese a ello, Brasil en América Latina es el segundo comprador de material militar estadounidense detrás de México. Cabe recordar que en 2003, cuando Lula asumió por primera vez, interrumpió el uso compartido con Estados Unidos de la estratégica Base Aeroespacial de Alcántara, en el estado de Maranhao, pero el gobierno de Michelle Temer retomó ese proyecto. Las relaciones militares de Brasil con China no han tenido un desarrollo significativo. El hallazgo de petróleo en el estado de Amapá plantea un nuevo conflicto. Los sectores de la coalición gobernante que priorizan la defensa del medio ambiente se oponen a la explotación de hidrocarburos en el Amazonia. Coinciden con la posición genérica del G7, que exige preservar sin limitaciones la selva amazónica. Cuando el presidente brasileño asistió como invitado a la Cumbre del G7 realizada en Hiroshima (Japón), puso especial énfasis en su compromiso con la defensa del medio ambiente. Fue particularmente enfático en la reunión que mantuvo con el primer ministro australiano Anthony Albanese. Sin embargo hay contradicciones. Las potencias occidentales que fueron muy críticas respecto a las políticas de Bolsonaro en el Amazonia -permitió avanzar en la deforestación-, apoyaron a Lula por su compromiso ambiental. Pero hoy ven que no es tan así.

En conclusión: pese a la ambigua posición que Lula tiene frente a Estados Unidos, en el segundo semestre de 2023 se realizarán en Brasil ejercicios militares combinados con fuerzas estadounidenses en la Amazonia; si bien los mismos se realizan desde los años 30 y tuvieron lugar durante los gobiernos de Lula, la relación militar con Washington genera reparos dentro y fuera de las Fuerzas Armadas; la preocupación central en el ámbito militar es que la política del mundo occidental respecto a la Amazonia genere una pérdida del ejercicio de la soberanía efectiva sobre dicha región; por último, la producción y venta de sistemas de armas es otro punto de fricción, ya que Brasil no ha logrado vender equipos a Estados Unidos, pese a ser su segundo comprador en América Latina después de México.

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